#13 Embarazo

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Lunes 8:54 am.

Extendí mi brazo para alcanzar el celular, era la quinta vez que sonaba y me había acordado de que tenía que ir a trabajar. Mis pies caminaron perezosos por la habitación tomando ropa y pintando mis ojeras. No bebí café. Hoy tendría que abusar de la hospitalidad de Joe.

Crucé la calle y llegué. Jessi no estaba. Me acerqué a la barra y Jeo sonrió y negó con la cabeza. Llevaba un rodete desprolijo sobre mi cabeza y el delantal arrugado. El esmalte negro de mis uñas estaba saltado y aunque no se notara traía un calsetin de cada color.

-Lo sé, tu cara me dice que necesitas un café fuerte y unas tortitas.- Sonreí, no tenía humor ni siquiera para hablar. Me había levantado con el pie izquierdo.

-Gracias Joe, ¿Donde esta Jessi?- El hizo una mueca.

-Esta enferma, una gripe. Nada serio, pero hasta el miércoles no volverá. Ralph quería que Stephen la suplantara ¿Crees eso?- Se tomó la barriga y río, me uní a su risa e imaginé a Stephen con delantal.

Mi desayuno fue un exito, hasta que a las 9:27 am. una chica y un chico lo interrumpieron. Hoy no iba a compartir trabajo con Jessi, estaba sola. La chica tenía la panza como un balón y el chico traía mil bolsos en los hombros. Me acerqué cuando se acomodaron.

-Buenos días, ¿Que van a ordenar?- La chica se tomaba de la panza y respiraba pausadamente.

-Estamos de pasada, debemos ir al hospital, dos capuchinos y tarta de manzana para llevar.- Lo mire intrigada, hablaba sin pausa y con descuido. Parecía algo nervioso y sudoroso.

-Si, es solo que estoy a punto de dar a luz, pero me niego a hacerlo sin haber desayunado.- El chico que aún buscaba la forma de apilar los bolsos en el piso rodó los ojos.- El no esta de acuerdo.

-Esta bien, trataré de tardar lo menos posible.- Sonreí amablemente y corrí con joe dejandole el pedido.

¿Quien demonios tenía deseos de embarazarse para terminar así? Lo tenía decidido, nada de niños en mi vida. Esperare a que Luke pinche un condón y seré la tía más consentidora del mundo.

Ralph dormía en su oficina cuando un Stephen furioso irrumpió en el local golpeando la puerta con rabia. Para cuando el viejo regordeto abrió la puerta el celular de Stephen casi se estrella contra su cara.- ¿Me dices que coño significa esto tío?- Pero que cerdo mal educado era. No tenía respeto por el, ni porque estaba flotándole el respeto al jefe delante de los clientes.

-Pasa muchacho, no armemos un escándalo.- Admiraba su paciencia. De hecho teniendo una hija como Samy, ¿como no podía tenerla? Debía tenerla. Ambos entraron en el despacho y solo se escucharon los gritos difuminados de Stephen y los murmullos de paz de Ralph.

-Que crío más mal aprendido.- Un hombre de traje y lentes cuadrados con maletín, que leía el periódico, pidió un café sin azúcar y licor. Sonreí y lo ignoré, me habría encantado asentir.

A las media hora mientras yo esperaba que 4 pedidos salgan Stephen salió colorado, sus mejillas y frente estaban encendidas en fuego. En su mano apretaba un pedazo de tela color marrón café y apretaba los dientes. Lo vi desaparecer en el baño y salir a los 15 minutos con las manos hechas puños y la camiseta de empleado puesta. Una carcajada brotó de mi garganta y tuve que cubrirme con las manos para no llamar más la atención. Se veía ridículo, la camiseta le quedaba ceñida al cuerpo y su cara era la mejor parte.

-Ríete otra vez y voy a hacer de tu vida un infierno mientras este aquí. Yo manejo la caja, tu interactuas con la gente. No es una pregunta.- Levanté un pulgar y llevé los pedidos. Que hombre más desagradable.

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora