Al cruzar las grandes puertas de madera, lo que predominaba en aquel lugar eran la gran cantidad de cuadros con fotografías de las bandas y/o artistas que firmaron con EMI. Una mujer de aproximadamente cuarenta años se encontraba detrás de un escritorio de caoba, hablaba por teléfono con un tal Richard que al parecer estaba comenzando a fastidiarla. Llevaba una pollera larga de color bordó y una camisa blanca, su cabello era de un hermoso color azabache y estaba recogido. Su cara expresaba cansancio y molestia, lo que es perfectamente compresible si consideras el hecho de que siempre está sentada atendiendo llamadas o sirviéndole café a sus superiores. Volteó su rostro para encontrarse con los cuatro chicos y los observó mientras acomodaba sus lentes.
Brendon fue el primero en acercarse a la mujer, la cual lo observaba como si estuviese inspeccionándolo. Los demás se acercaron lentamente a su compañero. Él le dedicó una suave sonrisa y educadamente la saludó, para luego preguntarle dónde se encontraba el señor Stump.
―¿Quién desea verlo?― Cuestionó cortante.
Se dirigieron miradas confundidas porque realmente no sabían qué contestarle a aquella mujer porque no tenían ni menor idea de cómo los reconocería Stump. La secretaria los observaba con el ceño fruncido, esperando una respuesta.
―Lo siento, pero no tengo todo el día.
―Oh, sí, lo sentimos. ¿Podría decirle que somos la banda de chicos que conoció hace unos días en un bar de Blackburn?
La mujer asintió rápidamente, tomó el teléfono nuevamente y marcó a la oficina del señor Stump. Ryan jugaba con sus dedos nerviosamente mientras Spencer y Jon se enviaban miradas que parecían decir cosas indescifrables para los demás. Brendon se había alejado un poco para observar los cuadros que se encontraban colgados en las paredes del lugar, también había un gran cartel donde se podía ver el logo de la discográfica en luces. Era un lugar bastante moderno para la época en la que se encontraban. Sintió al castaño acomodándose junto a él.
―¿Qué piensas?― Ryan le preguntó, viéndolo curioso. El joven parecía inmerso en sus pensamientos mientras observaba la imagen frente a él. Despegó su mirada de las paredes para voltear a verlo. Se acercó a él, para ubicar sus labios a unos centímetros de su oído.
―Podríamos ser los próximos en esta pared― Le susurró. No podía dejar de pensar eso, como tampoco podía tranquilizar a su corazón para que deje de latir a ese ritmo. Había una sensación extraña en su pecho y no podía descifrarla.
Lo observó con el ceño fruncido. ―¿Por qué susurras, Brendon? ¿Acaso somos espías del FBI y estamos planeando descubrir los secretos de las discográficas?
―No, idiota. Este lugar... me intimida. No lo sé, es extraño. No quiero hablar en voz alta aquí.
• • •
La secretaria les permitió pasar luego de un par de minutos.
Caminaron por varios pasillos, subieron demasiadas escaleras, hasta que por fin llegaron a su destino. Una pequeña puerta de madera. Spencer golpeó y en un par de segundos se escuchó un "adelante".
La oficina de Stump era más grande lo que esperaban, él se encontraba sentado con su cabello desarreglado y se veía frustrado analizando una pila de papeles que se encontraba sobre su escritorio. No parecía el relajado hombre que los había descubierto aquel día y definitivamente no esperaban encontrarlo en ese estado en el momento en el que llegaron allí. Pero trató de disimularlo en el instante en el que los jóvenes entraron por su pequeña puerta.
Patrick Stump es un adulto joven, apenas rozaba sus treinta años. Es de baja estatura y también muy simpático. También solía ser todo un soñador. Había logrado entrar a EMI hace un poco más de un año, con la intención de ser un gran productor. Pero sólo logró ser el asistente personal del jefe de la discográfica. Al menos tenía una gran oficina y conocía a muchos artistas. Había logrado conocer a muchos de sus "ídolos" más de una vez y su vida era bastante buena, o eso creía. Fuera de la empresa, es una persona muy solitaria, así que se entrega cien por ciento a su trabajo así puede ignorar la soledad.
Movió los papeles del escritorio, se acomodó en su silla y los recibió con la brillante sonrisa de aquel día.
―¡Hola chicos! Que gusto que hayan logrado venir hasta aquí, espero que hayan tenido un buen viaje― Se puso de pie y los guió hasta la pequeña "sala de estar" que se encontraba en una de las esquinas de la gran oficina. Tenía un mueble con una enorme cantidad de vinilos, quizás más de quinientos. En la esquina contraria se encontraban un par de instrumentos y en las paredes de allí también había cuadros de artistas. Los cinco tomaron asiento en los sofás marrones. Los jóvenes en uno y él en otro, así podrían verse cara a cara.
―Queremos escuchar tu propuesta― Dijo Jon, con total seriedad.
Stump respiró pesadamente, lucía nervioso. ―Quiero saber más sobre ustedes, su música y sus sueños. Tienen algo, chicos. Hay una chispa en ustedes y creo que pueden lograr algo grande. Tienen el talento. Son interesantes, realmente se ganaron mi atención. Sólo quiero ayudarlos a compartir su música con el resto del mundo. Lo que les propongo es que me muestren unas tres canciones en estos días. Sí funciona, los presentaré con mi jefe. Sentí algo al verlos esa noche, sí eso se repite, intentaré con todas mis fuerzas conseguirles un contrato.
¿Tres canciones originales? Sólo tenían dos y una de ellas nunca fue ensayada por la banda, quizás ni siquiera estaba terminada. Era una oportunidad gigante y Stump les inspiraba confianza, además, ¿qué podrían perder con intentarlo? Quizás muchísimas horas de sueño, pero las recuperarían después.
• • •
Una hora después, Patrick ya había entablado una buena conversación con cada miembro, ganándose un poco de confianza de cada uno. Lo justo y suficiente. Tuvo un gran conexión con Brendon, ya que le recordaba a su adolescencia. Les explicó todo lo necesario y sólo faltaba una cosa.
Una decisión.
¡hola! perdón por la tardanza, no pude actualizar ayer. como recompensa voy a intentar subir otro capítulo en estos días, o quizás dos. se me está volviendo complicado escribir ya que estoy en una especie de bloqueo, así que esa es la razón por la que los capítulos puedan ser más cortos o más estúpidos. lamento mucho haberlos hecho esperar. nos vemos en los próximos días<3
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seventies ; ryden
FanfictionRyan Ross pasa sus días sentado en un banco detrás del mostrador de una polvorienta librería mientras sueña con estar en una gran banda. Hasta que un chico pelinegro se asomó por la puerta, dándole un giro de 360 grados a su vida, y a su sueño.