Capítulo 6

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Se disponía a marcharse al centro.

Poseía un auto utilitario muy parecido al de su hermano Donghae. Cuando cumplieron veintiún años, sus padres les regalaron uno a cada uno. Como Hae era mayor, se lo regalaron primero, pero ya Eunhyuk lo había cambiado en sucesivos años. En cambio, el continuaba conservando el auto azul celeste, de línea deportiva, pero muy pequeño, lo bastante para poder desplazarse de los suburbios al centro, donde vivían sus padres.

Otras salidas no hacía. Cuando deseaba pasear, casi siempre se perdía a pie por aquellos vericuetos.

En aquel instante lo tenía fuera de la cochera y se asombró al ver que, cuando el salía, Hyun joong descendía de su verdoso "Land-Rover".

-Hyunnie -exclamó.

Él saltó del auto y miró a su amigo con expresión cansada.

-¿Te ibas, no?

No sabía ser sincero con él cuando lo tenía delante.

En cierto modo admiraba a su hermano por ser como era, sabiendo como sabía responsabilidades de todo. ¿Aprendería el algún día?

-No, Hyun. Es que lo estuve limpiando -mintió, refiriéndose al auto.

-Ah.

-Sube, Hyunnie.

Él tardó algo en reaccionar.

Bruscamente, cerró la puerta del vehículo con seco golpe y atravesó el sendero, encogiendo los hombros para encender un cigarrillo, cuyo fósforo acercaba a la cara, protegiéndolo de la brisa con las dos manos. Se notaba que pretendía evadir ni él mismo sabía qué. Y seguro que ni sabía a qué había ido al chalecito anexo a la escuela a aquella hora en que Saeng había dejado ya de dar clase.

-No quisiera serte pesado...

Young saeng sonrió.

Una tibia sonrisa que parecía infundir confianza.

-Sube Hyunnie. -Y amable y cariñoso-: ¿Quieres tomar algo? -Sin esperar respuesta-: Whisky, coñac...

-Nada. Prefiero fumar sin beber... Sarah... ha ido a verme a la clínica -dijo. Y su voz tenía no sé qué...

A su pesar, Young saeng se estremeció.

No dijo nada de momento.

Su voz hubiera sonado ronca, o no hubiera sonado siquiera.

-Pasa a la salita, Hyunnie.

-¿Estás... solo?

-Tengo una limpiadora por las mañanas.

Dolía pensar que tan poco, habiendo sabido tanto, conocía su vida.

-No es una vida muy... agradable.

-Lo es, Hyun. Para mí, sí.

-Tus padres no están contentos.

¿No iba a hablar de Sarah?

¿Por qué se inmiscuirá en su vida?

-En principio les dolió que, no necesitandolo, me emancipara. Pero después comprendieron que cada uno tiene derecho a su vida. No se puede fiar de la buena posición económica de sus padres uno. Si algo no va conmigo es vivir por el simple hecho de venir al mundo. De haber venido, quiero decir.

-Te admiro.

Saeng rió con cierta oculta amargura.

-No, no, Hyunnie. No me admires. Hago lo que hacen hoy miles de personas, Todo ser humano tiene el deber de poner su granito de arena, y pienso que debe ponerse a medida de la capacidad intelectual de cada uno.

Dime que no llegue tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora