Luego de las ocho horas aplanando su trasero (más de lo que ya estaba) sentado en la tienda sin hacer absolutamente nada, tomó su chaqueta, su cuaderno, lo poco que le quedaba de buen humor y se dirigió a la casa de su mejor amigo.
Eran las 4 p.m. y debía colgar folletos por la ciudad. Estaban buscando un bajista y guitarrista para su banda "real y seria". Deseaban con toda su alma ser los nuevos Beatles, pero no tenían la creatividad suficiente y sabían que es imposible que existiera una banda que se asemejara al maravilloso cuarteto de Liverpool.
Las audiciones serían en una semana, según los folletos. Spencer le entregó unos 20 folletos a Ryan, eran de un color celeste, casi verdoso, y en ellos se podía leer:
Se busca guitarrista y bajista para banda de rock.
Influencias: the Beatles, David Bowie, the Beach Boys, the Kinks.
Henry St, 1572.
Viernes 14 de marzo a las 2 p.m.
Toca la puerta del garaje y pregunta por Spencer Smith.
(No tenemos instrumentos extra, trae los tuyos o te echaremos.)Ryan observó el papel en sus delgadas manos con el ceño fruncido.
"Spencer, debo trabajar en la librería a esa hora." exclamó con el ceño fruncido.
"Oh, creí que podrías pedirte el día. Ya que tu jefa es tu tía y todo eso..." Respondió mientras pegaba uno de los folletos en un poste de electricidad desgastado.
Margaret nunca dejó que Ryan saliera antes del trabajo. Siempre debía cumplir sus 8 horas de labor, ni siquiera podía salir 1 minuto antes sin que su tía haga un drama. Ella espera que un cliente llegue a último minuto, cosa que nunca ha pasado en sus 2 meses trabajando allí. Maldita vieja con sus malditos horarios.
Ryan suspiró.
"Spencer. Sabes que mi tía es una bruja y que no podré hacer eso. Debemos cambiar los horarios."
"Amigo lo siento, pero yo también tengo cosas que hacer. Sólo debes salir tres horas antes del trabajo" Dijo tranquilo, como si tres horas no fueran nada.
"¿Qué tienes que hacer?" Preguntó desconcertado.
"Eh, nada, solo tengo que hacer unas cosas. Oye, ¿Escuchaste la nueva canción de Pink Floyd?" Trató de evadir el tema.
Ryan lo notó, así que decidió ignorar la conversación anterior. Su amigo estaba comportándose extraño, pero no quería arruinar el momento con interrogatorios.
•••
La luna ya empezaba a salir de su escondite y las estrellas mostraban su suave resplandor en el azulado cielo cuando los muchachos terminaron de empapelar la ciudad. Los focos de la ciudad empezaban a encenderse y había pocas personas fuera de sus casas. En pleno invierno solía anochecer temprano, sólo eran las 7 p.m.
El par caminaba por las calles, sin preocuparse por los autos. Ryan llevaba su bufanda favorita, era roja y su madre se la había regalado a los 14 años. La nariz de su amigo estaba tan roja como su bufanda debido al frío clima de diciembre.
"Ry..." dijo Spencer, tratando de llamar la atención de su amigo? Ya hemos hablado millones de veces sobre esto, pero ¿Ya has decidido qué harás si no lo conseguimos? Nunca has considerado otras opciones, y me preocupas.
Giró su vista a su derecha para ver la preocupación en la cara de su acompañante.
"Spence, no pienses negativo ahora. Acabamos de pegar los folletos, todavía falta para la audición. Preocúpate por eso cuando tengas razones para hacerlo. Posiblemente trabajaré en la librería de por vida. Pero, al menos por ahora, lo único que quiero hacer es vivir de mi música, tu música, nuestra música" Resaltó el "nuestra".
Él no era el más indicado para decir eso. Él estaba el triple de preocupado. Spencer sólo quería lo mejor para él, siempre lo hacía, desde pequeños. Ryan no sería nada sin él cuidando su espalda y manteniendo sus pies en la tierra.
"Sólo digo que deberías considerar otra cosa, tener un plan B" Explicó.
"Hasta que no haya intentado con el plan A, no pensaré un B" Insistió. No necesitaba una alternativa. Sentía algo dentro de él que le decía "vas a lograrlo". Y él confiaba en eso. "Piénsalo Spencer, cumplir nuestro sueño, compartir nuestro arte, viajar por el mundo, oro, fama, ¡las chicas dejarán de rechazarnos!"
Cuando mencionó a las chicas, Spencer hizo una mueca. No podía definir qué significaba eso.
"Claro, sí, increíble."
Ryan estaba debatiéndose entre contarle sobre el chico de la librería o no hacerlo. Se burlaría. Diría cosas como "Oh, Ryan el heterosexual está confundido" y lo irritaría. Pero decidió contarle, sólo cambió un pequeño detalle de la historia.
"Hoy conocí a una chica en la librería..."
"Oh, cuéntame" Sonrió dispuesto a escuchar la historia.
"Su nombre era Brenda Urine. Tiene el cabello oscuro, ojos grandes y labios carnosos. Tiene un buen trasero" Dijo intentando parecer convincente.
Trató de evitar una risa. "Suena bien, aunque pobre chica, su apellido es orina. ¿Hablaste con ella?"
"Ella se acercó a mí y dijo que venía a buscar un libro de poesía, pero que la única poesía que había allí era yo. Lo peor de esto es que me sonrojé" Sonrió al recordarlo.
"¡Wow! George Ryan Ross lll sonrojándose. Esa chica debe ser demasiado atractiva. Eso no ocurre desde que esa niña francesa te dijo que 'eras lindo'" Exclamó sorprendido, imitando el acento francés en la última oración.
Rieron a carcajadas.
"¡Lo sé!"
Luego se dio cuenta de lo que había
hecho. Le mintió a la persona en la que más confiaba en el mundo.
La única vez que le mintió a fue a los 6 años.Ryan tenía unas galletas y Spencer le pidió una, pero eran tan deliciosas que le dijo que ya no tenía más solo para no compartirlas con él. Se sintió tan mal que después de eso le dio todas las galletas.
De todas formas, la mentira no duraría mucho. No puede mentirle, pero trataría de mantenerla unos meses. Hasta que esté seguro de que volvería a ver a Brendon en su vida.
Pero el destino conspiraba en su contra.
Y el destino haría que vuelvan a encontrarse.
En este caso, el destino tiene un nombre y un apellido: Brendon Urie.
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seventies ; ryden
FanfictionRyan Ross pasa sus días sentado en un banco detrás del mostrador de una polvorienta librería mientras sueña con estar en una gran banda. Hasta que un chico pelinegro se asomó por la puerta, dándole un giro de 360 grados a su vida, y a su sueño.