#24 Todos los días así

57 3 0
                                    

No habría imaginado mejor anestesia que las palabras que el acaba de decir. El dolor se drenó de mi cuerpo y quedé boqui abierta. ¿Qué había pasado con el? Su calor corporal me hacía sentir un liquido caliente por todo el cuerpo y aún tenía la piel erizada por su respiración. ¿Qué pretendía? No entendía a ese hombre. 

Me giré para quedar en frente suya y no pude descifrar lo que decían sus ojos. No estaban congelados como de costumbre. 

-¿Estas jugando conmigo?- Me observaba con intensidad y me hacía poner más nerviosa a cada segundo que pasaba. 

-Aún no.- Dijo. Y solo eso bastó para que mis bragas se volvieran una laguna. Estaba completamente segura de que en cualquier parte que sea del mundo si ese hombre me susurraba algo con intensión tan cerca me encendería, hasta el bus. - Estoy algo acostumbrado a todo esto.- Dijo mirando la habitación.- Aunque lo odie. Y aunque parezca raro no quería herir tus sentimientos.- Se burló. Sonreí y luego borré la sonrisa. No podía tomarme el pelo todo el tiempo. 

-Primero me pides que te acompañe, casi suplicas, luego me tratas para la mierda y ahora te disculpas. ¿Que es lo que quieres? No soy una niña. No voy a soportar tus delirios de grandeza Stephen. No entiendo porque dices todo el tiempo que te encantaría estar lejos de mi pero parece que haces lo posible para que sea lo contrario. - Se puso serio en seguida. Y meditó.

-Me estas matando Valerie.- Y sin contestar ni una de las preguntas que le hice, sin aclarar ni una de mis dudas me besó. Llenándome de mil dudas más. Me besó como siempre lo hizo. Como debía besar a todas. Pero me gusto, mucho. No iba a negarme a algo que me hacía perder la cordura. El era mi perdición total, quería tenerlo todos los días, todas las horas besandome como lo estaba haciendo. 

Su mano subió al cierre de mi vestido y lo bajó completamente. Calló al suelo y sentí como pegó su cuerpo más al mio para estirar la mano por mi espalda y llegar al pestillo de la puerta. Estaba perdida. Acarició mi trasero desnudo, tenía mis ojos cerrados, como siempre que el me besaba, y nos los abría porque no me gustaba ver como el miraba en distintas direcciones cuando nos besábamos, pero cuando los abrí lo encontré totalmente relajado y con sus bonitos ojos cerrados. Mordisqueo mi labio y me acarició por todas partes. Mis dedos envolviendo su cabello hacían que se desprendiera su olor a shampoo y a hombre. Estaba enloquecida, mis hormonas gritan su nombre en cada parte de mi cuerpo. 

Me cargó en sus brazos como un bebé y me observó. 

-Realmente eres preciosa.- Lo había dicho, me había dicho un cumplido. No podía creerlo. Me estaba enamorando de ese hombre que apenas conocía y no podía evitarlo. Estaba completa y totalmente perdida. 

Me recostó en la cama y siguió con el beso. Me hizo girar y quedar acostada encima suyo. Me besaba mucho más lento que todas las anteriores veces. Una de sus manos me acarició la espalda y sus dedos tiraron del sostén estraples para desajustarlo. 

Todas sus palabras dulces no me habían dejado pensar con claridad. Pero entonces una imagen me vino a la mente y abrí los ojos de golpe y lo aparté. Me miró tan confundido que casi vuelvo a besarlo.

-No me voy a acostar contigo.- Me senté en la cama y el sostén se bajó a mi cintura, me cubrí los pechos instantáneamente.- No si tu te estas tirando a diferentes tías todos los putos días. Eso me da mucho asco.- Su cara de preocupación se relajó, parecía que le había contado un chiste. 

-¿No te ha quedado claro con lo que dije?- No entendía.- Veraz.- Pasó una mano por su cabello y apretó sus abdominales para sentarse, me quedé mirando su abdomen hasta que volvió a hablar.- No se me dan las palabras Valerie, así que si no quieres que me tire a otras por mi esta bien, mientras tu estes cualquier día a cualquier hora cuando yo lo desee.- Genial, que patán.

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora