Capítulo 9

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Le conté todo a Yakov cuando llegué a casa. No es que hubiera podido mentirle de cualquier manera ya que traía la cara hinchada por el golpe que me dio Jean. Le pedí perdón por no haber escuchado sus advertencias desde el principio y prometí ser un buen hijo y alumno en el futuro. Mi entrenador no dijo nada, solo acarició mi cabeza recargada en su regazo y estuvo de acuerdo en mi decisión de cortar mis lazos familiares.

Sergei cumplió su palabra y me ayudó a arreglar el asunto con Jean. Esa rata asquerosa ya no podía acercarse a mi a menos que quisiera ir a prisión por acoso sexual. Por suerte fue lo último que supe de él.

Al principio creí que estaría bien. Pensé que después de unos días olvidaría el asunto y podría volver a hacer mi vida de forma normal. Pero no fue así.

Pasaba todo el día encerrado en mi habitación. Me emborrachaba para tratar de ignorar a la vocecita que me decía que Jean tenía razón y que yo solo era una cara bonita pero que en realidad estaba podrido por dentro. Nadie podría amar realmente a un tipo como yo. Por las noches tenía pesadillas. Jean manoseándome, golpeándome; Ana llorando y pidiéndome que no me fuera, Sergei gritando que me odiaba.

La temporada comenzó pero yo no me presenté a ninguno de los eventos del Grand Prix Final. Mi entrenador hizo una rueda de prensa justificando mi ausencia debido a una lesión pero aseguraba que yo estaría listo para el Nacional y el Campeonato europeo.

Al principio, Yakov fue comprensivo conmigo y entendió estaba pasando por un momento muy difícil pero después de un par de meses viviendo con mi depresión, su paciencia llegó al límite y cierta mañana me sacó a rastras de la cama para llevarme a la pista de patinaje.

Por estar en plena temporada, normalmente la pista debería estar llena con los chicos que lograron calificar en las distintas competencias, sin embargo solo había unos cuantos niños que nunca había visto.

-¿Quiénes son? - pregunté con curiosidad mientras veía a los niños dar vueltas a la pista.

-Un par de chiquillos que con el entrenamiento correcto, se convertirán en el futuro del patinaje ruso y te dejarán atrás.

Hice un puchero. Captaba perfectamente la situación.

Miré detenidamente la forma de moverse de cada unos de ellos. Ninguno tenía debía de tener mas de diez años y sin embargo intentaban patinar como si la vida les fuera en ello. De alguna forma me recordaban a mi cuando pisé esta pista por primera vez.

Un niño rubio llamó mi atención. Era el mas bajito de todos pero se movía mucho mejor que los demás, como si las cuchillas de los patines fueran una extensión de él.

-Pues vas a tener que batallar mucho con ellos - le dije despectivamente. Sabía que intentaba provocarme - Ninguno tiene el talento como para destacar en alguna competencia. El pequeño rubio, tal vez tenga una oportunidad pero te aseguro que tendrá que entrenar hasta sudar sangre para alcanzarme.

Secretos de familia (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora