Me habían dado el alta reculiao y lo primero que hice fue ir a ver al Benjamín y la Amanda.
-¡Benja culiao! -entré gritando sin darme cuenta de que estaba el papá -, o sea, amigo querido.
-Wena saco wea, mi apá nos entiende -se rió.
-¿Tú eres Fabián? -preguntó serio. Conchatumare.
-Papá, él tampoco sabe nada -lo miró y el viejo levantó una ceja.
-Voy a llamar a tu mamá -se levantó y salió de la pieza.
-Déjalo, anda preocupao -nos reímos y me senté al lado del culiao.
-Conchetumare, el hueón de las pastillas -me miró de reojo -, Oye...
-¿La Amanda y la Isidora están bien? -me agarró la mano.
-La Isidora sí pero la Amanda...-me mordí el labio y tocaron la puerta.
-Pase -se rascó un ojo.
Era la Amanda, entró en una silla de ruedas y con un vestido blanco.
-¿Estaí bien hueona? -nos asustamos.
-Sí, aún ando mareá, pero ya no tanto hueón -tenía los ojos rojos y se puso al otro lado de la camilla.
-¿No recuerdan nada? -los miré y se negaron.
-Yo...-titubeó la Amanda -, no, nada.
-Hoy día me dan de alta hueón, por fin -el Benjamín cerró los ojos.
-Hay que saber qué pasó -los miré y me paré porque mi mamá me había dicho que iba a estar esperándome a las 3 y faltaban 5 minutos.
-Oye -la Amanda me agarró el brazo antes de irme.
La miré y se puso a llorar.
-¿Qué te pasó? -le saqué las lágrimas y me agaché.
-Después te digo -me soltó el brazo y sonrió.
¿Qué weá? Salí y afuera estaba mi mamá con el auto.
Me subí y la miré.
-¿Me perdonaí? -le sonreí y ella igual lo hice.
**
-¡No hueona! Estoy seguro de que era chico hueón, no me pasaba -me paré y empecé a dar vueltas como hueón.
-Conchetumare -me miró y se paró conmigo.
-El Yerko debe saber quién fue po' -me empujó.
Verdá po'. O sea si le preguntábamos, él nos diría y mataríamos al culiao, ah. Chilean Crimen Story, Fabián culiao fome.
Le tomé la mano a la Isidora y fuimos al paradero.
-¿A dónde vamos? -oh la pregunta hueona.
-A culiar -nos subimos a la micro y se sentó en el único puesto vacío.
Se rascó el brazo.
-Oh hueón me duele el brazo -se lo tocó con cuidado.
-Aer -le levanté la manga y tenía todo morado.
-¿Qué tengo? -me miró y después se miró el brazo -, ah. Debe ser porque me caí -se bajó la manga rápido y se puso roja.
Una señora me miró feo pensando que yo le había pegado.
-Isidora, me daí pena -toqué el timbre pa' bajarme. Me importaba un pico si tenía que caminar.
-No espérate -se bajó conmigo y me tomó la mano -, perdón -me abrazó.
-No hueona, dejaí que te peguen, ¿no tení dignidad? -me enojé, es que. Cómo tan hueona de dejar que le peguen.
-Me dijo que nunca más, yo le creo -suspiró y me hizo abrazarla.
Me senté en una banca. La culiá hueona.
-Te odio -apreté el puño.
Me abrazaba y eso me dolía, porque sabía que le estaban pegando y no podía hacer nada.
Se dió la vuelta y empezó a caminar. Dejándome solo en la banca.
**
-No recuerdo hueón, pensé que estabaí muerto -se rió y siguió fumando.-Pero haber, ¿nadie te dió pastillas a tí? -¿a nosotros nomás nos ofrecieron?
-Eh, no -se rió, oh hueón volao culiao.
-¿Y quién vino? -miré sus cosas. No había fotos de él, estaba todo desordenado e igual de cochino que como había quedado.
-Vo' creí que yo sé quiénes vinieron -apagó el cigarro en el suelo -no sé qué cursos vinieron hueón, culiaron hasta en mi cocina, o sea -sacó 3 paracetamoles y se los tomó de una.
-Bueno, gracias -me fuí.
O sea, a él no le dieron pastillas, o tal vez sí, no lo recordaba. ¿Por qué nos darían pastillas solo al Benjamín, la Amanda y a mí?
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Fuimos tan hueones.
RomanceEl Fabián, era hueón. Se enamoró de quien no podía y sufrió más que la conchetumare. Pero ahora, la María José volvió a él. Y no se la va a poder sacar de encima a la culiá, mala clase, ¿sí o no? ¡SEGUNDA PARTE DE: No soy ná pelao'.!