Capítulo Catorce

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—¿Disculpa?— él preguntó, abriendo la camioneta. Los dos entramos y me miró.

—Amy estaba convencida que era un vampiro, y hay algo en él que es totalmente... inquietante.

Sacudió la cabeza y sonrió mientras encendía la camioneta. —Bueno, tu imaginación realmente te sobrepasa. Ya es bastante malo que pudiera ser un fantasma rondando por tu cabaña, pero ¿un vampiro en el restaurante local?

Asentí. —Me siento de la misma manera, pero había algo extraño en él. Me hizo sentir...

Él arqueó las cejas. —¿Él te hizo sentir qué?

Tragué saliva. —Um, rara.— Yo no sabía si decirle a Duncan que en un momento, quise tener sexo con Ethan y probablemente habría pasado, si hubiéramos estado solos. Ni siquiera tenía sentido para mí.

Duncan miró hacia el restaurante. —Si te da problemas, me dejas saber.

Sonreí. —Por supuesto.

Salimos del estacionamiento en silencio mientras pensaba en el extraño encuentro. Duncan me miró un par de veces, y me di cuenta que también había algo en su mente.

—¿Qué?— le pregunté. Se detuvo a un lado de la carretera. —¿Qué pasa, Duncan?— golpeó el volante un par de veces y luego me miró.

Había una sonrisa divertida en su rostro. —Cuando te vi con Ethan, parecía que estabas dispuesta a arrancarle la ropa o algo así. No sé, sino que sólo me hizo sentir un poco... celoso.— Ni siquiera estoy segura de cómo sucedió, pero lo próximo que supe es que él estaba a horcajadas en el asiento delantero y nuestras bocas estaban pegadas. —Nikki,— gimió contra mis labios. Mi corazón latía locamente en mi pecho y puse cerca de él, haciendo que su respiración se agitara. Se apartó y me miró a los ojos. —No creo...— susurró.

—No creo,— le dije sin aliento, tirando de él hacia mis labios. Había un hambre intensa dentro de mí, que yo nunca había sentido antes. Quería arrancar nuestra ropa, sólo para poder sentir su piel en la mía. Su boca estaba caliente, y rápidamente él estaba besando mi cuello, mientras sus manos se movían debajo de mi camisa. Cuando él estaba a punto de deslizar sus dedos debajo de mi sostén, mi celular sonó, sorprendiéndonos. Apartó rápidamente sus manos y me bajé de su regazo. Mi cara estaba ardiendo de vergüenza cuando busqué mi celular. —¿Sí?— dije, incapaz de mirar a Duncan.

Hola a ti también,— murmuró Nathan.

Me aclaré la garganta. —Lo siento.

¿Ya están llegando?

Con nerviosismo me mordí una uña. —Casi.

Está bien, pedí una pizza y ya está por llegar, así que date prisa de una vez.

Colgué y miré de reojo a Duncan.

—Lo siento,— dijo, aunque sus ojos seguían ardiendo.

—No sé lo que me pasó.—Sonreí tímidamente. —Yo... no era yo. Prácticamente te violé. Nunca lo he hecho antes. Lo siento.

—Al menos sé que te gusto.

Me eché a reír. —¿Te parece?

—Estoy seguro que tú probablemente podrías decir que tú me gustas, también,— dijo, sonriendo.

Mis mejillas se pusieron calientes y cambié de tema. —Espero tengas hambre. Nathan tiene una pizza que nos espera.

—Oh, me muero de hambre,— dijo en voz baja.

Lo miré y suspiré. —Duncan, yo...

Me miró por un minuto. —Está bien,— dijo. —No tengo prisa por nada.

Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora