Familia

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Shiro no tuvo tiempo de reaccionar o preocuparse por las personas que se encontraban en la base, antes de que se diera cuenta estaba rodeado por tres cruceros de batalla que lanzaban sus ataque incesablemente, no podía hacer nada más que esquivar, podía ver que por su lado sus compañeros paladines tenían exactamente el mismo problema, siendo atacados por dos cruceros cada uno, al mismo tiempo que el castillo era atacado por otros tres cruceros; los superaban por mucho en capacidad a lo que podían aguantar, mordió sus labios con frustración mientras pensaba en la piloto que hace menos de dos horas había echado de su equipo, una parte de él agradecía no haberla llevado a esa batalla de la cual obviamente no tenían esperanza de salir con vida y por otro lado al ver el gran daño recibido a la base deseaba con todo su ser que la chica de algún modo hubiera salido ilesa.

Más no tenía tiempo de estar divagando, en ese momento de distracción uno de los cruceros había alcanzado a golpearlo, sacudiendo al león por el impacto, consiguió esquivar el siguiente, pero no podía acercarse lo suficiente para contraatacar, estaban en una desventaja numérica y estratégica, su única esperanza era formar a Voltron, pero sin Pidge eso sería imposible.

Mientras tanto.

La sacudida que había recibido la base al conectar el disparo había llevado a todos en el área de estrategia al suelo, y habían pasado los siguientes minutos tratando de restablecer las funciones, más todas se encontraban dañadas.

– Hay una fuga de oxígeno en todos los niveles hasta el nivel central – exclamaban por un lado.

– Las comunicaciones han sido dañadas, no hay forma de comunicarse con los paladines o el castillo de Voltron – decían por otro lado.

– ¡Hay un grave daño en la estructura! – gritaban al fondo – ¡Se ha perdido la mitad de la estructura principal de la base! –

El caos reinaba en el lugar mientras entre gritos y carreras de un lado a otro, los miembros de la logística se habían quedado sin opciones mientras veían como el esfuerzo conjunto de mucho tiempo había quedado en ruinas.

– ¡Hay una infiltración, repito, el enemigo se ha infiltrado en todos los niveles por el boquete medio del boquete que ha quedado! –

Eso fue la gota que derramó el vaso, el pánico se sembró en la sala y los miembros caían en la desesperación y la impotencia.

– ¡Katie! ¡Katie! –

Pidge salió como de un trance en el que parecía ver todo desde un lugar muy lejano, pero la voz de su hermano la había llevado a ese infierno caótico, vio su preocupada mirada y se sorprendió al ver lo tranquilo que estaba en comparación de sus compañeros alrededor.

– ¿Estás bien? – preguntó preocupado el chico mientras miraba a su hermano que parecía haber tenido la vista perdida desde que había regresado de hablar por última vez con sus compañeros paladines.

– Claro, Matt – respondió aturdida – ¿Qué sucede? –

– Parece que la mitad de la base fue destruida – respondió el chico en un sombrío tono – y los soldados del imperio se han infiltrado. Nadie sabe qué hacer, todos tienen mucho miedo. No deben tardar en llegar aquí desde la abertura –

La chica en su aturdimiento miró a su hermano con confusión ¿Nadie sabía qué hacer? Para ella era muy obvio lo que tenían que hacer ¿Por qué nadie parecía recordarlo?

– Hay que salir de aquí – dijo en voz casi inaudible.

– Si hacemos eso tendríamos que enfrentar a los soldados – le explicó su hermano – Y casi nadie tiene esa experiencia en combate –

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