Nueve 1 / 2

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Fuí al colegio, y quedé como al aweonao que le sacaron la chucha y ahora anda con una bota ortopédica.

-¿Podemos hablar? -sentí una voz..me di vuelta. La María José estaba mirándome en la entrada.

He ahí el dilema, hablarle y volver a caer en sus juegos de víbora asquerosa, o jugármela por la Isidora y su amorss, o por la Amanda, que llegaba hoy día.

-Ya po' -¡y cae el perro arrepentido! Puta la weá, Fabián aweonao.

Nos sentamos en unos bancos y me miró como con lástima.

-¿Me perdonaí? -me miró con ojos brillosos.

-Bueno, total, hierva mala nunca muere, así que no te puedo desear la...-sentí sus labios suaves y cálidos en los míos. De nuevo, conchetumare.

La separé, no podía seguir besándola, estaba entero e' confundío.

-En serio, perdón. Pero me seguís gustando -suspiró. Sus suspiros culiaos que hacían que me dieran ganas de azotarla en la, digo. De besarla de nuevo.

-¿Querís gaviota? ¿No te quedó claro lo que te dije el año pasao? No, parece que no -le sonreí y la Isidora me estaba mirando desde la otra esquina.

La María José me volvió a besar. Pero no despegué la mirada de la Isidora.

-Me tengo que ir -miré a la María José y subí a la sala.

Iba subiendo las escaleras del segundo piso y choqué con la Isidora.

Me abrazó. ¿Qué chucha? ¿Qué eran esas weás en la guata que me daban cuando miraba a la Isidora?

-Por favor no volvaí con ella -me miró a los ojos.

Me quedé callado. Nunca había sentido esa sensación culiá, ¿habré comido algo malo?

-Yo -titubié. ¿Yo? ¡¿TITUBEANDO?! Me sentía raro. Pero no le podía vomitar como a la María José.

-Me siento mal, y no es por la pierna, siento...weás en la guata, cuando te veo, no sé, ¿asco? -me reí nervioso. Conchetumare, estaba NERVIOSO, o sea, algo me estaba pasando, algo raro hueón.

Se rió y me dió un beso. Ahora sí, sentí como cuando te dan un regalo o algo que deseaí mucho.

La abracé y la weona no se dejaba de reír.

-No sé hueón, a mí me pasa lo mismo -se quedó cayá -, pero tú vaí a volver con la María José, y yo -me miró -, yo no quiero que te vuelvan a pegar esos culiaos.

-¿Y si me pegan qué? Tengo los cocos harto peludos como pa' defenderme -me reí. Pero lo de volver con la María José...

-Es puro webeo lo que estamos sintiendo, es como esas películas americanas, las que siempre terminan bien y son chistosas -me tomó la mano -, Somos weones confundidos, a tí te gusta la María José y a mí el Marcelo -me miró a los ojos -, estamos bien como estamos, como amigos -se fue corriendo a la sala y me dejó ahí. Tirado como hueón.

Justo en la friendzone.

-¿Estaí bien? -se rió. Era el Benjamín.

-Sí, dime que no viste eso -me reí y se rascó la cabeza.

-Pobrecito hueón, te lo dije, es difícil -sacó un cigarro.

-Culiao no -se lo robé -, ¿cómo vaí a fumar acá? -me reí y me miró con cara de: "¿creís que soy aweonao? ".

-Ven po' -lo seguí y nos fuimos al baño de cabro chicos. El que estaba vacío porque los culiaos entraban a las 12 y salían a las 3 -, acá vengo a fumar, todos los días de esta puta vida, hace 3 años.

-¿No te han pillado? -me volvió a mirar como si hiciera preguntas hueonas -, Yaya, soy aweonao, lo entiendo, no me mirís así -me reí -, ¿qué es lo que siento en la guata cuando veo a la Isidora reírse, o cuando me mira a los ojos?

-Es mi querido amigo -me pasó un cigarro y yo fumé -puro aweonamiento, literal, estaí puro weando -se rió -He sentido eso, por eso fumo.

-¿Por sentir lo que siento? -me reí al no entender.

-El amor es un suicidio. Igual que el cigarro, solo que este, no duele tanto -me miró.

-Neruda hueón -lo miré serio y a los segundos nos cagamos de la risa.

Tocaron la campana y había formación culiá.

-Vamos, no hay que llegar tarde, que la vieja culiá nos va a revisar la presentación personal -pisó el cigarro y lo guardó en su zapatilla.






























Fuimos tan hueones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora