POR SIEMPRE A TU LADO - DRACO MALFOY

PRIMUS GRADUS!

Capítulo II

¡SUS PRIMERO PASOS!

Estaba demasiado orgulloso por la primera palabra de Scorpius, me sentí el hombre, el padre más afortunado de todos al oír a su hijo hablar, aunque no eh de negar que me extasió que su primer palabra fuer el honorable apellido Malfoy, algunos me dirán que padezco de mis facultades mentales, pero cuando eres criado con la idea de que tu apellido es lo mejor de lo mejor lo terminas amando sí o sí.

Recuerdo que inclusive mi primera palabra fue la misma, claro que no recuerdo haberla dicho, es obvio pues aún era un bebe más sin embargo mi madre me ha contado mi primera palabra también fue Malfoy, eh de confesar que cunado mi hijo y yo nos quedábamos a solas le ensañaba a decir nuestro apellido, inclusive su padrino también se encargó de enseñarle. Recuerdo que cuando me atrapo enseñándole a mi hijo a hablar no paro de reírse por más de una hora, pero al final termino ayudándome.

- Vamos, hijo repite conmigo Mal-foy – le decía a Scorpius que estaba frente a mi sentado en mi escritorio, mientras mordía la corbata que traía puesta- anda feroz dragón di Mal-foy, Mal-foy, Mal-foy.

- ¿Qué demonios haces, Draco? – pregunto Zabini entrando a mi oficina.

- ¿Tú qué crees idiota? – le pregunte desesperado, pues ya llevaba una hora tratando de que Scorpius hablara y nada, no redecía nada ni siquiera balbuceaba.

- No lo sé, por eso pregunto además siempre te atrapo haciendo tenerías, haber trae acá – me dijo mientras trataba de quitarme a mi hijo de mis manos, cuando Scorpius decidió que mi corbata ya no necesitaba de su entera atención la soltó para percatarse de su padrino, en cuanto lo vio rio y estiro sus manitas hacia él.

- Vez, hasta él quiere venir conmigo, no seas envidioso.

- No soy envidioso, pero si te lo llevas perderá la concentración.

- ¿La qué? – pregunto riendo.

- La concentración, que no vez que trato de hacer que ría – le dije.

- Por Merlín, Draco es un niño – termino riéndose de mí.

- Anda, déjate de reír y ayúdame a que hable.

- Pero si es un bebe Draco – me señaló aun riéndose.

- Así, pues si no ayudas no te lo volveré a prestar para que las mujeres se te acerquen – le ámense.

- Está bien, está bien me rindo, anda ahijado repite conmigo, Mal-foy.

Al final terminamos los dos muy frustrados porque no habíamos conseguido nada de mi dragón, solo balbuceos así que decidimos rendirnos por hoy. Al final del día cuando le conté a Zabini que mi hijo había hablado, bueno solo dijo su apellido él envió un gran regalo para su ahijado.

Todo esto me llena de orgullo, el orgullo Malfoy como lo llama mi esposa, aunque a ella no le gusta para nada que sea muy orgulloso, pero vamos ¿Qué sería de Draco Malfoy, sin el orgullo Malfoy?

Bueno ya dejare de darle vuelta a mis pensamientos, pero es que la alegría que siento al recordar a mi hijo hablar no tiene comparación, de solo recordarlo aparece una sonrisa estúpida en mi rostro. Ahora estoy jugando con Scorpius, un juego tonto que mi esposa le ha enseñado, pero bueno es un bebe y esto le causa gracia.