Comienzo

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Habían pasado dos días desde que aquella chica misteriosa salvó a Connor de la emboscada.

En esos dos días, Connor no podía dejar de pensar en la mirada de la chica, una mirada fría y solitaria, se había quedado con curiosidad sobre la joven, ese era un pensamiento desconocido en él, nunca había mostrado esa clase de interés por nadie.

Al tercer día decidió salir al bosque, fue por los alrededores por donde se había topado con la chica pero no la vio. Ya que estaba en el bosque decidió ir a su aldea, estar allí lo despejaría, siempre lo hacía.

La aldea estaba casi desierta, nunca se verá otra vez como la que un día fue, poblada por gente pacífica sin buscar problemas con nadie, tenía cosechas en sus tierras, las risas de los niños ... la voz de su madre diciendole que no se fuera muy lejos a jugar ... este último recuerdo hizo que a Connor se le cristalizaran sus ojos a causa de las lágrimas y provocó un nudo en su garganta, pero como pudo aguantó el dolor y no lloró.

Ya era casi de noche y Connor decidió que ya era hora de regresar a la hacienda, cuando iba por el bosque se vio atrapado por una tormenta, el viento soplaba fuerte y lo empujaba, la lluvia no le dejaba ver el camino, así que decidió buscar refugio en una cueva que había cerca de donde se encontraba. 

La cueva era húmeda y fría, estaba oscura y apenas se podía ver nada, Connor se sentó en el suelo apoyando su espalda en las paredes rocosas de esta, al poco tiempo de estar en la cueva, vio como una silueta se movía fuera, parecía que se aproximaba a donde se  encontraba el, probablemente sería otra persona como el, sorprendido por la repentina tormenta.

Cuando la persona de afuera entró en la cueva, Connor se quedó perplejo, era aquella chica, la que le había salvado. La joven al verlo allí en la cueva se sorprendió, no creía que hubiera nadie allí, esta se dio la vuelta para irse pero Connor inconscientemente la agarró por el brazo y la retuvo 

-- ¡Espera por favor! -- al darse cuenta de que la había aguantado apartó rápidamente su mano del brazo de la joven -- Lo siento, no era mi intención.

La joven se quedó callada, solo miraba a Connor, quitó su mirada de este y pasó por su lado adentrandose un poco en la cueva, sentandose donde antes había estado Connor.

-- ¿Qué quieres? ya me agradeciste que te salvara -- le dijo la chica en tono frío.

-- No es nada, solo quiero devolverte el favor de alguna manera, te debo una -- le dijo Connor acercandose lentamente a ella.

-- ¿Cómo te llamas? -- le preguntó la joven.

Connor pareció desconcertado, no creía que le preguntara su nombre, es más no pensaba que fuera a dirigirle la palabra.

-- Me llaman Connor ... -- antes de que pudiera terminar de hablar la joven le interrumpió

-- Ese nombre no, te pregunto por el nombre que te dio tu madre -- le dijo la chica con voz cortante.

-- Te lo iba a decir pero no me has dejado terminar, me llamo Ratonhnhaké:ton, ¿y tú? -- le preguntó el joven.

-- Me llamo Nahimana, nunca olvides tu nombre Ratonhnhaké:ton, no te llamaré Connor. -- le dijo la chica con sus ojos clavados en los de él.

El temporal amainó mientras estaban en la cueva, la joven se levanto y se dirigió hacia Connor, se paró en frente suya sin dejar de mirarlo a los ojos.

-- No hace falta que me busques para devolverme el favor cuando te necesite seré yo la que te busque -- dicho esto Nahimana salió de la cueva y se perdió en la espesura del bosque.

Connor sintió como su corazón se aceleraba un poco mientras contemplaba como se iba la chica, era extraño nunca antes le había pasado nada parecido.



Memories of DavenportDonde viven las historias. Descúbrelo ahora