Capítulo Ocho

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Mamá seguía durmiendo cuando me desperté a la mañana siguiente, lo cual era bastante extraño, considerando que eran más de las diez y nunca solía dormir pasadas las ocho.

—Oye,— le dije a Nathan, que estaba comiendo un tazón monstruoso de cereal y veía la televisión en el mostrador de la cocina.

Él sonrió. —Sigues viva.

—Muy chistoso, cabeza hueca,— le contesté.

—Es broma, bobalicona,— contestó con la boca llena. —Oye, ¿adivina quién llamó esta mañana?

¿Duncan? —¿Quién?

—La gerente en ese restaurante donde llenaste la aplicación de empleo.

Lo miré con sorpresa. —Guau, ¿de verdad?

—Sí, se supone que te llamará de nuevo por si estás todavía interesada en una entrevista— dijo, y me entregó una hoja de papel, —llama a Rosie a este número.

—Increíble,— le dije, con una sonrisa de oreja a oreja. Diez minutos más tarde tenía cita para una entrevista esa misma tarde.

—Increíble, eso fue rápido,— dijo Nathan.

—Supongo que tendré que darte un aventón.

—O, podrías prestarme tu coche.

Resopló. —Por supuesto. Nadie más conduce ese coche. Ni siquiera Deanna tenía el privilegio de conducir a mi bebé.

—Hola, chicos,— bostezó mamá cuando entró a la cocina.

—Despertaste tarde,— dijo Nathan.

Ella encendió la cafetera Keurig y sonrió. —Bueno, Caleb es un hombre interesante. Ha viajado por todo el mundo y hablamos durante horas sobre sus locas aventuras.

—¿Un sheriff de pueblo, viajero?— Nathan sonrió con satisfacción. Sus ojos se iluminaron.

—Él ha estado en muchos lugares, es asombroso.

—Oh, diablos,— dije. —Hablando de Caleb, me olvidé contarle lo de la nota que me entregó la camarera ayer.

Mamá movió su mano. —Oh, le mencioné y él no parecía demasiado preocupado. Dijo que este pueblo ha tenido crímenes, pero sin duda no había nada porque temer, incluso en la noche. También mencionó que Amy estaba teniendo dificultades para aceptar la pérdida de su amiga, la chica que encontramos. Se volvió un poco... inestable.

Entrecerré los ojos. —¿Qué quieres decir con inestable?

Ella suspiró. —No se supone que diga esto, pero, ella trató de suicidarse hace un par de semanas.

—Guau,— respondió Nathan. —Eso es fuerte.

Mamá asintió. —Supongo que sus padres han estado tratando desesperadamente de obtener ayuda para ella, incluso yendo tan lejos como para medicarla con antidepresivos, pero, obviamente, todavía tenía algunos problemas emocionales.

—¿Y Caleb sabe todo esto?— Le pregunté.

Ella tomó un poco de crema para su café. —Sí, su hija, Celeste, fue a la escuela con Amy. Ambas se graduaron en junio.

—Oh,— dije.

—¿Cómo dormiste anoche?— Ella me preguntó.

—Bien, aunque tuve algunos sueños perturbadores. Pero aparte de eso, dormí muy bien.

—Mierda,— interrumpió Nathan. Él subió el volumen del televisor y me miró con horror.

Una imagen de la camarera que nos había servido ayer se presentaba por la pantalla. —Amy Kreger, de diecisiete años de edad, fue encontrada muerta en el bosque cerca de la orilla del lago, temprano esta mañana,— dijo la reportera, de pie junto a un viejo Chevy Camaro. —Su coche había sido encontrado abandonado junto a la carretera con drogas en el asiento delantero. Cuando agentes de la policía fueron para investigar, encontraron a la fallecida en el bosque con heridas auto infligidas en ambas muñecas. Esta joven era muy amiga de Tina Johnson, quien había desaparecido hacía un par de semanas. El cuerpo de Tina fue encontrado hace apenas dos días, en la costa, en un lugar no revelado. La policía no sospecha de asesinato en ninguno de los casos.— Nathan apagó el televisor y todos nos quedamos en shock.

Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora