La luz de la luna entraba por la pequeña ventana junto a su cama. Sus ojos pesaban y su cabeza dolía, pero no podía lograr dormirse. Se sentía ahogado entre tanta oscuridad. Ya pasaba de la medianoche y Brendon realmente no sabía qué hacer. Se encontraba en una especie de dilema, en el que sus dos opciones eran despertar a su compañero para poder tener una charla con él hasta sentirse seguro para dormir o preguntarle si podía dormir con él. Aunque, las dos opciones tenían más desventajas que ventajas.
Estaba completamente seguro de que Ryan lo mataría si se atreve a despertarlo.
Podría ir en busca de Spencer, pero no sabía si era adecuado hablarle después de lo sucedido ya que él también estaba ofendido. Era totalmente comprensible que se sintiera así, ¿cómo no iba a enojarse si lo dejaron varado en medio de una ciudad que no conocía? Al menos no lo dejaron solo, pero a veces Ryan no era la mejor compañía. Y era mucho peor si él también estaba enojado.
Observó a su derecha, encontrándose con el rostro pacífico del castaño que dormía profundamente. Desde el momento en el que lo conoció, nunca lo vio en tanta calma. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al notar que el chico abrazaba una almohada como si su vida dependiera de ello.
¿Quién hubiese creído que Ryan Ross sería tan jodidamente adorable al dormir?
De alguna forma, el verlo dormir lo había tranquilizado al punto de darle un poco sueño. Tal vez después de todo, sí podría dormir esa noche.
• • •
Las penumbras de aquel lugar erizaban su piel y robaban su aliento. No sabía donde se encontraba, sólo podía sentir un frío invernal atravesando su cuerpo, el cual estaba completamente mojado. El miedo controlaba todos sus sentidos y él no podía dejar de temblar.
Apenas podía ver a sus alrededores, ya que la oscuridad predominaba aquel espacio y la única luz que veía se encontraba muy lejos. Ya sabía donde estaba, no era su primera vez allí. Lamentablemente nunca había podido
Las voces comenzaron a aparecer, Intentó ignorarlas con todas sus fuerzas mientras comenzaba a dar los primeros pasos. Una pequeña luz amarillenta se asomaba por una puerta de tonalidades rojizas y luego de meditarlo unos segundos comenzó a acercarse con extremo temor.
Un fuerte estruendo retumbó en sus oídos, causando que cayera de espaldas al piso.
―¿H-hay alguien allí?― Preguntó con el miedo presente en su tono de voz.
Una silueta negra salió lentamente por la puerta y comenzó a dirigirse hacia él, el pelinegro comenzó a arrastrarse alejándose lo más posible, pero cada vez estaba más cerca. Sólo lograba ver sus ojos, completamente inexpresivos.
―¡¿Brendon?! ¿Qué sucede? ¡Despierta, carajo!― Cuestionó con desesperación.
Abrió sus ojos, encontrándose con el intranquilo rostro de su compañero de habitación. Rápidamente se sentó en la cama, todavía estaba muy asustado como para poder decir una palabra.
Las gotas de sudor caían por su frente y su respiración estaba agitada, hace meses no tenía una pesadilla. Quizás el estrés del día anterior lo había superado, tenía que relajarse. Su cabeza dolía como si la hubiese golpeando contra la pared incontables veces y no podía sentir sus piernas.
La silueta aparecía en sus sueños desde que tenía apenas siete años. No sabía qué significaba, nunca logró comprender qué era esa criatura. Era algo que lo atormentaba constantemente y era la mayor razón por la cuál no dormía en la completa oscuridad.
―¿Puedes contestarme?―La voz de Ryan lo sacó de sus pensamientos, trayéndolo de vuelta a la oscura habitación de hotel. ―Estabas temblando y no dejabas de murmurar palabras sin sentido. Parecías poseído... realmente me asustaste.
―Lo siento, tengo estas pesadillas desde pequeño, es bastante normal y no deberías preocuparte por ello― Contestó intentando tranquilizar al castaño. Respiró profundamente para lograr calmar los latidos de su corazón al menos un poco.
―No te disculpes. Si necesitas hablar sobre tus pesadillas, puedes hacerlo conmigo. Puedo no ser la mejor persona para conversar, pero puedo intentarlo sí quieres ―Sugirió con una pequeña pero cálida sonrisa.
Brendon sonrió. No esperaba eso de Ryan, no creía que a él pudiera importarle algo tan insignificante como sus pesadillas. Era agradable ver que intentaba acercarse, aunque era extraño. ¿Por qué Ryan empezó a tratarlo mejor? Antes no soportaba su presencia.
A medida que pasó el tiempo, los sentimientos de Brendon hacia su compañero habían disminuido. O al menos eso creía, ya que cada vez que se encontraba con él, su corazón latía en una velocidad normal y ya no pensaba tanto en él.
Se sentía como un desperdicio de tiempo el hecho de sentirse atraído por alguien que nunca te corresponderá, por lo que Brendon quiso enfocarse en otras cosas. Entre esas cosas, su futuro en la música.
―No es necesario, sí hablo mucho sobre eso podría volver a soñarlo. Quisiera intentar olvidarlo, pero te lo agradezco.
Ryan asintió con la cabeza, comprensivo. Se encontraba sentado entre las blancas sábanas mientras abrazaba una almohada. Ya no sentía sueño, quizás ya no podría volver a dormir. Pero no estaba enojado o algo así, lo comprendía. Brendon no tenía la culpa de tener esas pesadillas, por lo tanto no había una razón por la cuál debería enojarse con él.
―Entonces... ¿Volverás a dormir? ¿Necesitas algo? ―Preguntó, asegurándose de que el pelinegro estuviera tranquilo.
―No sé si logre hacerlo. La verdad es que tengo un problema.
―¿Qué problema? ―Preguntó.
Brendon suspiró.
―Me asusta la oscuridad. Lo sé, lo sé, sé que es totalmente ridículo y estúpido que a mi edad le tema a la oscuridad. Pero no puedo evitarlo, lo siento―Agachó la cabeza, avergonzado por su confesión. Comenzó a jugar con la sábana entre sus dedos.
Pasaron unos segundos y no escuchó nada. Levantó la mirada, buscando un rastro de burla en el rostro de su compañero. Pero él sólo lo observaba neutro.
―¿No vas a reírte? ―Cuestionó, con una ceja levantada.
Ryan negó con la cabeza.
―¿Por qué debería hacerlo? El miedo a la oscuridad es algo bastante normal. No eres el único adolescente en el mundo con ese problema. No te juzgo.
El pelinegro sonrío con alivio.
―Pero también tengo un problema―Dijo, logrando que el chico borre su sonrisa.
―¿Qué problema?
Ryan se acostó en la cama nuevamente, apoyando su cabeza en la almohada, sin quitarle los ojos de encima.
―Lamentablemente, no soporto la luz. Creo que la única forma en la que ambos podamos dormir sería si duermes junto a mí, bah, sí tú no tienes un problema con eso.
Brendon abrió la boca, buscando palabras para contestarle, pero fallando en el intento. ¿Acaso Ryan Ross lo estaba invitando a dormir junto a él? ¿En la misma cama?
―Yo... Eh...
hola! ay pasó muchísimo tiempo, me siento pésimo por no haber actualizado antes. este capítulo lo tengo hace muchísimo y no podía terminarlo porque estaba en un bloqueo. de verdad lamento muchísimo haberlos hecho esperar tanto. el capítulo no es lo mejor pero intenté terminarlo rápido para poder actualizar de una vez. espero poder volver a actualizar rápido en estos días.
y muchísimas gracias por los 3k! nunca creí que esto podría llegar a tanto, de verdad estoy muy agradecida. gracias por seguir leyendo♡
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seventies ; ryden
FanfictionRyan Ross pasa sus días sentado en un banco detrás del mostrador de una polvorienta librería mientras sueña con estar en una gran banda. Hasta que un chico pelinegro se asomó por la puerta, dándole un giro de 360 grados a su vida, y a su sueño.