Miedo

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Keith se levantó tarde ese día, había vuelto a dormir en la habitación de Shiro, normalmente se levantaba temprano y pasaba parte del día entrenando, pero después de lo que había sucedido con Allura y Pidge no había podido concentrarse en el entrenamiento y ahora había dormido más de la cuenta sin darse cuenta. Salió discretamente, pues no quería que nadie se diera cuenta que dormía en la habitación de su líder, estaba seguro que cualquiera que lo descubriera armaría un escándalo, principalmente Pidge o Lance, después de pensarlo decidió ir a comer algo y al llegar pudo ver a sus compañeros paladines sentados en la mesa, todos salvo Pidge.

- Hola chicos, ¿Cuánto dormí? – preguntó el paladín rojo a sus compañeros paladines - ¿Dónde está Pidge? –

- No está aquí – contestó Lance con indiferencia.

- No ha salido de su habitación desde lo que pasó con Allura y tú, debiste dormir unas 12 horas – le contestó Hunk de forma seria.

Keith tardó un poco en reaccionar, se sorprendió tanto de saber que había descansado tanto siendo tan poco común en él, especialmente por las intermitentes pesadillas y por otro lado, su compañera no había salido de su habitación desde que él habló con ella y eso le preocupaba, y finalmente sus compañeros parecían más distantes que de costumbre, los ánimos de todos estaban por los suelos y por alguna razón pensaba que él era ser quien debería tener la solución de todo lo que estaba sucediendo. Tomo asiento frente a sus compañeros sin decir una palabra, observando el asiento que normalmente ocupaba su anterior líder, preguntándose lo que él les diría si estuviera ahí, después de todo él siempre sabía que decir, pero por más que lo pensaba no se le ocurría nada que hubiera podido salir de la boca de Shiro.

Finalmente se armó de valor para hablar, pero aunque trató de hacerlo de la forma más amable que pudo, su voz sonó golpeada y malhumorada.

- ¿Qué les sucede a ustedes dos? Normalmente son más ruidosos. –

- ¿Acaso te importa? – le contestó Lance con el mismo tono malhumorado – No intentes actuar como nuestro nuevo líder, yo nunca te veré como tal. –

Las palabras de Lance atravesaron a Keith como dagas, había dicho las palabras que sabía claramente que sus compañeros pensaban, pero escucharlas en voz alta de alguna forma lo lastimaba, se pusó de pie y se dirigió a la cocina con malhumor.

- Iré a ver a Pidge – dijo simplemente, mientras apretaba los puños - le llevaré algo de comer. –

- Solo empeoraras las cosas – le gritó el paladín azul con fastidio, pero lo que Lance no sabía es que, para Keith, las cosas con Pidge no podían estar peor.

Keith pasó a la cocina y solo encontró la comida de Korran, tomo dos platos de lo más comestible que vio y se dirigió al cuarto de su compañera, pero al llegar no obtuvo respuesta al tocar la puerta, fastidiado de esperar a que Pidge abriera decidió entrar sin su permiso, pero al abrir sintió como si un balde de agua fría callera sobre él, pues su compañera no estaba ahí y salvo por el plato que él mismo había dejado ahí el día anterior no había ninguna otra cosa que dijera que ese cuarto estuviera ocupado.

El chico entro en pánico sin saber que hacer, dejó los platos sobre la mesa y corrió lo más rápido que pudo nuevamente al comedor donde sus compañeros paladines aún se encontraban.

- ¡Pidge se ha ido! – anunció alarmado.

- ¿Qué quieres decir con que se ha ido? – preguntó Lance mientras se ponía de pie.

- Sus cosas no están – explicó el piloto - no hay nada en su habitación. –

- No hay forma que haya salido de la nave – agregó Hunk – Korran lo hubiera sabido y la hubiera detenido o nos hubiera llamado –

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