#20 Un día bastante bueno.

47 3 0
                                    

-Val, necesito atención en la mesa 3.- Ralph estaba realmente alterado. Jessi llegó a dejar su delantal y avisar que no trabajaría más. Sus padres había insistido en que renunciara. Jess era dueña de una pequeña fortuna que no me había mencionado y no le hacía falta trabajar, lo hacía por gusto y placer. Que tipa más rara.

Iban a ser unos días sobrecargados sin ella, hasta que encontráramos un remplazo. Para todo esto, había sido el lunes más cargado de gente de la historia. Mis manos no daban abasto a nada y el mismo Ralph tuvo que salir a atender la caja registradora para poder llegar a alcanzar complacer a los clientes.

Me sequé el sudor de la frente. Estaban todas antendidos y yo esperaba que saliera el próximo para entregar. El tintinear de la campanita de la entrada me hizo suspirar. Más clientes. Cunado levanté la vista para acercarme y atender al cliente un Stephen muy mal arreglado apareció en el interior del local. Llevandose más de tres miradas curiosas e impregnando el lugar con su perfume, desplazando el olor a café y pizza y remplazan dolo con olor a menta y chocolate, me arriesgaría a decir que un poco de tabaco.

Sus pies se dirigieron directo al mostrador y me miró fijo. Iba apoyada sobre la pared con los brazos cruzados, llevaba un rodete mal peinado y vestía como una sirvienta, pero de todas formas no me sentí tan mal como las otras veces al ver el estado deplorable en el que Stephen se encontraba. Una camiseta vieja y un pantalón de chandal que parecía un pijama caían en su cuerpo firme y contorneado. Traía unas ojeras moradas y los labios opacos. Se acercó al mostrador, me observó con su huracán azul grisaceo y metió su mano en el bolsillo. La sacó inmediatamente y la dejó encima del mostardor, dio media vuelta y se marchó como un rayo.

Lo observé irse y luego mi vista se encontró con un pequeñito papel muy arrugado y sucio. Me acerqué a el y lo abrí sin dudar un instante.

Lo siento. 13:30 afuera.

Directo y seco. Justo como él. ¿Creía que iba a querer hablar con él? ¿Si quiera verlo?

Terminé mi turno agotada y salí de allí lo más rápido posible. Observé mi móvil 13:25. Maldición.

Allí estaba apoyado en la pared de afuera. Tenía la nariz roja por el frío y parecía haberse quedado allí desde que salió del local luego de dejar la nota.

-Valerie.-¿Quien era ese hombre y que había hecho con el imbécil asqueroso?

-No voy a caer en tus estupideces, colmaste mi paciencia. Realmente me gusta acostarme contigo pero ya no va a ser. - Le hice una seña con la mano para irme y se acercó a mi antes de que cruzara la calle.

-Lo siento Valerie, realmente lo siento. Estoy en un problema muy grave.- Me me puso la piel de gallina. ¿Me iba a meter en cosas ilegales?¿De que clase de problemas hablaba? Me atemoricé en seguida. - Por favor, necesito que me ayudes. Estoy perdido si no me ayudas.

-No se en que demonios estas metido pero no voy a ser cómplice, adiós. - Crucé la calle y me siguió. Subí las escaleras con el pegado a mi espalda.

-Valerie.- Me volví y lo observé.- Voy a darte dinero lo prometo, solo tienes que hacerme un favor.

-No se de que diablos hablas. La respuesta es no.- Seguí caminando y me dirigí a mi puerta.-

-Quiero que me acompañes a una cena familiar.- Me paré en seco y me reí tan profundamente que casi no pude respirar. El me observaba serio.- No es una broma.- Abrí mis ojos y luego los achiné.

-¿Me estas diciendo que el favor es que te acompañe a una cena familiar?- Asintió, su rostro se mostraba serio otra vez.- ¿Me estas tomando el pelo?

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora