El amanecer podía apreciarse mejor desde la carretera. El cielo estaba teñido de colores cálidos y estaban rodeados de naturaleza. Más bien, lo que quedaba de ella, ya que el invierno tomó todas las hojas de aquellos árboles. Por más que el sol estuviera saliendo, el frío seguía allí.
Eran las cuatro, casi cinco, cuando los dos chicos de atrás habían caído en un sueño profundo. La van era muy amplia y el hermano de Jon había instalado un colchón hace un par de meses; por lo que habían llevado un par de frazadas para poder dormir más cómodos allí. Brendon abrazaba al castaño como si fuese una almohada, mientras que él lo rodeaba con sus delgados brazos. Sus rostros estaban peligrosamente cerca, sus respiraciones chocaban. Qué gracioso será verles las caras en el momento en el que despierten.
Llevaban dos horas conduciendo, y se estaban pasando más rápido de lo que esperaban. Jon moría de sueño, su copiloto había intentado mantenerlo despierto con una larga y entretenida conversación sobre lo que harían al llegar a Londres y por el momento estaba funcionando, no faltaba mucho para que llegaran. Ya iban por la mitad del viaje, sólo debían aguantar un par de horas más. Sí ya no podía soportarlo, pararían en un pequeño motel.
Pero más que sueño, los cuatro morían de hambre. Spencer volteó, corrió la cortina que los separaba, para ver a los bellos durmientes detrás de él, riendo por la posición en la que se encontraban.
―Jon, mira esto― Tomó el brazo del chico, logrando que volteara a admirar la tierna imagen.
Rió a carcajadas cuando los observó. Pero había que admitirlo: eran adorables.
―¿Trajiste tu cámara? Deberías tomarles una fotografía, para que tengamos pruebas de que esto sucedió― Además de tocar la batería, Spencer tenía un hobbie: la fotografía. Había trabajado por meses como mozo en un pequeño restaurante en el centro de Blackburn, que se encontraba bastante cerca de la librería de la familia Ross, para poder comprar una cámara instantánea.
Spencer asintió, girando para tomar su bolso marrón y luego de unos segundos de rebuscar en él, allí estaba su adorada cámara. Colocó su ojo detrás del lente y tomó la foto. El flash y el sonido que provocó el aparato, hizo que Ryan frunciera el ceño como si estuviese a punto de despertar. Spencer tomó la fotografía polaroid y la sacudió, luego de unos momentos la guardó dentro de un sobre de papel que había guardado para no perderlas.
Se encontraban pasando por un pequeño suburbio inglés ubicado en Stafford hasta que Ryan finalmente despertó. Apenas podía abrir los ojos, parecía perdido. Luego recordó todo lo ocurrido un par de horas antes y una pequeña sonrisa fluyó de sus labios. Escuchó a los dos chicos en los asientos delanteros, estaban cantando Misty Mountain Hop del último albúm de Led Zeppelin. Jon intentando imitar la voz de Robert Plant era un completo desastre. Giró a su derecha para encontrarse con su pequeño compañero de banda abrazándolo.
Sus labios estaban ligeramente abiertos y su rostro expresaba una hermosa serenidad. Estaba demasiado cerca de él, pero no se atrevió a quitárselo de encima. Lo observó un par de segundos, nunca había analizado su rostro. Su largo cabello estaba ligeramente despeinado, dejando un pequeño espacio que dejaba a la vista su frente. Sus ojos llevaron su atención hacia sus labios. Se preguntó cómo sería besarlo.
No entendía por qué esa duda pasó por su cabeza. Ignoró ese pensamiento e intentó alejarse de él. No sabía lo que le estaba pasando, su cerebro daba mil vueltas por segundo. Tomó las muñecas de Brendon y las alejó de su torso. Se sentó, todavía mareado. Quizás por las horas de viaje. También podía ser por el hambre.
Bren empezó a tocar a sus alrededores, buscando a algo o a alguien. Tocó la pierna de Ryan, acercándose y abrazándolo nuevamente de la cintura. ¿Cómo podía hacer eso dormido? Ahora no sabía cómo lo sacaría de encima suyo, no quería despertarlo. Se veía mucho más lindo dormido.
Volvió a observarlo. No estaría sentado como un idiota hasta que Brendon se despertara, así que lo único que pudo hacer fue volver a acostarse junto a él. Al sentir un cuerpo junto a él, enredó su pierna en la del castaño provocándole más incomodad en el pobre chico.
La camioneta se detuvo. Spencer abrió las cortinas, encontrándose con una imagen mucho más comprometedora que la anterior.
Ryan notó los ojos confundidos de Spencer sobre él así que rápidamente, trató de quitar a Brendon de encima de él. Un grito de Jon los congeló.
―¡Quieto Ross! ¡Rápido, Spencer!
Sacó la cámara y a la velocidad de la luz tomó la fotografía. Ryan puso sus ojos en blanco con una gran molestia pero decidió ignorarlo porque nadie más que ellos vería esa fotografía, ¿verdad?
Finalmente Brendon despertó, luego de escuchar tanto lío. Tenía los brazos alrededor de Ryan, al notarlo sus mejillas se tornaron carmesí y rápidamente se alejó de él. Ryan suspiró aliviado. Los otros dos chicos se reían como si no lo hubiesen hecho hace años.
Ahora fue Brendon el que puso sus ojos en blanco.
―Bien, tortolitos, nos detuvimos porque estamos en una gasolinera. Nosotros cargaremos combustible y ustedes comprarán comida. Vamos, rápido―Dijo Jon, ahogando risas.
De mala gana, ambos se levantaron cuando Spencer abrió la puerta trasera de la van. Les entregó el dinero y caminaron con una distancia considerable hacia la tienda de la gasolinera. Al entrar, se fueron por diferentes caminos. Brendon fue a buscar las bebidas y Ryan la comida. Intentaron gastar lo menos posible para poder hacer durar el dinero.
Luego de un par de minutos, se volvieron a unir para dirigirse a la caja. La mujer que los atendió les dio una mirada con extrañeza, Ryan decidió ignorarla pero Brendon le hizo una mueca de desagrado que ofendió a la mujer. El castaño notó ese gesto y ahogó una risa. Rápidamente salieron de la pequeña tienda, con dos bolsas cada uno. Ambos reían por el momento ocurrido hace unos segundos. Spencer les hacía señas con las manos para que se apresuraran.
Brendon iba más rápido que él, volvió a observarlo. Entonces todo se paró. Ryan se quedó de pie a unos metros de la camioneta. Lo recordó todo. Esa noche afuera del bar.
¿Había sentido los labios de Brendon antes?
Y antes de que pudiera seguir, todo se volvió negro.
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seventies ; ryden
FanficRyan Ross pasa sus días sentado en un banco detrás del mostrador de una polvorienta librería mientras sueña con estar en una gran banda. Hasta que un chico pelinegro se asomó por la puerta, dándole un giro de 360 grados a su vida, y a su sueño.