Aún no acaba

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Aún cuando recuperó la conciencia no abrió sus ojos, se concentró en las sensaciones que lo rodeaban, pudo sentir el frío piso en contacto con su piel, la viscosa sensación de la sangre seca bajo él y un dolor generalizado que le decía que había recibido una buena cantidad de golpes; por ese momento no quiso levantarse, no veía razones para hacerlo, pero después escuchó lo que parecían muchas voces a su alrededor, pero entre más pasaba el aturdimiento, más estaba seguro de que no estaba alucinando.

Se levantó de golpe, cosa que se arrepintió de inmediato al sentir el mareo que casi lo hizo regresar el estómago, no cabía duda de que había perdido mucha sangre, miró a su alrededor confuso al mismo tiempo que un Galra se acercaba a él, trató de ponerse de pie, pero era inútil, cansado y herido no había forma de que pudiera combatir. El soldado había levantado su arma para zafarla de su arnés y el paladín estaba listo para recibir el golpe; cerró los ojos esperándolo, pero este no llegó y cuando abrió los ojos vio el arma en el suelo junto a él y el Galra, mientras este examinaba sus heridas.

– Tranquilo Shiro – le llamó el soldado desconocido – Nos encargaremos de curar tus heridas, no tienes nada de qué preocuparte, nadie te hará daño. –

El paladín negro observó con sorpresa a su alrededor, no solo había Galra; si no toda clase de seres de otros mundos, algunos de los cuales Shiro nunca había visto, aun con lo aturdido que se sentía no pudo evitar sentir sorpresa.

– ¿Cómo sabes mi nombre? – cuestionó el joven con sorpresa, después de unos momentos.

– Oh, el chico que estaba contigo así te llamaba. – respondió el Galra.

En ese momento los recuerdos de Shiro volvieron, el entrar al crucero con Keith, el pulso electromagnético que los dejó incomunicados, el tratar de detener la explosión sin éxito, ver llegar a Pidge y a Lance, Pidge tomando el control para evitar daños mayores, el escape, el piso colapsando, los ojos suplicantes de la piloto y finalmente el disparo de Lance. Fue demasiado para asimilar de una sola vez, pues Shiro sintió revolver su estómago nuevamente, tanto que tuvo que cubrir su boca.

El Galra revisaba sus heridas, su cabeza y todo diligentemente, mientras que Shiro se esforzaba por mantener el contenido de su estómago dentro de este, finalmente con un movimiento de cabeza que parecía indicar que todo estaba bien, llamo a otros soldados que iban y venían entre los otras personas en el lugar y finalmente le llevaron lo que parecía un plato con sopa, cuyos ingredientes eran totalmente desconocidos para el paladín.

– Debes comer para recuperar fuerzas – le ordenó el Galra con un tono algo demandante – No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, así que es mejor que recuperes tus fuerzas lo más pronto posible –

Shiro asintió con la cabeza mientras trataba de ordenar sus ideas, se llevó el cuenco a la sopa y hasta que el líquido tocó sus labios no se dio cuenta del hambre que sentía, no tenía un mal sabor, aunque tampoco sabía cómo nada que él hubiera probado antes, más antes que se hubiera dado cuenta ya se había terminado.

– Tienes apetito, esa es buena señal – sonrió el Galra, mientras le pasaba otro cuenco de sopa – pero trata de comer más despacio, tenemos que racionar la comida, como dije, no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí –

– ¿Son los miembros de la resistencia? – cuestionó Shiro mientras tomaba el cuenco – Los soldados de Kolivan –

El Galra asintió.

– ¿Dónde estamos? – preguntó el paladín dando otro vistazo alrededor mientras daba pequeños sorbos al cuenco, más el Galra únicamente se encogió de hombros.

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