Todo aquel que pasara frente a esa residencia se daba cuenta, en estos momentos se escuchaban las súplicas del que, podían adivinar, era el hermano mayor así como también se escuchaba al espartano hombre gritarle algo sobre un café.
El de patillas rizadas, ya harto de tanto drama, golpeó a hijo mayor, como venganza también de haberse tomado su néctar sagrado.
—Dame-Giotto... ¿Cuál es la verdadera razón por la que te apareces? ¿Qué no estabas viviendo tu romance de ensueño con Alaude?
Reborn no dudó un segundo en enviar al menor de sus esbirr... De sus hijos a por más café, Tsuna no tardó en desaparecer tras las puertas de la cocina.
Giotto tembló y el azabache golpeó nuevamente su cabeza rubia.
—¡Auch, Reborn! —lo miró mal—, la razón por la que vine es que ya no soportaba que Alaude se la pasara quejándose de mi falta de compromiso a la familia.
El menor adquirió una pose pedante y estuvo por empezar otro de sus muy conocidos dramas cuando notó el ambiente que le rodeaba, recibió otro golpe y se preguntó internamente si sus problemas mentales (o esas cosas extrañas que solía decirle Tsuna) serían consecuencia de tanto maltrato.
Skull observó todo el intercambio desde una cómoda posición en el sofá, ahora recordaba porque le gustaba tanto visitar a sus amigos los hijos del tonto de Reborn.
Su vida era una mala comedia.
—Dame-Skull ve a ayudar a Dame-Tsuna —ordenó recordando que estaba allí—, regresare después y quiero mi café ya hecho.
—Vale, no me trates como esclavo —bufo levantándose—. Que poca consideración la que tienes con los invitados.
—Te invitaste tú solo, no lo olvides —dirigió su oscura mirada al rubio—. A ti Dame-Giotto, te quiero en Italia con tu prometido cuando vuelva.
Seguido a eso el azabache tomó su fedora y salió azotando la puerta. No tenía tiempo que perder.
°
El de cabello azulado había terminado de desempacar, suspiró algo agotado para tomar su celular y marcar un numero específico, escuchó el tono y una dulce voz llegó a sus oídos.
—Kufufufu mi adorable chrome —saludó—. ¿Cómo has estado?
—Yo... Estoy algo mal, Mukuro-sama —sollozó partiéndole el alma—. Byakuran ha terminado conmigo.
La culpa lo golpeó más fuerte de lo que alguna vez se imaginó que podría hacerlo, era su culpa. Por su maldita culpa la mujer más dulce del mundo estaba sufriendo. ¿¡En qué demonios estaba pensando cuando se enredó con ese idiota!?
Suspiró.
—Nagi, él no te merecía. Eres mucho para un estúpido de su tipo —su voz tembló y rogó que ella no lo hubiera notado—. Sé que encontraras el amor, mi amada hermana, te lo aseguro.
Más sollozos se escucharon y a Mukuro sólo le quedó guardarse su odio propio bajo llave.
—Y... Yo lo amaba demasiado —soltó después de un rato—. Pensé... Pensé que todo estaría bien, pero...
—Lo sé, Chrome —sabía lo mucho que ella se había enamorado—. Aún con eso, no vale la pena que llores por alguien así.
La charla siguió durante más rato, el Rokudo mayor intentando por todos los medios consolar a su destrozada hermana mientras el alma se le llenaba de culpa y arrepentimientos.
Nunca más, se juró, nunca más volvería a ver a ese albino idiota.
°

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Caminos entrelazados. (Cancelada)
RandomMalas decisiones y sus consecuencias. Cuando haces algo mal lo más común es hacerte cargo y asumir tu responsabilidad -a menos claro que seas como la mayoría y le cedas la culpa a otro-. Skull tendrá que vivir con ello. Tsuna nunca esperó ver a su a...