Una vez en su casa Rebecca llama a Beverly para ver si pueden verse. La llama al teléfono y le atiende en seguida.
- ¿Rebecca?
- Si. Hola Beverly
- Ah, hola
- Oye, quería saber si esta tarde la tenías libre.
- Si ¿por?
- ¿Puedes venir a casa?
- Sí, claro
- Vale, nos vemos
- Hasta luego
Rebecca espera a que llegue Beverly mientras revisa los archivos que consiguieron ayer. Al rato tocan a la puerta.
- Hola
- Hola
- ¿Qué era tan urgente?
- Ven a mi cuarto
- Ya estamos, dímelo ya que me está matando la intriga.
- No es que he oído que te habías peleado con Ash
- Aaah, eso
- Sí, eso
- No es nada, es que no me gusta su actitud
- Eso no es razón, podemos conseguir que ese vuelva a centrar en los estudios.
- No lo veo
- Que sí. Si lo hacía antes por qué no ahora.
- Y en que estabas pensando
- A ti se te da muy bien el estudio, podrías ayudarla.
- Si, bueno...
- Beverly, no me pongas escusas que se te da muy bien.
- Está bien, la ayudaré...
- Así me gusta
- Ya...
- ¿Vamos a ver si podemos ir a su casa?
- ¿Ahora?
- Si no es ahora, ¿cuándo? No hay tiempo que esperar
- Pero...
- No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, ¡Venga vamos!
Van hasta la casa de Ash en la moto de Beverly y tocan a la puerta.
- ¿Si?
- Veníamos a ver a Ashley ¿Está en casa?
- Habéis tenido suerte, últimamente no la veo nunca pero ahora debería estar en su cuarto. Pasad
- Gracias
- Ashley
- ¿Rebecca?
- Hola
- ¿Qué haces tú aquí? ¿Y cómo has convencido a Beverly de que viniera?
- ¿Qué estas insinuando?
- Me alegra que ya no estés enfadada
- Ah – Beverly se sorprende ante la respuesta, al igual que Rebecca
- Venimos a ayudarte a estudiar – Dice Rebecca alegremente
- Va, no, paso
- ¡No, no pasas! – Replica Beverly
- Dejarme tranquila
- Beverly que tal si hoy dedico la tarde a convencerla y ya empezáis mañana
- Mejor... Yo me voy
- Adiós
- Hasta mañana
- Bueno, tu y yo tenemos que hablar
- ¡No quiero estudiar!
- ¿Por qué?
- Porque por mucho que estudie no sacare buenas notas, y de todas maneras el colegio no sirve de nada. Yo me voy a hacer famosa con la música, que es más fácil.
- Sí, pero recuerdas esa universidad de música que tanto te había gustado...
- Pues claro, pero necesito un notable alto en todas las asignaturas para poder entrar
- ¿Y?
- Que la he dado por perdida
- ¿Por qué?
- Porque no puedo
- Si estabas sacando sobresalientes
- Si bueno, pero...
- Pero nada. Vas a volver a sacar esas notas porque eres completamente capaz. Y no se hable más.
- Vale...
Estuvieron hablando durante un rato de diferentes temas. Fueron pasando las horas y se hizo de noche.
- ¿Me dejas una chaqueta?
- Sí, claro. Segundo cajón de la cómoda
- Gracias
Rebecca abre el cajón y busca una chaqueta, pero mientras rebusca toca algo duro al fondo. Al sacarlo se da cuenta de que es un arma...
- ¡Ashley! ¿Se puede saber por qué tienes una pistola?
- Mola eeeh
- No, si te pillan te matan ¿En que estabas pensando? ¿De dónde la has sacado?
- Tayler conoce a alguien
- Tayler, Tayler, Tayler... Por qué siempre sale ese nombre
- ¿Qué estas insinuando?
Rebecca suspira...
- Ashley, tu eres una persona muy impulsiva a la que no le da miedo meterse en líos. Pero creo que esta vez estas yendo demasiado lejos. Yo no digo que hagas tus locuras de siempre, pero robar o estar en posesión de un arma... eso se pasa de la raya.
- No lo entiendes
- Entiendo que ya es suficiente
- No es eso, la tengo por protección
- ¿Protección?
- Te lo explicaré, pero no te enfades con Tay
- Está bien
- Bueno pues veras. Tay tiene un ¨amigo¨ que no es lo que se dice ¨pacifico¨ y hará cosa de un par de semanas, nos encontramos con él y resulto ser un poco grosero
- Si...
- Bueno que me fui de la lengua
- ¡Ash!
- Que quieres, me sacaba de quicio.
- Bueno continua
- Digamos que tuvimos que salir corriendo. Y a los dos días, como me daba miedo que viniera a vengarse, Tay me consiguió la pistola.
- Es que solo a ti se te ocurre
- Bueno, mejor que tengas el arma entonces
- Lo que yo decía
- Es una excepción
- Si, ya lo sé.
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Solo necesito una verdad
Fiksi RemajaÉramos una familia unida y feliz hasta aquel día, eso fue nuestra sentencia. Todo cambió, nadie volvió a ser como era antes. Dejé de ir al colegio y de quedar con amigas, no quería hacer nada. Las discusiones con mis padres eran frecuentes. Si no h...