Esperanzas

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Nahimana acabó aceptando hablar con Connor aunque no muy convencida de ello, pensó que si no hablaba con él no la dejaría nunca, además no perdía nada por escucharlo. Se habían marchado de la aldea, Nahimana había insistido en que si quería que hablaran sería fuera de esta, Connor la había ayudado a ella y su tribu a luchar contra los casacas pero no se fiaba de él, no lo conocía.

Una vez salieron de la aldea caminaron un largo trayecto, Connor no se quejó pues Nahimana le había impuesto esa condición si querían que hablaran debían de ir lejos de la aldea y el joven acepto sin rechistar.

Cuando pararon Connor no se lo podía creer, el lugar donde lo había llevado, era la misma cueva donde una vez entró para resguardarse de una tormenta y al poco tiempo también entró Nahimana, aunque esta se fue antes. Nahimana paró y se volvió para mirar a Connor y vio que este estaba sonriendo

--¿ Qué te hace tanta gracia? ¿Por qué sonríes así? – le exigió la chica en tono cortante

--Lo siento, -- se aclaró la garganta – este sitio me trae recuerdos agradables – le dijo sin dejar de sonreír, verle la sonrisa a Connor era muy extraño pero el indígena no lo podía evitar cuando se trataba de Nahimana, era como si su rostro se moviera solo, como si fuese una reacción a ella o a algunos de sus recuerdos en los que estaba presente.

--Bueno, ¿de qué querías hablar? Espero que valga la pena el tiempo que estoy perdiendo contigo – le dijo a Connor lanzándole una mirada con el ceño fruncido, a Connor lo destrozó por dentro, tanto las palabras como su mirada, tan fría y distante.

-- Si te cuento esto, tal vez no me creas, eso será lo más seguro y tal vez te vayas en cuanto termine de hablar, pero necesito contártelo todo, necesito que me ayudes ... tu eres mi última esperanza ... para recuperarte de nuevo – estas últimas palabras las dijo en un susurro tan bajo que Nahimana no se enteró – bueno te lo voy a contar todo pero por favor escucha y no me interrumpas, si me quieres preguntar algo, que lo harás, espera a que acabe de hablar.

--Está bien no te interrumpiré, puedes comenzar – le respondió la joven, Connor dejó salir un suspiro y comenzó a contar todo lo que le había ocurrido, cuando era pequeño y perdió a su madre, como se hizo asesino, como fue tras los templarios y mató a su padre, que era el cabecilla, como la conoció a ella y lo que significaba para ella y cómo la joven le pidió que protegiera el Fruto, se lo contó todo rápido y detallado. A medida de que iba avanzando con su historia la cara de Nahimana iba cambiando, cuando comenzó la joven tenía el ceño fruncido, luego poco a poco iba alzando las cejas hasta que su cara era de asombro, pero le volvió a cambiar la mirada cuando le contó que la conocía, que la quería y ella a él y que le pidió ayudarla con el Fruto.

Connor estaba acabando de contarlo todo y no sabía que expresaba la cara de la joven, estaría enfadada, se iría y no lo querría ver más, si algo de eso sucedía ya no podría volver a su realidad, no podría verla más ni en esta realidad ni en la suya. El joven estaba corriendo un riesgo que había aceptado correr, cuando termino de hablar se calló, esperando a que la joven reaccionara.

Nahimana que tenía la mirada clavada en el suelo, levantó su cara y miró a Connor a los ojos, abrió la boca como si fuese a decir algo pero de su boca no salió ningún sonido y volvió a cerrarla, pasó junto a Connor y siguió caminando, dejando al joven allí detrás mirándola, la chica no pudo evitar ver la desesperación en los ojos de Connor cuando pasó por su lado esto la hizo pararse y se dio la vuelta volviendo a mirar a Connor.

--Mañana, aquí al atardecer – dijo la joven a Connor, este se quedó mudo y puso cara de confusión – mañana encuantrate aquí conmigo al atardecer, no sé si creerte o no, sé los poderes que posee el Fruto, pero nunca ha pasado nada parecido como esto, es la primera vez que pasa algo así y no sé qué pensar, dame tiempo para asimilar todo lo que me has dicho.

--Gracias, Nahimana – la joven lo miró extrañado – te las doy porqué pensé que no me darías ninguna oportunidad de pensarlo siquiera, pensé que te irías sin decir nada.

--Todavía no he decidido nada, no creo que debas dármelas todavía sin saber lo que te vaya a decir

--No me importa lo que digas mañana, te quiero dar las gracias por haberlo considerado, eso significa mucho para mí.

Tras terminar de hablar, Nahimana se volvió y se fue por donde habían venido juntos y Connor se quedó allí viendo como la silueta de Nahimana desaparecía entre las sombras del bosque, hasta que la perdió completamente de vista. Connor se quedó allí en silencio un largo rato, necesitaba estar solo por un momento con sus pensamientos, estaba feliz de que Nahimana se lo pensará, creía que iba a ir todo peor, pero eso no quitaba de que al día siguiente no lo ayudara y le diera la espalda.

Al cabo de unos minutos Connor se fue de allí hacia donde se encontraban sus padres, no sabía si iban a pasar más tiempo juntos o su despedida estaba más cerca de lo que el pensaba.

Memories of DavenportDonde viven las historias. Descúbrelo ahora