LOST- Trafalgar Law (One Piece fanfic)

Los Dragones Celestiales

NARRA HIKARI

-¿Por qué tengo que llevar esta capucha?- me quejo cuando Bepo me oculta más el rostro con la capucha que Law me ha obligado a ponerme.

-Prefiero no arriesgarme a que alguien te reconozca, no hasta que recuperes la memoria- se defiende Law a un lado de Bepo.

Sí, entiendo que quieran protegerme, y lo agradezco, pero ocultarme es demasiado.

No tengo más remedio que aceptarlo a regañadientes, ya he tenido una pelea con él por esto, y este sitio me debilita demasiado como para discutir.

Nos vamos a dividir en grupos, Yuta se encargará del grupo que se quede en el submarino mientras estamos fuera; Aru y su grupo irán a reponer la despensa; y el grupo de Law, en el que estamos él, Bepo, Sachi, Penguin y yo, vamos a conseguir información e investigar.

Hay algo en este sitio que me está molestando, una sensación de peligro y miedo, siento que ya he estado aquí antes.

Antes de saltar del submarino Law me agarra por los hombros, con expresión seria.

-Hikari, debes saber algunas cosas antes de poner un pie en este sitio. Primero, hay caza recompensas por todas partes, los más fuertes de Grand Line, ya que esta es una parada obligatoria para los piratas que quieren ir al Nuevo Mundo. Segundo, este sitio se encuentra justo al lado de La Sagrada Tierra de Mariejois, donde viven los Dragones Celestiales. Ellos son...

-Los Nobles Mundiales, el nivel más alto de la nobleza. Desprecian a todo el que no es como ellos. No tienen piedad alguna, convierten a quiénes quieran en esclavos, ya sea niño, adulto o anciano, pirata, gyojin o sirena. Pueden matar a quien se les antoje y no se les culpará por ello, por el motivo que sea. Nadie puede enfrentarse a ellos si no quieren recibir la visita de uno de los Almirantes. Son despreciables- escupo con asco, sin saber realmente lo que acabo de decir, ni por qué esas palabras han salido de mi boca sin pensar.

Law me mira inquieto, vuelvo a tener la mirada perdida en algún punto, sintiendo mi mente nublosa.

-Yo iba a decir menos, pero lo que has dicho está bien- Law intenta recomponerse después de mis palabras- Y tercero, no importa lo que veas, da igual que asesinen a alguien frente a tus ojos, no importa la clase de tortura que veas a manos de un Noble, no les pongas la mano encima, no te metas.

Su mirada es más seria que nunca.

Mis oídos pitan, mi garganta está seca, no logro pronunciar palabra alguna, y mi cuerpo tiembla.

Asiento tragando saliva y el agarre de Law se suaviza, hasta que dejo de sentir sus manos en mis hombros.

Salto del submarino y me abrazo a Bepo al pisar tierra firme, sintiendo un fuerte mareo.

La furia se mezcla con el miedo.

Intento apoyarme en Bepo para no caer y poder recomponer la compostura.

-¿Estás bien, Hikari-chan?- pregunta con preocupación Bepo- Si quieres quedarte en el submarino...

-No, no, estoy perfectamente- le interrumpo adelantándome.

Me coloco bien la capucha y trato de convencerme de que todo va a estar bien.

*****

NARRA LAW

Hikari ha estado rara desde que llegamos al muelle.

Parece como si fuera otra vez la chica a la que desperté de la pesadilla.

Las pesadillas la visitan cada noche desde aquella primera vez, por eso no duerme, y cada vez parece más débil.

Cada vez que salgo de la habitación veo su luz encendida, y cuando salgo a la cubierta de madrugada ella está allí, mirando las estrellas.

Cuando intenté hablar con ella cambiaba de tema o le restaba importancia.

No ha soltado ni una sola palabra desde que nos alejamos del submarino.

Falta poco para que nos topemos con cazarrecompensas, tenemos que estar en guardia.

Pero también debo estar alerta por otro peligro, en esta isla estamos los once supernovas según nos ha advertido un señor mayor en el muelle que no nos ha reconocido:

X Drake, Capone Bege, Scratchmen Apoo, Basil Hawkins, Urouge, Jewelry Bonney, Killer, Roronoa Zoro, Eustass Kid, Monkey D. Luffy y yo.

Los once tenemos una recompensa superior a los 100 millones de Berries.

Quiero recolectar algo de información sobre la Isla Gyojin, nuestra próxima parada.

Todos se han detenido de repente, sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué pasa?- pregunto acercándome.

A lo lejos hay una acumulación de gente, todas arrodilladas, eso solo puede decir que hay un Dragón Celestial cerca.

Efectivamente, se puede ver a uno de ellos detrás de toda la gente.

Parece que le habla a alguien, un anciano que hay entre las personas arrodilladas.

El anciano no se ha arrodillado.

Abro la boca para decir que nos marchemos porque sé lo que viene ahora, y no quiero presenciarlo, ni que mis nakamas lo presencien.

Pero es demasiado tarde, se escucha un disparo y el suelo se tiñe de rojo.

Aparto la mirada asqueado.

Bepo tiene la cabeza agachada, con el mono cubriéndole la boca.

Sachi y Penguin miran hacia otro lado.

Hikari sigue mirando la escena, la capucha ya no le cubre la cabeza y se cubre la boca con las dos manos, con una expresión de terror.

Sus ojos están apagados, como aquel día.

Corro hacia ella cuando comienza a andar para detenerla.

-Vámonos, esta no es nuestra guerra- ordeno.

Damos media vuelta y nos marchamos a paso ligero por donde hemos venido, dando un rodeo grande a la multitud de gente.

Hikari se ha vuelto a poner la capucha, y sus ojos están cubiertos por una negrura.

Las personas son hostiles con los piratas, muchos a los que preguntamos huyen por patas.

Ahora mismo necesitaríamos a la misma Hikari que es amable con todos, con su sonrisa habitual, pero ella no está en este mundo ahora mismo.

Al final conseguimos la información que quería sobre la Isla Gyojin, cruzándonos por el camino con X Drake, el supernova.

Por suerte no se produce ningún conflicto.

También he conseguido información interesante sobre este archipiélago, por ejemplo, hoy hay una subasta y por eso hay Dragones Celestiales, se rumorea que hay una sirena entre los esclavos.

Repugnante.

Hay cientos de marines repartidos por todo el lugar, por lo que tenemos que tener cuidado.

La casa de subastas ha generado en mí curiosidad, tengo un presentimiento y quiero estar allí, así que ese será nuestro próximo destino, veremos la puja.

No será agradable de ver, no disfruto con ese entretenimiento para gente rica y mimada.

Emprendemos nuestro camino hacia la casa de subastas.

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