Ryan suspiró. Era un sábado por la tarde y en vez de estar tocando la guitarra como siempre lo hacía, se encontraba buscando un atuendo decente para una "celebración". Spencer había planeado una fiesta para festejar que la banda por fin estaba formada. Le sorprendía que él haya planeado eso, ya que no es un amante de los festejos. En sus 17 años de vida y 12 años de amistad, nunca habían asistido a una juntos.
Siempre uno de los dos se negaba y terminaban haciendo una "noche de chicos" en la casa de Ryan, lo que significaba comer y dormirse un poco más tarde de lo normal por estar escuchando álbumes o por sólo estar hablando, todo lo contrario a chicos de su edad.
Nunca tuvieron otros amigos, siempre se tuvieron el uno al otro. Sólo uno. Un chico llamado Brent, que se mudó a otro estado y nunca supieron más de él. De todas formas nunca lo quisieron tanto.
Ryan se puso lo que su madre le recomendó que usara, dijo que era lo más apropiado para una fiesta. Él le agregó un par de toques personales. Bajó las escaleras y tomó su abrigo. Una ráfaga helada golpeó su rostro cuando salió por la puerta. Metió las manos en sus bolsillos buscando algo de calor, y cubrió su nariz con una bufanda.
No sabía qué esperar en aquella fiesta. Que él sepa, Spencer no tiene muchos amigos además de él. Y él tampoco tiene amigos aparte de Spencer, sin contar a su perra Dottie. Ella era su mejor amiga. El amor de su vida, la que más felicidad le daba.
Sin que lo notara, la noche ya había llegado a teñir el cielo con su característico azul. Perdido en su cabeza, llegó a la casa de su amigo, más inquieto que de costumbre. La puerta del garaje estaba cerrada, por lo que tuvo que tocar la puerta principal. Esperó unos segundos hasta que una silueta femenina abrió la puerta. Crystal, la hermana mayor de Spencer, se encontraba en pijamas y con una mirada cansada. Lo que era extraño, ya que sólo eran las ocho.
Rodó los ojos.―Ugh, otro más. Hola niño, pasa, todos están en el ático.
¿Otro más? ¿Todos? Entonces debe ser demasiada gente. El nerviosismo aumentó a mil. Entró a la acogedora vivienda, dando pasos lentos hasta llegar al ático. Mientras más tardara en llegar a ese infierno, mejor. Atravesó los pasillos llenos de fotos familiares, hasta llegar al fondo. La puerta del ático. Podía oír música en un volumen alto, ya podía sentir a las 50 personas juntas, sudadas y llenas de gérmenes. Ew.
Tomó una gran bocanada de aire. Tomó el picaporte, y ahí estaban.
Soltó el aire. Sólo eran tres fracasados con vasos de jugo de naranja, un par de bolsas de papas fritas, una batería, una guitarra y un bajo. Ni siquiera había alcohol.
―¡Hey! ― saludó Spencer con una sonrisa, pero su rostro cambió a uno de confusión mezclado con diversión cuando lo vio de arriba a abajo. Frunció el ceño. ― ¿Qué haces vestido así?
Brendon reía a carcajadas. Lo estaba disfrutando demasiado. Y Jon no se quedaba atrás. Parecía una competencia de quién se reía más y el ganador invencible era Jon.
― ¿Qué tiene de malo?― Se quejó mientras observaba su saco negro.
Spencer se unió a la competencia. ― ¿Qué tienes en la cabeza?
― ¿Una bandana?―señaló al pedazo de tela atado en su cabeza. ―No puedes decir mucho de todas formas. Yo me vestí así porque dijiste que era una fiesta, y sólo los veo a ustedes tomando jugo de naranja. Vaya, buenísima fiesta. Nunca había visto algo tan divertido, muero de entretenimiento, oh por dios, cuánto descontrol. Increíble. Fiesta del año.
Eso sólo causó que los tres rieran más. La competencia estaba en un empate. Mientras Ryan estaba de pie, con los brazos cruzados y evidente molestia.
―Bueno, ya está. Ya no es gracioso. ―Dijo Spencer mientras secaba sus lágrimas causadas por tantas risas―Siento haberte dicho que era una "fiesta", pensé que habías entendido a qué me refería. Lo siento. Quería que nos juntemos hoy para intentar escribir una canción. Yo considero eso una fiesta.
―Yo también.― Dijo Brendon levantando una mano tímidamente, sin que nadie le preguntara. Ryan lo fulminó con la mirada. Brendon lo notó y bajó la mirada. Suspiró.
―Bien, intentémoslo. ―Interrumpió Jon, tratando de calmar el ambiente tenso.
―Yo he escrito una. Puedo mostrárselas sí quieren, creo que no está tan mal ―Titubeó el de la bandana.
―Muéstranos.
Ryan tomó su guitarra y empezó a tocar.
Is it still me that makes you sweat? Am I who you think about in bed?
When the lights are dim and your hands are shaking as you're sliding off your dress?
Well, then think of what you did and how I hope to God he was worth it
When the lights are dim and your heart is racing as your fingers touch your skin
El ambiente cambió tanto como la cara de Brendon. Eso sí que era inesperado. Espera algo más beatle, ya que Ryan parecía tan obsesionado. Pero esto es algo nuevo y arriesgado. Bastante provocativo, también. Respiró profundamente, tratando de disimular lo que le estaba causando que Ryan cantara. Pero su rostro totalmente rojo lo delataba. Tan inocente y tranquilo que parecía.
I've got more wit, a better kiss, a hotter touch, a better fuck
Than any boy you'll ever meet, sweetie you had me
Girl, I was it, look past the sweat
A better love deserving of
Exchanging body heat in the passenger seat
No, no, no, you know it will always just be me
Dejó la guitarra a un lado y esperó ansiosamente la opinión de sus compañeros de banda.
―Me encantó.
―No me convence.
―Demasiado directa.
Dijeron los tres al unísono. El único comentario positivo era el de Brendon, lo que era de esperarse. Era una buena canción, pero están en plenos setentas. Los jóvenes la amarían, pero causaría controversia.
― ¿Demasiado directa? Por favor Spencer, estamos en los setentas. No en los años veinte. Los chicos ya saben sobre esto. No te hagas el inocente. A mí me gustó, buen trabajo Ry― Se quejó Brendon y se acercó a Ryan para darle una palmada en la espalda, mostrando apoyo.
Luego de una pequeña discusión, decidieron mantener la canción como una de las opciones. Urie había insistido demasiado. Ryan se encontraba sentado en una esquina del ático donde había un sofá marrón, con su guitarra en mano, junto a un cuaderno y un bolígrafo.
Brendon se acercó lentamente y se sentó junto a él. El chico lo miró, esperando una acción.
―Así que... ¿Intercambiar calor corporal en el asiento del pasajero, eh?
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seventies ; ryden
FanfictionRyan Ross pasa sus días sentado en un banco detrás del mostrador de una polvorienta librería mientras sueña con estar en una gran banda. Hasta que un chico pelinegro se asomó por la puerta, dándole un giro de 360 grados a su vida, y a su sueño.