Pasado trágico

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Una vez que Connor había llegado a la hacienda, subió a Nahimana a uno de los cuartos desocupados de la casa y la acostó en la cama. La joven estaba inconsciente y sudando por la fiebre que le había causado el tajo en el brazo.

Connor rasgó la manga de la túnica de Nahimana dejando la herida al descubierto, desinfectó la herida y la cubrió con vendas, el joven salió un momento de la habitación para traer paños fríos para la fiebre, cuando regresó al cuarto puso los paños en la frente de la joven para que la fiebre le bajara, Nahimana estaba delirando y diciendo palabras sueltas que Connor, pese a que no la conocía, la entendía perfectamente, Nahimana solo repetía dos palabras una y otra vez, mi tribu y traición.

Pasaron varias horas desde que llegaron del fuerte y Connor, que estaba sentado en una silla junto a la cama apoyó su cabeza en esta y se rindió al sueño quedandose dormido junto a Nahimana, por un momento no se oía absolutamente nada, solo se oían las ramas de los árboles que chocaban entre sí a causa del viento que soplaba.

Nahimana comenzó a sollozar en sueños y Connor se despertó inmediatamente, le quitó el paño de la frente y se lo cambió por otro mojado, cuando fue a ponerle el paño en la frente Nahimana se levantó rápidamente quedando sentada en la cama, mirando al frente con el corazón encogido por haber estado llorando en sueños.

-- Nahimana, ¿cómo te encuentras? creí que nunca despertarías -- le dijo Connor en tono preocupado, este se volvió a sentar en la silla junto a la chica.

-- He estado mejor, ¿qué pasó? -- le preguntó la joven acomodandose en la cama.

-- Te desmayaste a causa de la herida, fue por mi culpa, si hubiera estado más atento a al que venía por detrás no te hubiera pasado nada ... lo siento mucho Nahimana. -- le respondió Connor con una mezcla de culpa y enfado -- el herido debería de haber sido yo y no tú ...

-- No fue tu culpa, Ratonhnhaké:ton ... tu estabas luchando y ese soldado fue un cobarde por atacar por la espalda, además fue por decisión mía que me interpusiera entre ambos, si no lo hubiera hecho tú ... -- la joven miró hacia abajo y se calló por unos segundos -- lo hice porque quise, tu me estabas ayudando y no permitiría que te pasara nada.

Tras decir esto, Connor que estaba mirando hacia el suelo, puso rapidamente su vista en la joven, nadie le había dicho nunca lo que ella le acababa de decir,  "no permitiría que te pasara nada" esas palabras aún resonaban en la cabeza de Connor, había ido muchas veces a misiones peligrosas, pero nadie se preocupaba de su seguridad mientras las realizaba, hasta ahora.

-- Gracias, Nahimana. -- le dijo el joven mirandola fijamente a los ojos, Nahimana también estaba mirando a los ojos de Connor, eran marrones oscuros, estaban cansados y tenían un brillo triste, como si hubiera sufrido, ahora que lo pensaba, nunca lo había visto sonreir desde que lo conoció, solo una pequeña sonrisa que apenas se apreciaba.

Nahimana se notó la cara mojada y se llevó una mano hasta esta, se quedó callada al ver que había llorado, nunca lloraba delante de nadie, siempre se aguantaba pero esta vez alguien la había visto, se puso tensa, no quería demostrar debilidad por nada. Connor se había dado cuenta del gesto de la joven.

-- No es malo llorar, Nahimana, es una forma de desahorgase, todo el mundo necesita llorar a veces, incluso yo he llorado muchas veces por mi pasado, por mi tribu ... por mi madre ... -- se hizo el silencio por unos minutos hasta que Nahimana lo rompió

-- El pasado siempre estará con nosotros, es parte de nosotros, es la causa de lo que somos -- afirmó la joven -- mi tribu era prospera, no nos enfrentabamos entre nosotros, vivíamos en paz y armonía ... hasta que vinieron ellos ... nos corrompieron. Los casacas venían a nuestra tribu a intentar negociar sobre nuestras tierras, algo nuestro desde siempre, ellos tenían sus tierras de donde venían, pero querían más, nos querían quitar las nuestras todo por poder y dinero. Mi tribu siempre se oponía a las ofertas que nos hacían los soldados, no queríamos dejar lo nuestro, era nuestro hogar, donde habían crecido generaciones de los nuestros.

Mis padres trabajaban la tierra y hacían que dieran sus frutos para poder alimentarnos, un día vivieron otra vez los soldados pero esta vez no preguntaron por las tierras sino por el fruto, en ese momento no sabíamos como se habían enterado del artefacto pero mi tribu fingió no saber de que hablaban y los casacas se fueron sin más, aquello me resultó extraño pues las conversaciones siempren acababan en gritos y amenazas, pero esta vez no.

Esa misma noche ví a unos cuantos de mi tribu dirigirse hacia la entrada de la tribu, así que decidí seguirlos, me escondí tras unos arbustos para que no se dieran cuenta de mi presencia, y allí estaban, un grupo de mi tribu haciendo tratos con los casacas, ellos fueron quien les hablaron del Fruto, acto seguido corrí de nuevo hacia mis padres para alertarlos de lo que había oido ... -- la voz de Nahimana se quebró -- pero ya era demasiado tarde ... los casacas mataron al grupo de mi tribu con los que estaban haciendo tratos ... luego tras oir los disparos todos despertaron y corrieron a defender los nuestro ... ellos tenían armas de fuego y nosotros hachas y herramientas del campo ... cuando encontre a mis padres me digeron que protegiera el Fruto, que fuera a buscarlo y lo escondiera, que no me preocupara por ellos.

Yo no quise dejarlos pero en ese momento una bala alcanzó a mi padre cayendo delante de mí al suelo y acto seguido otra a mi madre, no pude decirles nada a ninguno de los dos, lo único que me digeron era que protegiera el Fruto y así lo hice ... lo busqué y lo encontré en una cueva que se había formado tras una cascada. A partir de ese día juré sobre la tumba de mis padres proteger el artefacto con mi vida si era necesario. Y eso es lo que he estado haciendo.

Nahimana terminó de hablar y se quedó callada mirando hacia abajo, Connor se quedó mudo ante ello, él no era el único que había sufrido por los casacas, estos habían hecho masacres con casi todas las tribus que existían y la de ella no iba a ser una excepción. Connor miró hacia la joven y vió que las lágrimas recorrían su rostro, este pusó su mano en la barbilla de la joven haciendo que mirara hacia él, Nahimana se veía vulnerable, no como él la había conocido, esta era verdaderamente ella, una joven que había luchado y sufrido por culpa de otros.

Nahimana estaba mirando fijamente a los ojos de Connor, no se sentía avergonzada de llorar delante de él, sentía que con él podía ser ella misma, que no la lastimaría todo el mundo hacía, su corazón comenzó a latir rápido, nunca le había pasado con nadie, es más para ella esa sensación era nueva, nunca le había pasado antes, Connor se sentó en la cama junto a ella, envolvió con sus manos el rostro de la joven y con sus dedos secó las lágrimas que caían por el rotro de la joven.

-- No sufras más, Nahimana, se lo que es pasar por lo que tú has pasado, mi tribu fue incendiada por los casacas y ví como las llamas envolvían a mi madre ... no pude hacer nada para salvarla ...

La joven puso una de sus manos en el rostro de Connor -- No suframos más Ratonhnhaké:ton -- Nahimana le sonrió un poco a Connor y este atrajo el rostro de la joven hacia el suyo uniendo sus labios torpemente a los de Nahimana pero pronto sus labios encajaron perfectamente como si estubieran hechos para estas unidos a los de ella, era un beso cálido y sincero, nunca había besado a nadie, nunca había sentido ese sentimiento por nadie ecepto por Nahimana.

Memories of DavenportDonde viven las historias. Descúbrelo ahora