¿Dónde estas?

Hablemos de celos

Bien sé que no había dicho nada de doble capítulo ni nada, pero aquí tengo el nuevo capítulo. ¿Por qué? Nada más, no sé, se me antojo subirlo antes.

No pregunten y solo disfrutenlo.

Desde que Shiro había vuelto a la nave, Allura había acaparado su tiempo, siempre parecía necesitar su consejo para algo o su opinión sobre otra cosa, como consecuencia los paladines no habían podido haber estado con su líder ni un solo momento.

Después de salir de la cápsula de curación Pidge trató de hablar con él, había ciertas cosas que quería aclarar sobre lo ocurrido en el mundo metafísico, pero al igual que sus compañeros se vio frustrado su intentó cuando Coran le dijo que la princesa y Shiro estaban reunidos hablando del próximo paso a tomar con respecto a los leones y se negó a revelar el lugar donde estos estaban hablando.

– Es como si ahora no pudiera estar separada de él – se quejó la chica con sus compañeros en el comedor – Hace un par de semanas lo creía muerto –

– Tal vez piense que es peligroso – confesó Hunk – debó admitir que desde lo ocurrido me da miedo entrar a mi león y desaparecer como ustedes –

– Es verdad – coincidió Lance – aún no sabemos qué fue lo que hizo desaparecer a Shiro en primer lugar. Podría pasarle a cualquiera de nosotros. –

– No es verdad – los contradijo la chica – Estoy segura que algo tuvo que ver la conexión de Zarkon y el león negro, así como también con que la sincronización de Shiro con el león superará el máximo, no creó que vuelva a suceder o que suceda con otro león –

– Podríamos preguntarle a Slav – continuó Lance quien parecía no haber escuchado las palabras de Pidge – él sabe cuáles son las posibilidades de todo –

Pidge infló las mejillas con molestia, al mismo tiempo la puerta del comedor se abría dejando entrar a Keith, que era el único que faltaba en el lugar, sin contar a Shiro.

– Despertaste – exclamó sorprendido al ver a Pidge, agregando divertido mientras tomaba un mechón de su ahora largo cabello – ¿Te hiciste algo en el cabello? –

– ¡Oh quiznaq! – gritó Lance señalando a Keith con un dedo – ¿Acaso Keith ha hecho una broma? –

Pidge y Hunk rieron mientras Lance y Keith empezaban otra de sus habituales riñas, toda parecía haber vuelto a la normalidad, las risas y los buenos momentos habían regresado y ninguno lo pasaba desapercibido. Repentinamente algo cruzó la mente de Pidge quién se levantó de golpe sobresaltando a sus compañeros.

– ¿Qué sucede? – preguntaron los tres paladines al mismo tiempo, pues la chica sonreía.

– No es nada – dijo moviendo la muñeca en un gesto despreocupado – Ustedes sigan con lo suyo, estaré en mi habitación –

La chica salió rápidamente de la habitación, pero no se dirigió a su habitación, si no a uno de los elevadores de la nave, que la llevó al piso inferior de la nave, donde se almacenaban los repuestos y las máquinas averiadas que podrían a llegar a necesitar, Coran le había dado a la chica total acceso y le había permitido tomar cualquier cosa que deseará de ahí, cosa que la paladín hacia continuamente. Buscó fervientemente entre la chatarra, cables y demás cosas que pensó que le podrían resultar útil y finalmente tomó una de las cámaras de seguridad de repuesto que se almacenaban ahí. Examinó alrededor y por fin encontró barriles con diferentes clases de químicos, tomó una placa metálica y probó varios de ellos, así como también varias combinaciones de los mismos, hasta que encontró aquellos que tenían el efecto que ella deseaba, llenó dos contenedores de dichos químicos, así como dos bandejas y subió hasta su habitación balanceando con cuidado todo lo que llevaba. Tardó un poco más en llegar pues tenía cuidado de que nada se le cayera y una vez estado en su cuarto empezó a trabajar sin descanso, no notó que el tiempo pasó muy rápido, ya habían pasado 12 Varga desde que empezó, el cabello continuamente se interponía en su camino, pero una vez lo tuvo amarrado con lo primero que encontró le resulto fácil terminar su más reciente proyecto.