Capítulo Veinte

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—Despierta, Princesa de las Tinieblas,— bromeó mi hermano a la mañana siguiente.

—Muy gracioso,— murmuré. Miré mi reloj despertador para descubrir que ya era más de las once.

—Hablé ya con Duncan,— dijo Nathan, mientras se comía un banano. —Se supone que nos encontraremos en el puerto deportivo alrededor de las cuatro.

Bostecé. —¿Le dijiste lo de anoche?

—Le dije algunas cosas, pero omití la parte en la que estabas sentada en el regazo de Ethan, jadeando de placer.

Me quejé. —Estuvo muy mal. Estoy tan disgustada conmigo misma.

—Sin duda lo disfrutaste.— Hizo una mueca. —Diablos, fue asqueroso.

—Vamos, sabes muy bien que no era yo. ¿No soy acaso la normalmente gélida y tímida gemela?

Sus labios se curvaron. —Es cierto. Por lo general soy yo el que lucha con el sexo opuesto.

Me levanté de la cama. —Tomaré una ducha ahora. Al menos no tienes que seguirme por todas partes durante el día. A los vampiros no les gusta la luz del día.

—Por lo que sabemos,— dijo. —Pero esta es la vida real. Yo no daría por hecho nada.

—Sólo me he topado con Ethan en la noche. De hecho, por lo general sale al restaurante por la noche.

Sus ojos se estrecharon. —¿Qué demonios ordena? ¿Filete Tártaro?

Hice una mueca. —No, sólo ordena café; él y sus cinco amigos.

—Oh, diablos, ¿más vampiros?

—Creo que sí, aunque los otros no dicen una palabra. Ellos simplemente toman café y miran al resto de los clientes.

—Probablemente planifican un ataque.

—No lo dudo. Mira, estaré tomando una ducha. Nos vemos abajo en un momento. ¿Está mamá despierta?

Su rostro se ensombreció. —No, eso es otra cosa que todavía me molesta. Esto no es propio de ella, en lo absoluto.

—Lo sé. Será mejor echarle un ojo a ella. Puedes dar al sheriff un aviso también,— le dije.

—Él ya piensa que estamos locos,— dijo Nathan. —¿Te imaginas si le decimos lo de anoche?

Me mordí el labio inferior. El sheriff nunca nos creería.

—Vamos a guardar el secreto, por ahora.

—Vamos a tener que hacerlo.

Nathan salió de mi habitación y me di una ducha caliente. Cuando terminé, me puse un vestido blanco y un par de sandalias. Después me sequé el cabello y me puse un poco de maquillaje, me quedé mirando los resultados y fruncí el ceño. Definitivamente parecía que iba a una cita. Lo hago únicamente para Duncan, me dije.

—¿Te estás arreglando para Duncan o estás tratando de atrapar a un vampiro?— Bromeó mi hermano cuando entré en la cocina.

Fruncí el ceño. —Para tu información, yo lo hago por Duncan.

—Guau, te ves muy fresca y encantadora esta mañana,— dijo mamá mientras entraba en la cocina.

Sonreí. —Gracias, mamá. Por cierto, estamos por la tarde, ahora.

Ella se quitó las gafas y miró el reloj. Su rostro se ensombreció. —Oh.

—¿Tus ojos todavía te molestan?— pregunté.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2017 ⏰

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Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora