Capítulo Quince

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Nathan y Duncan estaban llenos de preguntas mientras caminábamos de regreso a la casa. Yo todavía estaba en un estado de confusión y tenía dificultad para contestarlas.

—¿Quién era?— preguntó Duncan.

—¿A dónde fue?— preguntó Nathan.

Negué con la cabeza. —Yo... yo simplemente no puedo recordar.— No fue exactamente así, pero mis pensamientos estaban tan confusos debido a mi enorme atracción hacia Ethan. Una parte de mí entendía que no era natural; era un poder que estaba usando para controlarme. Otra parte de mí no le importaba, yo sólo quería que él hiciera lo que quisiera conmigo, lo que fuera.

Nathan se rascó la cabeza. —¿Viste quién era, Duncan?

Negó con la cabeza. —Me aventaron hacia atrás y luego se había ido en un instante. Era una locura.

Nathan frunció el ceño. —Yo ni siquiera sé cómo digo esto en el nueve-uno-uno. ¿Intento de secuestro por el hombre invisible?

Me aclaré la garganta. —Um, no te preocupes por eso, Nathan. Estoy bien.

—No, tenemos que llamar a la policía. Podías haber sido asesinada o violada.

La verdad, no habría sido violación, pensé. Aunque, si se utiliza el control mental para hacer que lo deseara mucho, entonces era tan malo como una droga para facilitar la violación.

—Yo no vi nada. Yo ni siquiera sabía quién era,— protesté. —Los policías van a pensar que estamos todos locos.

Nathan me miró durante un minuto. —Bueno, mejor pregunto: ¿era humano?

—Para ser honesta, no lo sé,— dije.

Duncan tomó mi mano. —Voy a llamar a mi papá para hacerle saber que me voy a quedar esta noche. No voy a dejar que salgas de mi vista otra vez.

Nathan nos miró a los dos. —Espera un segundo, ¿me he perdido algo?

Podía sentir mis mejillas volviéndose de color rosa.

—Creo que se puede decir que estoy un poco enamorando de tu hermana,— dijo Duncan con una tímida sonrisa. —Espero que no tengas problema con eso.

Nathan sonrió. —Para nada. Ahora no voy a ser el único que tenga que sufrir sus síndromes premenstruales.

Lo golpeé en el hombro. —Muy divertido, moco.

—Oye,— dijo, alejándose de mi puño.

—Les aviso, su mamá acaba de llegar,— dijo Duncan.

Ella estaba saliendo del coche del sheriff y él la ayudaba a subir las escaleras.

—Sheriff, ¿qué le pasó a ella?— preguntó Nathan.

Caleb sonrió. —Tomó muchas copas de vino de nuevo. Yo la traje a casa para que pudiera dormir.

Mamá nos dio una sonrisa de medio lado. —Hola, mis niños...— Me quejé. Estaba totalmente mareada y se tambaleó hacia mí. —Nikki, te quiero.

Nathan y yo pusimos nuestros brazos alrededor de ella y la sostuvimos.

—Guau, mamá,— refunfuñé, tratando de sostenerla. —Creo que es hora de empezar a decirle adiós al vino.

Su sonrisa cayó. —Yo no bebí nada.

—Segura,— interrumpió el sheriff. —¿No te acuerdas del Cabernet que elegiste de la bodega? Lo bebimos en la cena.

Mamá parecía confundida, pero luego, cuando sus ojos se encontraron con Caleb, ella sonrió con malicia y se lamió los labios. —Todo, lo que recuerdo es el postre.

Confusión *Vagabundos De La Noche 1*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora