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Los rayos del sol que entraban por todas las ventanas daban a entender que otro día acababa de empezar, el motorista fue el primero en despertar sintiéndose algo incómodo por la situación, pues a su lado el ex de su hermana dormía pacíficamente abrazándole de la cintura.

Gritaría si no fuera porque sabía esto era necesario, y es que en aquella mierdosa sociedad jerárquica, era algo común (por no decir obligatorio) que los omegas llevaran sobre ellos el aroma de sus alfas.

Esa una manera de marcarlos.

Movió con cuidado la mano del chino, para levantarse sin hacer ruido alguno, al momento de ir a abrir la puerta de esta cayó un rubio inútil seguido por su hermano menor.

—¡Oye!

Los castaños gruñeron molestos dirigiéndole una mirada furiosa mientras acariciaban con una mueca las zonas en las que se lastimaron, Skull tomó aire cerrando sus ojos.

—Tsuna, Giotto... —suspiró decidiendo mirarlos—. ¡¿Qué demonios hacen en mi puerta a las siete de la madrugada?!

Frunció el ceño disgustado, su ira se evaporó más rápido de lo que había podido conseguirla y giró hacia el otro en la habitación, Fon le sonrió.

Definitivamente, el motorista seguía sin creer o aceptar que iba a casarse con él.

Demasiado pacifista.

El azabache se levantó dispuesto a ayudar a los hijos de Reborn a levantarse del suelo, una vez eso hecho abrazó a su pareja.

—Buenos días.

—Nada de buenos días —bufó el menor con molestia—. No uses tus feromonas en mí, no quería calmarme y no me gusta que...

—Era necesario, emociones fuertes podrían hacerle daño al bebé —miró severo al chico entre sus brazos antes de observar a los otros dos—. Ahora, ¿ustedes no debería salir y darnos privacidad?

Skull también miró a sus amigos y la expresión del castaño no le gustó en lo absoluto.

—Sobre eso... —empujó ligeramente a Giotto hacia ellos—. Este Dame tiene algo que decir.

El rubio abrió los ojos sorprendido, traicionado por su querido hermano menor, su luz de vida –entre otras cosas–, ni siquiera Alaude lo había hecho.

¡Nadie jamás lo había...!

Bueno más de uno lo callaba con ciertos trabajos de oficina, pero ese no es el punto, frunció el ceño dispuesto a objetar cuando un golpe fue dirigido a su persona dejándolo noqueado.

—Tenías que salir con tus idioteces,  Dame-Giotto —suspiró mientras Tsuna observaba el curioso cadáver de su hermano—. ¿Qué habrá salido mal contigo? Dame-Tsuna no es tan tonto.

Bufó, dispuesto a terminar el asesinato de su hijo favorito –ejem, sarcasmo, ejem–, cuando el castaño decidió intervenir encendiendo la televisión.

Un reconocido canal de farándula fue lo que vieron todos mientras el padre de familia realizaba un Giottocidio.

Parecía ser que las noticias vuelan.

—Amigos míos, dulces espectadores... ¡Esto es real! —chilló aquella mujer, emocionada—. ¡El vídeo nos fue proporcionado por nada más y nada menos que el mismísimo Giotto Di Vongola! ¡Actual jefe de Vongola corp, así que debe serlo!

En la pantalla se mostraba lo que horas atrás había ocurrido, la pedida de mano de Fon, claro que el vídeo estaba cortado, tanto el chino como skull tragaron seco.

Caminos entrelazados. (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora