Si le preguntas a Viktor Nikiforov la razón por la cual decidió dedicarse al patinaje artístico, él simplemente te mostrará su famosa y sexy sonrisa y te cambiará el tema descaradamente. Lo mismo sucede si le preguntas sobre su pasado. El soltero ma...
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Yuuri, Nathaniel y yo viajamos a Japón para que mi prometido pudiera competir en las Nacionales . El evento se realizaría en Tokio y teníamos planeado trasladarnos a Hasetsu en cuanto terminara la competencia. Nos quedaríamos una larga temporada para hacer los preparativos de la boda.
Un par de semanas antes del viaje, Sergei y yo nos reunimos en la casa mientras Yuuri estaba fuera con Nathaniel haciendo compras para la cena.
-¿Estas seguro de esta decisión, Vitya? Cuidar un niño es una gran responsabilidad - advirtió mi hermano mientras me entregaba un sobre lleno de papeles.
-Completamente. Tu y yo tenemos vidas en lugares muy lejanos y compartir la patria potestad sería bastante tedioso para ambos. Además Yuuri y yo ya hablamos al respecto y esta de acuerdo en este asunto - sonreí - Los dos queremos darle un hogar estable a Nathaniel. Confía en mi, Sergei.
-Y lo hago completamente, Vitya - palmeó mi hombro - Estoy seguro de que serás como un padre para nuestro sobrino.
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Dos noches antes de nuestra partida me dirigí a casa de Nikolai. Había prometido verlo de nuevo pero cada día me inventaba un pretexto para posponer la fecha. Esta vez no me quedaba de otra.
Mi padre estaba agonizando.
Al llegar a lugar, me encontré con Edith, Sergei y el médico que mi hermano había llevado. Ya no había nada que hacer por Nikolai, solo esperar el momento de su partida.
Mi hermano y yo entramos a su habitación. No pude evitar jadear al verlo. La diferencia de aspecto entre la vez pasada y esta era enorme. Su cuerpo se consumió tanto por la enfermedad que se veía pequeñito, sus huesos resaltaban bajo la piel; Edith le cortó el cabello y lo rasuró en un intento de mejorar su apariencia pero solo consiguió que su deterioro se hiciera aun más evidente. Su ojo, el cual perdió su función hace unos días, permanecía cerrado. Sentí un terrible vacío en el estómago.
-¿Papá?
-¿Sergei? Me alegra que estés aquí - murmuró Nikolai.
-Victor también viene conmigo ¿Podemos pasar?
- Adelante. Sé que vienen a despedirse de mi - dijo con tono tranquilo.
Sergei y yo intercambiamos miradas incómodas antes de acercarnos a Nikolai. Mi hermano se sentó en la cama mientras que yo permanecí de pie detrás de él.
