Capítulo Dos

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Cuando finalmente llegamos a la cabaña, mi mandíbula cayó literalmente.

—¿Qué te parece?— Preguntó mamá mientras aparcaba el coche junto a Nathan.

—Guaaau. Es asombrosa,— le contesté, abriendo la puerta del coche. —¿Estás segura que este es el lugar correcto?

—Lo es. He visto fotos, pero quería darte una sorpresa,— dijo, saliendo del coche.

No se trataba de una cabaña promedio junto a un lago, se veía como algo que verías en un “Las Diez más Populares” de lugares de lujo. —Esto debe valer millones. No puedo creer que nos vamos a quedar aquí,— le dije, incapaz de borrar la sonrisa de mi cara. Me sentí como si alguien hubiera gritado “¡Mueve ese autobús!” (La famosa frase de un programa de televisión llamado Extreme Makeover Home Edition). Y apareciera nuestra nueva casa de ensueño.

—Sí, es bastante extraordinaria,— dijo, mirando hacia la cabaña. —Me deja en estado de shock saber que tenemos que vivir aquí, también. Ernie es un salvavidas.

—Es más como Santa Claus,— le contesté, sintiéndome mareada. Yo no podía esperar para ver el interior. Era posible que Shore Lake no fuera el desastre que yo pensaba. Ella fue al coche y sacó su teléfono celular. —Será mejor que lo llames una vez que hayamos desempacado los comestibles. Déjale saber que estamos encantados.

Sus ojos se aguaron. —Tú sabes, yo no puedo agradecerle lo suficiente por todo lo que ha hecho.

Estuve de acuerdo con ella. Este lugar era indescriptible. Demonios, todo gritaba dinero, desde el costoso marco de madera de cedro, a las enormes ventanas de vidrio grueso plateado, que me recordaba a un castillo en las montañas de Europa.

—Impresionante, ¿eh?— dijo ella.

—Sí.— Especialmente por su sección de dos niveles que alguien había construido por el lado norte de la cabaña, y un porche enorme que envolvía todo el piso principal. Incluso había un mirador con una bañera de hidromasaje junto a un patio que contenía una gran parrilla y varias piezas de mobiliario de exterior. Por desgracia, no teníamos a nadie para entretener.

—Guau,— dijo Nathan mientras salía del coche y se acercaba a nosotras. Él también estaba mirando con asombro la cabaña. —¿Dónde demonios has visto un lugar tan impresionante?

Mamá sonrió. —Ernie.

—Mira, ahí está la casa de botes.— Señalé hacia el lago. Incluso ese lugar parecía que era más grande que algunas de las casas en nuestro anterior vecindario.

—Increíble,— dijo Nathan, asintiendo con la cabeza en señal de aprobación. —Espero que haga buen tiempo mañana, para que podamos salir en bote,— él empezó a caminar hacia el muelle. —Me pregunto qué tipo de bote tendrán...—

Compruébalo más tarde,— dijo mamá, agarrando su bolso. —Tenemos que poner estas cosas dentro.

Él suspiró y se dio la vuelta. —Está bien. Es probable que sea demasiado oscuro para ver algo de todos modos.

Ella tomó las llaves de su bolso y comenzó a caminar hacia la cabaña. —Sabes, estoy muy sorprendida de que no haya alarmas en la cabaña. Quiero decir, este lugar está vacío la mayor parte del tiempo.— Suspiró. —Espero que cuando entremos, no le falte nada.

—Todo el mundo tiene que aprender a confiar en los demás en estas partes,— le dije, siguiéndola por las escaleras hasta la puerta principal.

—Aparentemente,— ella respondió, poniendo la llave en la cerradura.

Cuando entramos, ella encendió las luces y mi aliento quedó atrapado en mi garganta.

—Guau...— dijo Nathan. —Este lugar es... lo máximo.

Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora