Capítulo 3

114 11 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Vengo de una familia promedio.  Mi padre, Nikolai Volstov es dueño de una pequeña fabrica que procesa y empaca carne, negocio que le heredó su padre y el cual nunca le ha gustado. Su casa es grande y vieja pero esta descuidada y siempre esta fría. De su primer matrimonio tuvo un hijo al que llamó Sergei y después de divorciarse se quedó con la custodia del niño. Su segundo matrimonio fue con mi madre pero ella murió al darme a luz, así que necesitaba otra esposa que se hiciera cargo de sus hijos pequeños.

Conoció a Yelena Nikiforov en una exclusiva fiesta que organizó la familia de ella para celebrar año nuevo y a la cual Nikolai hizo de todo para poder asistir. Lena, como le decían de cariño, era la joven mas hermosa del rumbo y heredera de la enorme fortuna de su padre, que tenía negocios en toda Rusia y valiosas colecciones de arte. Una vez pudo hablar con Lena y consciente de que él también era considerado un galán por sus bellos pero duros ojos azules, le susurró dulcemente al oído hasta enamorarla por completo, tanto que a los pocos meses se fugaron y se casaron.

Lena era una buena mujer y nos amó con todo su corazón, soportando el drástico cambio en su estilo de vida y el terrible carácter de mi padre, que la golpeaba a la menor provocación, sobretodo porque ella no quería pedirle dinero a su padre para cubrir las deudas que Nikolai tenía.

Yo tenía seis años cuando pisé por primera una pista de patinaje. Fue en un viaje con el abuelo a San Petersburgo y Lena me llevó a conocer a su amigo, el famoso ex patinador y ahora entrenador Yakov, que amablemente me prestó un pequeño par de patines y me dio mi primera lección de patinaje sobre hielo. En cuanto le tomé confianza a los patines y al hielo, me la pasé todo el día patinado por toda la pista hasta que mi madre tuvo que sacarme a la fuerza. No tengo un recuerdo anterior a ese de haber sido tan feliz.

-¿Te gustaría volver a patinar, Vitya?

-¡Si, mamá! Cuando sea grande quiero ser un gran patinador como Yakov.

-Tal vez pronto podamos volver y convertir tu sueño en realidad - me sonrió y me pidió no decirle a mi padre donde habíamos ido.

Aunque no eramos pobres, mi padre nos negaba muchas cosas y no nos dejaba salir a prácticamente ningún lado, así que no me sorprendió cuando nos recibió a Mamá y a mi con una paliza por habernos ido sin su permiso. A ella le tocó la peor parte y su espalda quedó destrozada porque se interpuso entre el cinturón y yo cuando mi padre me preguntó a donde habíamos ido y no le conteste. Por alguna razón que no alcanzaba a entender a esa edad mi padre me odiaba y mi madre se desvivía por protegerme de él.

Dos años después de aquella escena, ni Lena ni yo volvimos a San Petersburgo o siquiera a hablar del patinaje. Nikolai solo la dejaba salir para comprar los víveres y le prohibió ver al abuelo. Sergei (que ya había cumplido 14 años) y yo solo teníamos permitido ir a la escuela y de vez en cuando a la procesadora para conocer un poco mas del negocio que mi hermano heredaría algún día.

Mi madre se quedó embarazada y la noche que su padre falleció dejándole toda su fortuna, dio a luz una niña que se convirtió en la adoración de mi padre. La llamaron Anastasya. Al igual que yo, heredó su color de ojos.

Cierto día en que mi padre y mi hermano salieron a ver un problema con la procesadora, mi madre entró con la bebé en brazos  y una bolsa negra al cuarto que compartía con Sergei y me preguntó si quería ir a un campamento que organizaba Yakov para los que querían dedicarse al patinaje. Por supuesto que me moría por asistir pero todavía recordaba los golpes de la última vez.

Negué con la cabeza.

-Vitya, estoy segura de que te convertirás en el mejor patinador que jamás haya existido - acarició mi cabeza con ternura - Yakov ha dicho que tienes potencial - me dio la bolsa negra - Incluso he comprado esto para ti.

Abrí con cuidado la bolsa y no pude evitar gritar de la emoción ¡Un par de patines!

Estaba por probármelos cuando vino a mi mente la reacción que tendría Nikolai si los veía.

-No quiero que mi padre te siga pegando por mi culpa - susurré mientras guardaba los patines en la bolsa - además no creo que me de permiso. Él no me quiere.

-Lo sé, mi pequeño. Es por eso que tu, Natsya y yo nos iremos de aquí ahora mismo - se paró y sacó mi abrigo del armario - iremos a San Petersburgo y te convertirás en una estrella ¡Hasta podrías hacerte llamar Victor Nikiforov! ¿Te gustaría? Viviremos tranquilos muy lejos de aquí.

-¿Pero y Sergei? - le pregunté nervioso mientras me ponía el abrigo.

-Él estará bien, pronto nos alcanzará en la estación de autobuses.

Hicimos una maleta pequeña, solo con lo necesario para el viaje que duraba unas ocho horas en autobús y guardé celosamente mis patines en la mochila. Una vez listo todo, mi madre me dio a guardar un sobre en el abrigo y me dijo que por nada del mundo lo podía perder, que era importante dárselo a Yakov.

Apenas cruzabamos la mitad del jardín que mi madre se esmeraba tanto en cuidar cuando llegó Nikolai acompañado de un maltrecho y lloroso Sergei. Se acercó a mi madre y le propinó un bofetón que la tiró al piso sin importarle que trajera a su hija en brazos.

-¿Donde crees que vas, maldita? ¿Crees que iba a dejar que te largaras? - le quitó a la niña y arrastró del cabello a Lena hasta la casa. Yo le pegué con todas mis fuerzas para que la soltará pero Sergei me atrapó.

-¡Déjame! ¡La va a matar!  - intenté patearlo pero evidentemente me superaba en fuerza.

-¡Victor, quédate aquí afuera! Lo voy a detener - se metió a la casa.

Intente hacerle caso pero al escuchar los gritos de mi madre y los berreos de Anastasya no pude contenerme mas y entré para defenderlas. Sergei estaba inconsciente en el piso y en cuanto mi padre me vio me pateó en el estómago.

-¡¿A donde iban, Victor?! - me golpeó - ¡Contéstame!

-¡No te voy a decir! - balbuceé.

-¡Maldito niño! - levantó el puño y justo cuando se lanzó contra mi, Lena se atravesó y recibió el golpe de lleno en el rostro.

-¡Mamá! - me tiré al piso con ella.

-¡Victor vete de aquí! - gritó mientras intentaba levantarse - ¡Vete lejos! ¡No regreses!

  Esa fue la última vez que vi a mi mamá.  

No estoy muy seguro de como saqué fuerzas para levantarme y hacerle caso. Sólo sé que mi padre volvió a pegarle y se fue corriendo tras de mi, gritando que me mataría cuando me atrapara; seguí corriendo y fue hasta que solo pude escuchar mis propios pasos en la nieve que me detuve. No sabía donde estaba ni a donde me dirigía...


>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>


¡Hola! Se me ha ido el internet y solo hasta ahora pude actualizar n.n

Espero que les este gustando la historia tanto como a mi. Si no hay muchos obstáculos, estaré actualizando bastante pronto por que me muero por seguir :)

¡Dejen sus comentarios y cuéntenme que les ha parecido!

Secretos de familia (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora