Capítulo 12

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Kyu jong  lo miraba entre admirado e inquieto.

—¿No es demasiado arriesgado? Hyunnie  respiró fuerte.

Tenía un habano entre los dedos y lo llevó a la boca.

—Está apagado —dijo roncamente.

Kyu le ofreció fuego.

—Hyun..., ¿no es demasiada prueba para una persona como Young saeng?
—Lo sé.
—Y te aferras a el con egoísmo.

Hyun joong  no quería ser egoísta.

Aunque reconocía que lo estaba siendo.

—A ti te puedo decir la verdad. A Junnie y a Jung min no se la dije. Les participé mi próximo matrimonio únicamente. La alegría de Junnie fue tan grande, que no tuvo tiempo a preguntarme si estaba tan enamorado de Saengie como parecía. Jung min tampoco hizo preguntas.
—¿Cuándo te casas?
—Dentro de tres días.
—¿No asombró a la familia de Saeng esa repentina decisión, cuando tú no hace ni tres semanas que estabas preparando tu boda con Sarah Stark?
—No lo sé. Si bien yo se lo comuniqué a Hyung jun y a Jung min, a la familia Heo lo hizo Saengie —pasó los dedos por la frente—. De todos modos, la suerte está echada, Kyu. Siento en mí como una súbita necesidad de ligarme a Saeng.
—Y en el fondo te conmueve su amor.

Hyun  se menguó.

Quedó con una mano aferrada al habano y con la otra en el brazo de un sillón.

—Sí —confesó tras un largo silencio—. Nunca... Jamás lo sospeché. Me cogió de sorpresa. Fue... una revelación sorprendente.

Kyu jong se acercó a él y lo miró muy de cerca.

—Hyun —dijo con gravedad—. No es aún tu esposo. Dime, dime si eres capaz de escucharme sin alterarte.
—¿Sin alterarme? ¿Es que tú eres... amante de Sarah?

Kyu  quedóse asombrado.

—¿Sarah? ¿Quién se acuerda de Sarah ahora? ¿Es tanta tu obsesión?

Dio la vuelta sobre sí mismo.

Y de repente giró en redondo, quedando de nuevo ante un Kim hyun joong  mudo y absorto, que parecía no atreverse a responder.

—Escucha, Hyunnie. Escucha esto. Hace dos días estuve con Young saeng . Me llevó del teatro a mi casa. Estuve a punto de confesarle mi admiración.

Hyun  quedó tenso.

—¿Tú?
—Sí, yo. Nunca he visto una persona  más suave, más dulce, más tierna  y más interesante. ¿Qué has visto tú en Saengie toda la vida? Yo nunca vi en el a tu amigo del alma. Lo vi como persona y me interesaba.

Joong cayó sentado en el borde de una butaca con el habano apretado entre los dientes.

—Tú —repitió—. Tú...
—Yo. Aquí donde me ves, yo. El anti apasionado, el antisexual, el antitodo. Yo, que he soñado siempre con un hogar verdadero. Un hogar por ejemplo como el de los Heo . Lleno de comprensión, de ternura, de amor. Yo, que quisiera tener hijos y formarlos y educarlos y prepararlos para una vida menos sacrificada que la que yo tuve. Y para ese hogar, pensé en Heo young saeng  y jamás me atreví a decírselo.
—Tú...
—¿Te has quedado tonto?
—Es que... que...

Estuvo a punto de gritar exasperado: **Es que me descompone tu sinceridad. Es que yo no vi jamás a Young saeng como tú lo ves. Pero el hecho de que tú lo veas, para mí significa mucho. Es como si dentro de mí penetraran de súbito unos celos infrahumanos**.

En alta voz, apaciguándose, porque no sabía por qué y de dónde nacía aquella furia íntima murmuró:

—Me sorprendes mucho. ¡Mucho, sí!

Y se levantó.

Sin que Kyu dijera nada, añadió de modo raro:

—De todos modos..., me voy a casar con el.
—¿Y qué le ofrecerías?
—Kyunnie...
—¿Las migajas que deja otra? ¿Es eso suficiente para una persona que tuvo el valor de confesarte su amor?
—¡Kim kyu jong!
—Me da pena —gritó Kyu sin poderse contener—. Me da pena. De ti que no sabes apreciar lo que te dan. De el, que se entrega a ti, al menos espiritualmente. ¿Oyes? Además me da envidia. Me pegaste una vez. No me dolió. Entiendo tu desesperación. Pero ahora... si me llegas a pegar por Saengie , sería capaz de matarte —de súbito le apuntó con el dedo enhiesto—, Hyun joong, olvida todo lo que te he dicho. Por favor, hazlo feliz. Y procura apresurarte, porque de lo contrario... yo sería capaz de arrebatártelo.



Donghae lo miraba un poco desconcertado.


Eunhyuk  dejó de leer la prensa de la tarde.

Papá Heo  tenía el cigarrillo entre los labios. Lo tomó entre sus dedos y dejó que se consumiera solo. Lanzó una exclamación y tiró el cigarrillo por la ventana evitando que quemara sus dedos.

En cuanto a Mamá Heo, miraba a su hijo con ansiedad.

—Y dices que... decidisteis casaros tú y Hyun joong...
—Sí, mamá.

Mamá apretó a Young saeng contra sí. Lloraba y reía a la vez.

—Saengie —susurraba emocionadisima—. Saengie querido. Cuánto anhelé esto. Cuánto soñé con ello. ¿Sabes? Fui tonta. Primero anhelé que Hyung jun se enamorara de Donghae. Pero después, cuando conocí a Eunhyuk, me alegré. No por perder á Junnie, sino porque Hyuky se parecía a los dos. A Hyung jun y a Hyun joong. Después, mil veces se lo dije a tu padre —miró amorosamente a su marido—. ¿No es verdad, cariño?

Papá Heo dio una cabezadita asintiendo.

Mamá prosiguió con voz estrangulada por la emoción:

—Hacía tiempo que desechaba esa idea, esa indescriptible ilusión. Se hablaba del matrimonio de Hyunnie con la actriz... Entiende. Casi llegué a odiar a Sarah Stark. Después, oh, después renació de nuevo esa ilusión. Soy muy feliz, Young saeng. Muy feliz. Tú y Hyun joong  nacieron el uno para el otro.

Logró calmar a su madre.

Y habló, todo lo sereno que pudo, de su próximo enlace:

—No queremos decir nada hasta el mismo momento. Las dos familias somos conocidas. Ya lo dirán los periódicos. Pero entretanto, como doy vacaciones mañana, y Hyunnie se las toma dejando a Siwon en su clínica, hemos decidido hacer un viaje. Corto, ¿eh? Hyun no puede dejar mucho tiempo abandonada la clínica.
—Claro, claro —decía mamá Heo.

Y su marido daba cabezaditas asintiendo. Y hasta Hyuky  parecía comprenderlo.

Donghae no.

El ya sabía que tendría que vérselas con Hae. Pero como su hermano jamás esperaba respuesta, posiblemente se quedará solo con las preguntitas.

Sus padres estaban deseando que el se casara con Hyun y no concebían que el no lo amase. Eran algo fanáticos y pensaban que Joong tenía que amarlo sin remedio.

Así logró despedirse de ellos, pero sintió detrás de sí los menudos pasos del  impertinente.

—Young saeng.

No se volvió.

Siempre tuvo miedo de la penetración de Donghae.

—Saengie..., ¿cómo ha sido eso? —y sin esperar respuesta, dando la vuelta en torno a su hermano—: Qué raro, ¿no? Ayer, como quien dice, Hyunnie se casaba con Sarah. Al menos estaba dispuesto a eso. Todos sabíamos cómo la quería. También yo sabía cómo lo amabas tú a él. Sí, si, no me mires como si fuese a comerte. Ta, ta. Si yo no veré cosas. Todas las veo, ¿sabes? Parece que no veo nada, pero nada pasa inadvertido para mí. ¿Y dónde vais a vivir?
—Hae.
—En la escuela como si lo viera. ¿En aquel barrio? Es pestilente. Dirás que lo quieres. Que la gente es humanísima, que está llena de nobleza, pero... ¡Puaf! Y que conste, yo no soy de los que me asusto de cosas. De esas cosas. Me refiero al barrio de los suburbios. ¿Por qué diablos no quisiste la influencia de papá, si deseabas emanciparte? Podías obtener una escuela estupenda en el centro. Pero tú, qué va. Tú haciendo apostolado. ¿Lo haces también cerca de Hyun? Hyun  es un tipo importante. En apariencia, guapo. Claro que los que lo conocemos, sabemos que no sera infiel contigo —y sin transición, muy propia de el y de su cháchara insoportable—: ¿Adonde vais de luna de miel? ¿No es una cursilada decir luna de miel? Yo nunca lo dije. Siempre le dije a Hyuky: **Cariño, nos vamos de viaje**. Ni de novios siquiera. Los dos lo sabíamos —soltó la risa—. ¿Para qué repetir lo que sabes? ¿Y qué dice Junnie? Estará como loco. Como mamá, claro, y papá. Papá, seguro que da hoy una paga extra a sus empleados. Todo el mundo lo va a pasar bomba. Jung min si que estara contento.

Saeng se plantó en medio del pasillo y asió a su hermano por un brazo.


—¿Quieres callarte? Aturdes y entonteces con tu verbosidad. ¿Cómo te puede soportar Eunhyuk?

Donghae no dijo nada.

Estaba lanzado y, por supuesto, no esperaba respuesta de su hermano.

El nunca esperaba respuesta de nadie. Lo decía el todo. Lo que preguntaba y lo que los demás podían responderle.

—Y quién oirá a Sarah. Ji. Me divierto sólo pensándolo. ¿Es por eso que guardáis el secreto? Hacéis bien. Igual la teatrera te arma un escándalo. Quién te vería a ti oyéndole. Tú que eres enemigo de los escándalos.
—¡Hae!
—Oh... perdona.

Allá lejos aparecía Eunhyuk con el dedo estirado.

—Hae cariño —llamó—. estoy esperando por el traje que dijiste que ibas a poner sobre mi cama.
—Oh, oh, oh...

Y escapó corriendo al encuentro de su marido. Young saeng  respiró fuerte.

Sacudió las llaves del auto y se lanzó al jardín. En la casa de los Kim vio a Hyung jun en la terraza.

—Saengie —le gritó—. Young saeng querido, qué contento estoy.

Saeng  juntó las dos manos y las alzó, pero seguidamente fue hacia el auto.



Dime que no llegue tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora