CAPÍTULO 22

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Ahora para no contaros lo monótona pero entretenida y feliz que se habían vuelto nuestras vidas, os contaré los hechos más importantes para mí y que siempre guardaré su recuerdo.

Estaba de 4 meses ya y hoy era mi cumpleaños. Me desperté con el aroma a tortitas en la habitación, miré hacia los lados y vi a Harry con una bandeja con el desayuno.
- Feliz cumpleaños, pequeña - dijo sentándose a mi lado.
- Gracias, cariño - sonreí.
- Tengo muchos planes para hoy.
- Ya te has gastado dinero - suspiré.
- Es una ocasión especial y tú lo hiciste con el mío así que no te quejes y desayuna.
Desayuné y nos vestimos. Salimos de casa y me llevó al puerto de Valencia.
- ¿Vamos a montar en barco? - dije sorprendida.
- Sí, por algo hay que empezar.
Fuimos a uno de los barcos, estaba el capitán que nos saludó y arrancó. Harry y yo íbamos fuera donde podíamos ver todo y me llevaba agarrada de la cintura. Nos estuvimos haciéndonos fotos y riendo pero solo había alquiler por 2 horas así que se nos acabó pronto pero fue muy bonito.
- ¿Podemos ir a la playa? - le pregunté volviendo al coche.
- Vale, no estaba en los planes pero podemos ir.
Fuimos a la playa y nos sentamos en la arena. Me puse entre las piernas de Harry y me pasó sus brazos por la cintura. Me encantaba la playa y la paz que me transmitia pero junto a Harry mejoraba era mucho mejor. Hacía fresco y al rato de estar allí empecé a sentirlo.
- Vámonos - dijo Harry al verme tiritar.
- Quiero quedarme.
- Tienes frío, Anna, vámonos.
Terminé accediendo y nos fuimos a un restaurante a comer. Cuando acabamos de comer fuimos al aeropuerto aunque no entendía el porqué.
- ¿Qué hacemos aquí? - le pregunté.
- Shh es sorpresa, tenemos que esperar 15 minutos o así.
- ¿A quién?
- Luego lo veras, tú espera.
Una de las veces que aterrizó un avión y salió todo el mundo, vi a mis padres que se acercaban a nosotros y yo salí sola sin decirles nada. No tardaron en salir los 3 detrás de mí. Harry me cogió del brazo y me acarició la mejilla.
- Lo han hecho por ti - me dijo.
- No les quiero ver.
- Teneis que hablar e intentar solucionarlo.
- No hay nada que hablar, Harry, tú lo viste.
- Vale, como quieras.
Fuimos al coche pero ni crucé palabras ni miradas con ellos. Mi cumpleaños se acaba de torcer del todo.
Llegamos a casa y me fui a mi habitación. Me pasé toda la tarde sola, llorando y leyendo para entretenerme un poco.
A la hora de cenar bajé porque no me quedaba otra opción. Cenamos, mis padres intentaban hablar conmigo pero no les hacía caso.
- Anna, ¿podemos hablar? - me dijo mi madre cuando acabamos de cenar.
- No hay nada que hablar, creo yo.
- Claro que hay que hablar, nos pasamos ese día y lo siento. Es tu vida y tú decides así que lo sentimos de verdad, se nos cruzaron los cables y nos pasamos mucho, lo sentimos.
- Vale - dije cortante.
- No lo dices de verdad, te quiero y odio que estemos así porque eres mi hija y quiero que cuentes conmigo y que me tengas como apoyo.
- No puedo volver a confíar en vosotros de un día para otro, lo siento.
- No pasa nada, lo entiendo, pero ¿nos darás otra oportunidad?
- Sí.
Nos abrazamos y estuvimos un rato hablando hasta que nos fuimos a dormir. Me tumbé con Harry que me abrazó y me acurruqué en sus brazos.
- Me alegro de que lo hayais arreglado.
- Yo un poco también, gracias.
- No las des - sonrió.
Me dio un beso en la cabeza y me dormí.

Hoy hacía 5 meses de embarazo y Harry me dijo que hoy podríamos conocer el sexo del bebé. Estaba muy nerviosa por saber que era. Quería una niña pero si venía un niño le iba a querer igual. Nos despertamos temprano como siempre y fuimos al trabajo. Estuvimos pasando consulta hasta las 3 que era a la hora que acababamos siempre.
- Es tu hora - dijo Harry con una sonrisa.
- Sí - sonreí.
Me tumbé en la camilla y Harry me hizo la ecografía.
- ¿Qué es? - me pregunté ansiosa.
- Una niña - me dijo con una sonrisa.
Me limpió la tripa y me dio un abrazo fuerte.
- Os amo muchísimo - me susurró al oído.
- Y nosotras a ti - le susurré.
Recogimos la consulta y volvimos a casa. Comimos y me tumbé en el sofá como solía hacer. Harry se sentó a mi lado y puse la cabeza sobre sus piernas.
- Tenemos que pensar nombre - le dije.
- ¿Quieres pensarlo ahora?
- Sí, bueno tengo uno, siempre he querido llamar a mi hija así pero a lo mejor no te gusta.
- ¿Cuál es?
- Melanie.
- Es muy bonito - sonrió.
- ¿En serio? Podemos pensar otro, no hay problema.
- Es bonito, Melanie Styles, suena bien.
- La verdad es que sí - sonreí y me senté a su lado - tenemos algo que celebrar, ¿no crees?
- ¿Salimos a pasear para celebrarlo?
- Nooo, de otra forma - dije dándole besos en el cuello.
- Mmm ya veo por donde vas.
Me tumbó en el sofá y se puso encima mío. Nos fuimos desnudando mientras que nos besabamos. Fue bajando los besos hasta mi entrepierna y me dio besos ahí. Me mordió el clítoris provocando mis gemidos. Me metió los dedos mientras que su lengua jugaba con mi clítoris.
- Me corro... - dije gimiendo.
Paró antes de que me corriera, se lamió los dedos y me penetró. Empezó a dar embestidas rápido y fuerte mientras que gemíamos. Al poco nos estabamos corriendo gimiendo nuestros nombres.

Al día siguiente, teniamos fiesta en el trabajo así que lo aprovechamos para dormir. Hasta las 12 no nos despertamos aunque nos quedamos un rato más en la cama entre besos y abrazos. Cuando nos levantamos hicimos la comida y comimos.
- ¿Preparamos la habitación? - dije ilusionada.
- Claro, vamos ahora.
Salimos de casa y fuimos a comprar la pintura de la habitación y los muebles. Volvimos a casa y montamos la habitación de la niña.

 Volvimos a casa y montamos la habitación de la niña

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- Me encanta- dije cuando acabamos la habitación.
- Sí, nos ha quedado muy bien y la va a encantar.
- No creo que se entere mucho - me reí.
- Nunca se sabe eso - me sacó la lengua.
Le empecé a hacer cosquillas y él también me las hizo a mí. Me empecé a reír.
- Harry... para... - dije entre risas.
Paró y me dio un beso. Fuimos a la cocina, hicimos la cena y cenamos. Nos sentamos en el sofá y vimos una película que echaban en la televisión. A mi no me hacía mucha gracia asi que me quedé dormida. Cuando la peli acabó Harry me llevó a  la cama y se durmió abrazándome.

Pasaron los meses muy rápido, hace una semana que salí de cuentas así que Harry y yo estabamos muy nerviosos por lo que podría pasar en un momento a otro. Harry volvió a casa del trabajo como en los últimos meses, yo no tabajaba porque me dio la baja para poder descansar. Comimos juntos y me eché la siesta en el sofá con la cabeza en el hombro de Harry y él con su mano en mi tripa. Era mi único momento de descanso porque por la noche la niña no me dejaba dormir.
Al rato me desperté con dolor horrible en la tripa e hice una mueca.
- ¿Estás bien? - dijo Harry preocupado.
- Me duele la tripa.
- Ya quiere salir entonces - sonrió.
- Supongo - me quejé.
Me cogió en brazos y me llevó a la cama. Me quitó los pantalones y me revisó.
- Todavía no estás muy dilatada, vamos a esperar en casa un par de horas para no hacerlo en el hospital.
- Vale.
Se quedó a mi lado contándome cosas para que me olvidara del dolor.

Kamasutra (segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora