24. Brillo en los ojos

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Gruño estirándome, sintiendo todos mis músculos destensarse deliciosamente. Dejo caer mi brazo a un lado de la cama esperando encontrarme con su cuerpo pero lo único que siento es una almohada fría. 

Me siento en el colchón y trato de agudizar mi oído tratando de saber si está en el baño de al lado. Frunzo el ceño y toco mi pecho.

—¿Pero qué...? —anoche me dormí sin bañarme y ahora estoy con los fluidos de Donghae secos en mi cuerpo.

Sinceramente, no me parece asqueroso. Ya nada de lo que trate sobre él me parece mal. 

Aunque tampoco por eso voy a andar sucio todo el día. 

Me bajo de la cama y abro los cajones de su armario. Saco una toalla que tiene un dibujo de Nemo estampado. Río divertido y la envuelvo en mi cadera.

Salgo de la habitación y el sonido de los platos me hace saber que está en la cocina. Entro al baño y me quito la toalla; la dejo a un lado, sobre el lavabo y me meto a la ducha.

Abro el grifo, me ubico debajo del chorro de agua. Un quejido escapa de mis labios cuando una especie de ardor bastante intenso se hace presente en mi espalda.

Llevo una mano a ese lugar y toco con suavidad. Descubro un par de líneas a relieve que duelen y arden a la vez cada que las toco.

—Donghae estaba muy emocionado —río conmigo mismo.

Esa misma mano la llevo a mi pecho. Ha desaparecido aquel extraño dolor que no me dejaba respirar, aunque eso no significa que ya no tenga ninguna sensación. De hecho siento un pequeño aleteo en mi pecho y un dulce hormigueo en mi estómago que me hace sonreír aún más.

De verdad estoy coladito por él. 

Tomo el bote del shampoo y echo un poco en mi cabello. Lo masajeo hasta hacer suficiente espuma, cojo el jabón y hago lo mismo aunque en el cuerpo. 

Me restriego con una esponja y después dejo que el agua se lleve todo rastro de espuma y suciedad que haya en mi cuerpo. 

Cierro el grifo y salgo de la ducha. Tomo la toalla y antes de siquiera pensar en secarme, me paro frente al espejo del lavabo y me giro.

Me miro y efectivamente tengo un montón de líneas bastante rojizas que atraviesan mi espalda. No, no solo la zona de los omóplatos. Absolutamente toda mi espalda. 

Algunos rasguños son más notables que otros, y unos arden más. 

Hago una mueca de lado. No me esperaba que estuvieran así. Lo único que faltaría es que me hicieran posar frente a la cámara sin camiseta. 

A mí me daría completamente igual, pero ya algunos saben donde pasé toda la noche.

Unos golpes en la puerta hacen que regrese mi atención a la realidad.

—¿Hyuk? —su suave voz me llama del otro lado. Aquella que hace que todos y cada uno de los vellos de mi cuerpo se pongan en punta. 

Envuelvo la toalla en mi cadera y abro la puerta. 

—Ya está el...—se calla. Su mirada viaja por todo mi cuerpo, tan lentamente que me hace soltar una carcajada, la misma que hace que se ruborice y aclare su garganta— desayuno. Ya está el desayuno.

—Gracias —paso por su lado alborotando su cabello que está suelto.

—Oh por Dios —me volteo para mirarlo. Tiene ambas manos cubriendo su boca y sus ojos están horrorizados.

—¿Qué sucede? —regreso sobre mis pasos. 

—¿Y-yo te hice eso? —ladeo mi cabeza sin comprender. Él boquea un par de veces tratando de buscar las palabras—. Y-yo te lastime...

❝Hyukkie❞ 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora