La expresión molesta en su rostro le resultaba irritante y es que esa alondra estúpida había sido uno de sus principales dolores de cabeza durante los últimos diez años. Hibari era, y podía admitir sin duda alguna, un dolor de cabeza cuando se lo proponía.
-¿Qué se supone que quieres? -bufo exasperado y recargándose del marco de la puerta-. El escándalo no lo he causado yo, por cierto.
El azabache le miró momentáneamente sorprendido, aunque el cómo pudo notarlo siendo que era tan inexpresivo como su querido primo Fran era un misterio, sin embargo aquel desconcierto no duró más de una centésima de segundo y procedió a dedicarle a su maravillosa persona una mirada feroz.
-Sea quien sea debe ser mordido hasta la muerte -aseguró Kyōya enfadado-. Además, ¿qué haces aquí? Se supone que te quedarías para siempre en Italia.
-Adorable bienvenida -se mofo Rokudo rodando los ojos-. Estoy aquí porque se me ha antojado salir a explorar, ¿tú no deberías estar en China?.
Aquella era la cuestión. Kyōya, la alondra salvaje, debería estar en otro lugar de Asia, específicamente con sus familiares recibiendo adiestramiento para poder ejercer un mejor control sobre sus empresas familiares en un futuro próximo.
Era un niño rico y excéntrico, ¡maldecía tanto haberle conocido en la niñez! En aquella etapa había sido tan inocente que temía haber caído tan bajo como para forjar una amistad con el chico frente a él, si es que su relación se podía llamar de aquel modo.
-Debería -admitió cruzándose de brazos y guardando sus armas, que a saber Dios cuando llegaron a sus manos-. Pero por algún motivo el carnívoro y el omnívoro me han enviado aquí a buscar a un herbívoro.
Mukuro suspiró, entristecido por el pobre desafortunado que había tenido la desgracia de estar en la mira de aquella excéntrica familia -o sea lo que fuera que le tenían planeado-, tal vez no era el ser más infeliz del universo como había pensado no hace más de dos minutos.
-Lo siento por ese pobre chico -comentó por fin-. Como sea, no planeo ayudarte a buscarlo así que...
-No te estaba pidiendo ayuda.
-Ya. Como decía -bufo cansado-. Acabo de llegar de un vuelo de doce horas y tú tienes cosas que hacer... Hagamos como que no nos hemos visto en esta vida y sigamos con lo que estábamos por hacer, ¿te parece?.
Como única respuesta sólo contempló la espalda del azabache mientras se alejaba de él, seguramente en buscar de alguien con quien probar sus ya muy conocidos kamikorosu, como sea. No era su problema y jamás lo sería, con eso en mente ingresó nuevamente en el departamento y, después de cerrar bien la puerta y ventanas, se dirigió a su habitación.
Mejor dormir que pensar.
♦
Dedicaba miradas nerviosas hacia las escaleras, se encontraba tenso y con una taza de té entre manos.
Estaba preocupado por Skull, su tutor aún no salía de la habitación del chico y temía que fuera a correrle de la casa o hacerle sentir mal por su estúpida acción de entregarse a un alfa con el que no estaba comprometido.
En la sociedad jerárquica en la que vivían aquello era insólito y todo omega que se hubiera entregado, aunque fuera una vez, a alguien que no tenía entre sus planes hacerse cargo de él era considerado un sucio desperdicio.
Nadie les quería, los consideraban escoria, lo peor de lo peor.
Reborn era estricto en todo lo referente a... Pues la vida en general, haciendo especial hincapié en lo que se consideraba moral y no moral, la ética, modales y leyes que se aplicaban en la estúpida sociedad -aun cuando él mismo no las seguía todas-, es por ello que le inquietaba lo que podría o no estarle diciendo al otro adolescente.
![](https://img.wattpad.com/cover/100675011-288-k394827.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Caminos entrelazados. (Cancelada)
De TodoMalas decisiones y sus consecuencias. Cuando haces algo mal lo más común es hacerte cargo y asumir tu responsabilidad -a menos claro que seas como la mayoría y le cedas la culpa a otro-. Skull tendrá que vivir con ello. Tsuna nunca esperó ver a su a...