Enredados [Ziall]

2.

Narrador omnisciente.

Y allí se encontraba el moreno corriendo por las calles del reino, iba junto a sus mejores amigos Harry y Liam. Habían robado la corona del príncipe perdido y todos los guardias del reino iban tras ellos tratando de capturarlos.

—¡Vamos chicos! —Gritó el moreno, viendo como llegaban a la salida del reino, sonrió al notar aquello y apresuro el paso.

— ¡Esperanos Rodger! —El rizado de igual manera grito, llegando a su lado junto con Liam.

Pararon por un rato al ver unas hojas colgadas en un árbol, Liam y Harry se rieron al ver que había en ellas. Un dibujo del moreno, con unicejas y una verruga en la nariz.

—¿POR QUÉ SIEMPRE ME HACEN MAL? —El moreno gritó enojado, mientras arrancaba la hoja y la metía en su mochila.

No tardo mucho para que los tres chicos se escabulleran en el bosque, llegando hacia una pequeña montaña que les tapaba el paso. Maldijeron viendo aquello. Después de unos segundos llegaron a un acuerdo, subirían al moreno y él tendría que subirlos a ellos, pero el plan no funcionó. Cuando "Rodger" estaba arriba los guardias acorralaron a sus amigos.

Al notar aquello, Liam le grito un "Corre" y sin pensarlo lo hizo. Pero todo se fue al carajo cuando apareció Louis, uno de los guardias del castillo, era el preferido del rey pues a él no se le escapaba nada y siempre cumplia con su deber.

Maldiciones tras maldiciones salían de los labios del moreno. Corrió hacia unas rocas para poder esconderse, entonces encontró algo, tras las rocas se encontraba un pasadizo. El moreno corrió hacia él, notando que Louis aun merodeaba por allí y con sumo cuidado camino hasta el final del pasadizo donde sus ojos vieron una gran torre, para su suerte sin escaleras.

El moreno solo pensaba en que esa torre solo seria un buen lugar para esconderse y solo se dedico a sacar unas flechas para así poder escalarla.

« 🌻 »

[ Niall ]

El chico de cabellos dorados se encontraba sobre su cama, pensando como haría para que su madre le llevara a ver esas luces que tanto anhelaba ver.

Al pasar los minutos se aburrió y decidió pintar su habitación, era una de sus maneras de relajarse y le encantaba hacerlo. Pintó varios soles sobre el techo y pared. Él amaba el color morado, era su favorito y por ello la mayoría de su habitación estaba completamente pintada de morado.

Al terminar bajó a hacer limpieza mientras jugaba con su cachorro Pascal o simplemente hacia cualquier otra cosa, tratando de distraerse y no aburrirse.

—Oh, Dios.— Niall murmuro intentando sacar su cabello de debajo de un mueble. —Siempre me pasa es....— El rubio no termino de hablar cuando escuchó un ruido de la ventana. Volteó a verla y noto a una persona parada viendo hacía afuera, no tardo en tomar cualquier cosa que tuviera cerca, un sartén fue lo primero que vio y tomó.

Se acerco a la persona con mucho cuidado y con mucha fuerza le dio en la cabeza al muchacho, dejándolo inconsciente.

—¡Oh Dios mio! ¡Me quieren robar! —Grito corriendo hacia un sofá y esconderse tras de él, asomo su cabellera para ver al chico, notando su rostro, el cual pensaba que era muy bonito.

Con miedo se acerco poco a poco hasta quedar frente a él de rodillas, abrió sus labios esperando que tuviera dientes afilados, al no verlos se relajo. Suspiro levantándose y llamó a su cachorro, cargándolo y empezando a caminar en círculos.

Niall repetía frases como "Mi madre va a regañarme" "Esto esta mal" o "Me va a cortar mi cabello", mientras caminaba en círculos. Hasta que se le vino una idea.

—¡Esto es genial! —Gritó soltando a Pascal, haciendo que el cachorro callera al suelo.— Lo siento...—Murmuro arrepintiéndose y viendo al cachorro tratando de morder sus pies.

Acomodó su vestido (el cuál su madre le dio diciendole que no importaba si lo usaba, aunque fuera para mujeres, él no se negó) y tomó al chico de sus píes, llevándolo con mucho esfuerzo hacia un pequeño ropero. Abrió el ropero e intento meter al moreno, lo cual después de que intentara un millón de veces, al fin había logrado cerrarlo con el moreno dentro.

Sonrió ampliamente caminando para recoger todo aquel cabello que tenía. Se detuvo al ver una pequeña bolsa café, caminó hasta ella para ver de qué trataba. Volteo a ver hacia todos lados para ver que nadie notara que la había tomado. Abrió la bolsa con cuidado viendo la corona de diamantes dentro de ella.

Niall no sabia que era, pero le parecía hermosa. Sin dudarlo él quería una como esa. Se la probó por todos lados, en su muñeca, tobillo, pierna y hasta se la puso en la oreja. Soltó un gruñido al ver que no iba en ningún lugar y se resignó. Volteó hacia el espejo y elevo una de sus cejas, pensando en lo bien que se vería con ella en su cabeza.

Iba a colocar la corona sobre su cabeza hasta que una voz lo interrumpió.

—¡Niall, lanza tu lindo cabello! ¡No me haré joven aguardando aquí!

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