25#La habitación del príncipe

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La madre de Stephen y su pequeña hermana ojeaban una revista de moda mientras tomaban el té. Stephen tecleaba su celular y yo paseaba mi vista por encima de todos los sabrosos pastelitos que había en esa merienda. La sale de "meriendas" era inmensa, incluso más amplia que mi departamento. Estaba pintaba de color caoba con cortinas a juego y silloncitos de peluche color café, era preciosa.

-Yo creo que deberíamos ir este fin de semana al desfile en Milan, no me lo puedo perder de verdad mamá.- Char removía el hombro de su madre histericamente.

-Ni lo sueñes Charlize tengo demasiado trabajo que hacer con la boda de tu hermana.- La chica revoleeo los ojos y luego me miró.

-Que tal si Valerie me acompaña, le diría a Ginger pero ya sabes, no la soporto más de tres horas seguidas.- Casi escupí el té de miel que estaba tomando. Stephen salió de su mundo y miró a su hermana.

-No.- Dijo simplemente.- Ni lo sueñes.- Agradecí mentalmente al mal genio y desinterés de Stephen.

-¿Por qué no?- Insistió Charlize.-¿Que tal si tu vas también? Puedo escoger otra habitación en el hotel.- Codeo el brazo de su hermano y levantó varias veces la cejas de forma insinuativa. Casi vuelvo a escupir el té, nuevamente. ¿Es que acaso nadie en esa familia tenía filtro?¿O vergüenza?

-No.- Repitió él. Charlize parecía una niñita caprichosa, siguió insistiendo, casi al punto de irritarme. No la odiaba ni muchos menos pero no entendía porqué no entendía un simple no. ¿Cómo habría sido mi vida si mi único problema fuera si esta fin de semana iría o no a Milan? Maldita miseria.

-¿Sigue acomodada la casa de la piscina con el sauna en el terreno de atrás?- La mujer miraba su Iphone entretenida.

-Claro, igual a como la dejaste cuando ya no volviste.- Dijo sin más, no sonaba enojada, ni nada.

Sin decir más Stephen se levantó y me hizo una señal de cejas para que lo siga, se veía esplendido con sus manos en los bolsillos de sus pantalones holgados.

-Gracias por el té.- Agradecí y vi a ambas mujeres mirarme extrañadas. Dian sonrió de lado.

-De..nada Valerie.- Dijo y volvió a lo suyo. ¿Acaso le molestaban los modales?

Stephen se descalzó ni bien llegó a la puerta del patio trasero. Lo vi disfrutar de la sensación del pasto corto en sus pies, se veía fresco y real.

-¿Donde vamos?- Caminaba tratando de seguir sus pasos.

-A mi pequeña casa.- Mis tacones se incrustaban en el pasto.

-¿Debo recordarte que no son muy cómodos estos zapatos?- Se frenó en seco y se giró ante mi. Me cargó en su hombro como un costal de papas y solté un gritito.- Sueltame Stephen.- Grité. Me palmeó el trasero con fuerza. Maldije y lo escuché reír por lo bajo. Caminamos 5 minutos y se detuvo, iba mirando como su trasero se movía al caminar y cuando me bajo me sonrojé. -¿Donde vamos?- Volví a preguntar.

-Voltéate.- Dijo sin más y siguió caminando.

- Dijo sin más y siguió caminando

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Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora