El hechicero de hielo

4. NUESTRO ADIÓS Y LA SOLEDAD A LA QUE NO DESEO REGRESAR

Víctor

Ya no podía prolongar más su estadía aquí, a pesar de que es un sueño, no puede durar para siempre, además extraña a su familia, y estos no saben nada de él, he decidido que lo llevare yo a su hogar, así sabré donde vive, además así llegare a conocer a sus padres, a mi suegros.

Después de pasar estos días de convivencia, el pensar a regresar a esta soledad, me duele el alma, bueno mi nombres es Víctor Nikiforov, del clan del hielo y cuento con un pasado horrible.

Mi clan pertenecía al reino del agua... vivíamos en una montaña completamente congelada, y bajo esta se encontraba el mar... Nuestra habilidad, era envidiada por otros clanes, y otros reinos, pues manejábamos el hielo, desde crear objetos, crear bloques o congelar y descongelar objetos a voluntad.

Mi familia era de las más poderosas, ya que mi madre utilizaba el don del agua y el viento, una mezcla muy rara, ya que poseía genes del país del viento. Y mi padre la habilidad de cambiar el estado del agua, evaporarla, congelarla o descongelarla.

Nuestra familia dentro de él clan era especial, ya que con la muerte de algún miembro de nuestra familia, los descendientes más cercanos heredaban sus habilidades, volviéndonos fuertes y más sabios.

Eso hacía a nuestro clan, en especial nuestra familia por poder heredar poderes, un posible peligro y además la familia Nikiforov practicaba la hechicería.

Ya sea por la envidia, o por el miedo ante alguna revolución o un golpe de estado, decidieron de la manera más cruel el destino de un clan que era pacifico.

Una noche en la que la aurora iluminaba de la manera más bella el cielo nocturno, la misión era acabar con el clan del hielo, y como principal objetivo la familia Nikiforov.

Todos lucharon en una batalla en la que nuestro propio reino nos traicionaba, gritos desgarradores invadían mis tímpanos, el olor de la sangre, me mareaba, el llanto agonizante de niños, ancianos, mujeres, y los hombres que aun daban pelea, destrozaron la inocencia de un niño de tan solo 5 años de vida, que antes era alegre.

Luego me encontré en un charco lleno de la sangre, creado con la sangre de mi familia, aún era un niño y tenía miedo, hasta que oí a mi padre y a mi madre que me llamaban, seguí el sonido de su voz. Los vi, mis padres que llevaban antes unas vestimentas blancas que era tradición del clan, ahora teñidas de rojo, intente gritar por ayuda pero mi madre me tapo con sus manos mi boca.

Ella me paso un diamante hecho de hielo y completamente rojo, y me dijo que contenía la sangre de todo mi clan, recito un hechizo, que hizo que cada parte del cristal se hiciera pequeño, y se incrusto en mi espalda, creando una figura en mi espalda, era un dragón, y dijo que llevaría esto por toda mi vida, que un día cuando encontrara a mi pareja destinada, las almas de mis antepasados nos protegerían, y reencarnarían en las crías que yo tuvieran, luego pequeñas luces me rodearon, eran los espíritus de mi clan todos pedían justicia, y que yo era la esperanza para la restauración del clan, era la esperanza para que no fuéramos un clan extinto.

Luego de eso, mi sangre hirvió de odio, impotencia y coraje, destroce a cada guerrero que lucho para acabar con mi clan. Me convertí en el miedo de las naciones, solo un reino no lucho para la exterminación de mi clan, y fue el de los animales y la naturaleza, ya que estos estaban a favor de la vida y la paz.

Luego de acabar con los bastardos que acabaron con mi gente, me escape con la poca fuerza que poseía, al Reino de la Naturaleza, ya que había una montaña famosa por ser la más grande y llena de nieve, y así en la soledad viví, con la única compañía de Makkachin, quien lo encontré de bebe, cazadores habían acabado con su familia. Yo lo protegí y vengue acabando con los cazadores, desde ese momento luego de la masacre nadie se acercó a las montañas, solo algunos que escapaban de la justicia, o buscaba cruzar la frontera, o guerrero que me buscaban para matarme, nadie salía con vida si se encontraba conmigo.