#16 Recuerdos

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Los rayos del sol no aparecía aún cuando me desperté sudada. Una pesadilla. El reloj marcaba las 12 del mediodía. Estaba lluvioso, las nubes tapaban el sol y una llovizna fina caía como una fina capa sobre las casas.

Bebí café en el balcón y marqué a Jess. Dos tonos y contestó.

-Como estas niña grande?- Dije cuando descolgó.

-Valerie, he estado como el demonio toda la mañana, no puedo parar de vomitar y tengo migraña. No puedo tomar aspirinas por el bebe, bueno ya sabes.

-Jess, quieres hacer una visita al hospital?

-Si, sería genial.- Mi nueva amiga colgó y como un rayo me vestí y esperé el autobus.

Jess venía despeinada y con bolsas violaceas debajo de ambos ojos. Sonrió débilmente y nos marchamos.

-Solo es una pequeña falta de calcio, no es nada de que preocuparse, voy a recetarle un complemento y aprovechar todo el sol que pueda.- El doctor nos saludó muy amable y salimos de allí. El día no se prestaba amigable. Jessi bromeó sobre mi ojo morado y rió.

-Oye, he quedado con los muchachos para ensayar, quiere venir? O prefieres que te acompañe a tu casa?

-Dios Val, me encantaría ir, que clase de pregunta es esa?

Jax se abalanzó sobre Jessi. Tash y yo rodamos los ojos y lo ignoramos. La tarde pasó en un suspiro. Cantar me sacaba las dudas, me hacía olvidar cada parte de mi vida que no podía resolver. Dejaba los problemas a un lado solo por un rato.

Comimos pizza de almuerzo a las 4 de la tarde. Realmente tarde. Luke se ofreció llevar a Jess a su casa y yo volví a mi departamento.

Esa tarde iba a hacerle una visita a mi abuela.

Sus cachetes regordetes y su cabello blanco inundaron mi memoria. Mi única familia real, con Luke. Mi nana era lo único bueno que me había dado mi padre. La extrañaba. Una vez al mes iba al cementerio a llevarle violetas, eran sus preferidas.

Luke no quería hablar de ella, ni de mis padres. No le gustaba recordar el pasado, ni siquiera las partes buenas, como lo era mi nana.

Mis pies sabía de memoria el recorrido por el gris asfalto que conformaba el camino hacía la lápida 532. Elizabhett Meeson. Una luz en la oscuridad.

Había escogido esa frase el día que me enteré que se había muerto. No lo pensé, solo salió de mi boca después de llorar. Esa noche dormí en el parque prohibido.

Mis manos sacudieron el polvo de la lápida. Me abracé a mi misma y un sonido me sacó del trance. Una espalda grande y contorneada cubierta por una sudadera con capucha se erguía sobre una lápida que se encontraba a 30 metros de distancia. Llevaba un ramo de rosas blancas. Me le quedé viendo más de lo que debía; hubiera reconocido su cuerpo en cualquier parte. La incógnita era, que hacía el aquí?

Reposo el ramo sobre el suelo y levantándose giró en mi dirección. Su cuerpo se tensó al verme y vi sus ojos llenarse de ¿Miedo?¿Nerviosismo? Su mandíbula se apretó y vi la ira volver a sus facciones marcadas, luego giró sus pies y caminó en la dirección opuesta.

Mis pies caminaron ligero hacía la lápida donde aquel chico de ojos azules había recostado el ramo de rosas.

"Mery Ann James"

No había fecha, ni frase. Solo el nombre. James, era su apellido. Habría sido su ¿Hermana? Quizá su ¿Madre?. La curiosidad se apoderó de mi, pero la reprimí. No debía meterme en sus asuntos. Sabía que jamás iba a contarme, ¿Quien era yo para que el se sintiera bien para contarme algo? Nadie, ni siquiera eramos amigos.

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora