Confusión *Vagabundos De La Noche 1*

Capítulo Cuatro

Dormí hasta casi las once de la mañana; bajé las escaleras con mis pies descalzos; mamá ya se había levantado, y estaba bebiendo café mientras trabajaba en su computadora. —Buenos días,— le dije, echando en una taza un poco de café para mí. Normalmente, yo no era una bebedora de café, pero realmente necesitaba algo más fuerte para animarme que un jugo de naranja. Sobre todo después de las últimas horas.

—Buenos días,— mi madre sonrió; ella siempre fue una persona mañanera, sin importar cuan tarde se quedara durmiendo.

—¿Dónde está Nathan?

—Está afuera con el bote. Estábamos pensando en salir al lago en una hora.

Bostecé. —Voy a comer algo y me preparo.

—Bueno.

Tomé un sorbo de café y me acerqué a un gran ventanal con vista al lago. El cielo estaba azul y parecía un hermoso día. Entonces pensé en la chica muerta. —Um, ¿de verdad la encontraron en el lago?— le pregunté. La idea de nadar en el lago cuando había habido un cuerpo flotando la noche anterior era desgarradora. Yo dudaba seriamente que incluso pudiera poner un pie en el agua.

—¿Por qué?— me di cuenta por su expresión que no sabía hacia dónde iba.

Me encogí de hombros. —Es sólo que es algo desagradable pensar en nadar ahí.

Mi hermano entró en la cocina. —No te preocupes, Nikki, ese lago es enorme, estoy seguro que hay un montón de otros cuerpos perdidos en algún lugar debajo de la superficie. La gente todavía nada en él todo el tiempo.

Le lancé una mirada asesina. —Eso es asqueroso.

Mamá se quejó. —Gracias, Nathan. Escucha, la gente se ahoga y es sólo un hecho de la vida. Estoy segura que cada lago tiene historias de personas que desaparecen, incluidos en los que tú has nadado en el pasado.

Caminé hacia la puerta con mi café. —Eso no hace que suene más atractivo. Creo que voy a disfrutar de la vista del lago y trataré de no pensar en lo que hay debajo de él.

—¡Sólo asegúrate estar lista en una hora!- Exclamó Nathan mientras salía de la cocina. -O te quedas.

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Una hora y media más tarde, me había puesto mi nuevo bikini naranja y rosa, y estábamos cruzando el lago en un bote Stingray de siete metros de eslora. Nathan estaba sonriendo de oreja a oreja, y mi mamá también estaba sonriendo, tratando desesperadamente de aferrarse a su sombrero de paja en la cabeza, pero yo seguía pensando en la chica del lago. Yo no podía quitarme el horror de saber que había habido un cuerpo cerca de la cabaña donde estábamos alojados. Tuve que admitir que el hecho de que mi madre y mi hermano fueron capaces de dejar de lado el incidente era un poco desconcertante. Era casi como si se hubieran olvidado de él.

—¡Esto es genial!— gritó Nathan mientras su pelo castaño claro era azotado por el viento. —¡No hay casi nadie por aquí! ¡Tenemos todo el lago para nosotros!

Era cierto, pero también era cierto que estábamos a principios de la semana. Por todos los botes atracados cerca de la costa, sabíamos que este lugar era bastante concurrido los fines de semana.

Nathan desaceleró después de cruzar todo el lago y colocó el ancla. —Está bien, voy a nadar,— dijo, sonriendo con entusiasmo.

—Me parece bien,— dijo mamá mientras sacaba un libro de su bolsa. —¿Sabes lo que voy a hacer?.... leer y broncearme.

Le di un poco de protector solar. —No sin esto. Sino parecerás una langosta esta noche.

Ella sonrió y comenzó a frotar un poco de la loción con aroma de coco en la piel.