#22 No era lo que esperaba

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La impulsividad era mi fuerte. Podía arrepentirme como la mierda de mis acciones pero al menos no me quedaba con la duda del ¿Que habría pasado si...? No. Prefería decir que si y luego arrepentirme o aprender de ello. Me miré con intensidad en el espejo, solía hablar sola mientras me observaba, me reconfortaba en los momentos que la crisis nerviosa me  sobrepasaba. 

Jamás había usado un vestido de alta costura y mucho menos color pastel. 

Mi ducha duró 1 hora aproximadamente. Estaba despierta desde las 6 de la mañana y lo único que había hecho era pensar. No habíamos planeado un discurso del ¿Como se conocieron? o ¿Cuando fue su primer beso? Demonios. ¿Cómo iba a actuar como si naturalmente yo amara a ese hombre? 

Me bañé, me maquillé, me peiné y luego miré el vestido durante 15 minutos. Colgaba de una percha perfectamente liso y sin arrugas. ¿Había dicho que era una boda o una cena de compromiso? Espero que sea algo pequeño, familiar, si no sería muy difícil.

¿Qué tal si su familia me odiaba? ¿Qué tal si sus hermanas eran una brujas y su madre la bruja mayor? Ya conocía a una y no era muy simpática que digamos. No importa, Valerie, no entres en pánico. Los veras solo una vez y luego hasta nunca Stephen y recibirás una recompensa. 

Me observé de pies a cabeza una última vez y practiqué no caerme con esos enormes y finos tacones. Cuando la puerta sonó casi me caigo al suelo.

Venía con un traje negro azabache y una corbata color rosa salmón, podría haber dicho que la había escogido a propósito, como si supiera el color de mi vestido. 

Me observó descaradamente y por un segundo pensé que sus ojos iban a salirse de sus cuencas. 

-Vaya

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-Vaya.- Dijo, tragando saliva.- ¿Quién iba a decir que podrías verte justo como tenías que verte? Tus piernas se ven apetitosas en ese vestido.- Pasé por su lado y lo ignoré. Bajamos las escaleras y un Mustang clásico, me atrevería a decir de colección, estaba estacionado justo en la puerta del edificio. Mi mandíbula calló al subsuelo y Stephen subió como chofer. 

No tuve tiempo de maldecir su no caballerosidad, estaba embelesada con ese auto. Era perfecto. 

-¿Te has robado este auto?- Pregunté luego de subir.

-No. Es mio.- Bien, ya. Que gran explicación. 

-¿Cuanto tiempo tardaremos en llegar?- No me miró un segundo. Solo entró en la autopista y aceleró. Me gustaba la velocidad, y el parecía manejarla de lujo.

-Una hora, tal vez menos.- Sus dedos largos y finos encendieron la radio y Guns N' Roses sonó a todo volumen.

No habló en todo el trayecto. Yo tarareaba las canciones y el solo miraba al frente. Dobló a la izquierda en un barrio bastante privado de muy buena posición económica y siguió hasta el final de la cuadra. Las construcciones eran gigantescas, de estilo moderno y con muchos ventanales. Ocupaban por lo menos una cuadra por casa y la vista era espectacular. Iba a preguntarle donde coño estábamos cuando aparcó en la entrada de una de esas casas. 

Black Beauty ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora