Capítulo Siete

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Era de noche cuando llegamos a la casa; mamá estaba en el recibidor, tratando desesperadamente de encender la parrilla.

—Muévanse antes que ocurra una explosión,— ordenó Nathan, entregándole el paquete de filetes.

—No discuto al respecto,— respondió ella. —Yo prefiero cocinar en la estufa, pero los filetes saben mejor a la parrilla. Por cierto, gracias por traerlos.

—No hay problema. Eso sí, no le des al sheriff el mío; es el de treinta onzas— respondió.

—Por supuesto que no, barril sin fondo,— dijo. —Pero también hay papas, ensalada de pasta, y mazorca de maíz. Así que contrólate, si es posible.

Él resopló. —¿Eso es todo? ¿No hay postre?

—Tarta de queso,— dijo. —Pero vamos a asegurarnos que nuestros huéspedes reciban una pieza antes que pongas tus manoplas en él.

—Debiste haber hecho dos, y así no preocuparte por ello,— él bromeó. Ella levantó su dedo.

—Yo no me voy a preocupar de eso porque vas a esperar que todo el mundo tenga una pieza antes que devores el resto.

—Está bien, puedo vivir con eso.

—Te ves bien,— le dije a mamá. Llevaba una blusa de color lila y una falda de color blanco que nunca había visto antes.

—Gracias,— ella sonrió. —Entonces, ¿cómo les fue en el pueblo?

—Fue un poco extraño, pero bien,— le contesté.

—¿Qué quieres decir?— Nathan interrumpió.

—Oh, ella solicitó un trabajo en el restaurante local, y una camarera le dio una nota con una rara advertencia.

—¿Qué?— Le mostré el trozo de papel y se encogió de hombros. —Eso es bastante raro. Tal vez conocía a la chica fallecida. Quién sabe, ella pudo pensar que hubo algo extraño en su muerte.

—Tal vez lo hubo,— dije.

Ella frunció el ceño. —El sheriff no parece pensar que sea así. Le preguntaremos nuevamente cuando llegue aquí.

—Está bien,— dije, guardando la nota de inmediato.

Yo no creo que él nos diga mucho. Tener un padre como policía me enseñó que ellos no están interesados en la divulgación de información.

—Entonces, ¿fueron al negocio de Duncan?

—Sí,— dijo Nathan. —Y su padre está contratando, así que llené una solicitud.

Sus ojos se abrieron. —Guau, ¿eso significa que los dos podrían tener trabajos antes de que finalice el verano? ¡Eso es grandioso!

—Sí, lo sé. Tristemente necesito dinero y un coche,— le dije.

—Si consigues un trabajo, te ayudaré a encontrar un coche y me puedes pagar en cuotas. Pero, no esperes nada extravagante,— dijo.

—¿En serio? Gracias mamá,— le respondí, colocando mis brazos alrededor de ella.

Nunca había tenido mi propio coche, aunque tengo licencia. Me puse a pensar en todas las posibilidades y comencé a sentir vértigo.

—Por supuesto. Sé que es difícil no tener un coche, sobre todo, ahora que eres una graduanda.

Cuando me alejé, mis ojos captaron un movimiento en el bosque. Al principio, pensé que era un venado u otro animal salvaje, pero luego se difuminó, y corrió hacia los árboles. No estaba segura, pero podría haber jurado que sus ojos brillaban, también. Al igual que el llamado "Mirón."

Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora