#12 ¿Hermanos?

47 4 0
                                    

El olor a café me despertó de mis sueños. Olía a café fuerte. Un muchacho con camisa y pantalón de vestir servía café y se movía con libertad en la cocina. Un momento...¿Donde me encontraba? En seguida me incorporé y me descubrí en la casa de Stephen, el reloj daba las 9:43 am. Me levanté rápido y observé al muchacho que se daba vuelta para mostrar dos tazas de café y una linda sonrisa. No podía ser cierto, eran idénticos. Un par de arrugas de más se pintaban en su rostro, pero sus ojos cielo y sus labios finos dotados de una poderosa y blanca sonrisa no dejaban lugar a dudas.

-Al fin niña, me estaba preguntando quien demonios era la muchacha que se encontraba durmiendo en el sofá de mi hermano.- Extendió la taza de café, touché, había acertado.

-Gracias.- Di un sorbo al liquido caliente.- Soy Valerie, un gusto.

-Stefano. Déjame decirte que estoy impresionado, jamás había visto una chica durmiendo en esta casa, ni en las anteriores. Perdón por el atrevimiento pero, ¿Cuantas veces se han acostado ya?.- Me atraganté con el café y comencé a toser.

-Pues ninguna. No me he acostado con tu hermano, simplemente me debía un favor y lo aproveché. Ni siquiera conozco su apellido.- Sonreí.- Es más ya estoy de salida, no quiero ofenderte pero tu hermano tiene un carácter de mierda y se va a cabrear si me ve en su casa a estas horas y tomando de su café en su tasa.- Stefano rió y asintió.

-James.- Lo miré confundida.- Es nuestro apellido. Y si que lo se que tiene un carácter del coño. - Volvimos a reír. Eran físicamente iguales, pero Stefano era agradable.

-Bueno, fue un gusto y gracias por el café.- Sonreí y tomé mi chaqueta.

-Espero volver a verte por aquí Valerie, el gusto ha sido mío.- Cerré la puerta detrás de mi y bajé a la recepción del edificio y le pedí a Reina una copia de mis llaves. Me saludó apática y solo subí. Necesitaba otra ducha, ropa limpia y comida. Pero con prioridad ropa limpia...ropa que no oliera a su departamento. Mi cuerpo se relajó en el agua caliente y mi móvil vibró en el lavado. Un texto de Alex. Me había olvidado completamente de el.

-Me has olvidado completamente :( Cocinaré pasta en tu casa esta noche, no es una pregunta es una orden. Estaré allí a las 9.-

Sonreí como quinceañera y conteste rápidamente.

-Bieeeeen, pastas con crema únicamente.-

No hubo respuesta. Pero debía limpiar un poco el departamento. Encendí la televisión y puse youtube. El disco Nevermind de Nirvana empezó a sonar y me dispuse a ordenar. Mi celular empezó a vibrar nuevamente. Una llamada. Jax. Descolgué.

-Val, ¿Como estas? Tengo una invitación para la banda en un bar, pero tendremos que tocar indie rock. Será algo más lento pero nos va a dejar una buena pasta. Es el martes por la noche. Se que trabajan todos ustedes pero mejor trasnochar y ganar todo el dinero que me han ofrecido.- Respiró hondo luego de hablar. Era un caso perdido.

-Hola Jax, ¿Bien y tú?.- Reí sarcasticamente.- Claro que si hombre, solo habla con Tash ella es la que no frecuenta trasnochar. Yo estoy de acuerdo. El lunes nos juntamos a elegir las canciones y a ensayar. Habla con Tash, esta un poco desaparecida pero de seguro contesta el teléfono.- Jax gritó un genial al otro lado de la línea y colgó. Ese chico solo tocaba por dinero, y conquistaba con su personalidad. No necesitaba tocar para conquistar.

DI vuelta la casa y la volví a ordenar. Acomodé los libros alfabéticamente y me duché nuevamente. Me coloqué un short y una blusa de tiritas, al fin y al cabo estaba en mi casa. Destapé un vino y esperé a Alex.

Llego puntualmente como todas las veces que nos habíamos visto. Traía una camisa bordó y unos jeans negros. Me sentí avergonzada por mi vestimenta. Sentí mis mejillas arder y el sonrió.

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora