~Capítulo 3: confesiones~

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Yo sólo podía mirarlo con incertidumbre, a lo que el dijo:
J: creí que estarías feliz por mi, pero lo tomaste igual que los demás.
- y ya veo porque lo tomaron así... Pero esta bien, supongo, es tu vida después de todo.
J: se que es totalmente inesperado pero, las cosas se dieron así. No sabía que volverias.
- no tienes que diculparte, ya te dije, es tu vida Joaquín.-me levanté y fui a buscar los platos sucios y me dispuse a lavarlos.

Joaquín se levantó y fue a la cocina, tomó uno de los platos y se puso a mi lado y lavamos todo en silencio. Ya se estaba haciendo costumbre el silencio entre nosotros.

J: sabes... Paola es muy parecida a ti, en su forma de ser. Sólo que ella es muy posesiva conmigo.
- supongo que te gusta eso.
J: si... Eso creo.
- ¿como puedes dudarlo? Joaquín, te estás por casar, no deberías dudar de tus sentimientos.
J: sólo lo hago por mamá... Ella quiere hacer un acuerdo con la familia de Paola y descubrió que teníamos una relación, yo estaba por dejarla pero mi mamá quiere que la ayude.
- eso es horrible, como puedes soportarlo?
J: pues.. Si no lo hago perderé todo lo que tengo. Sólo quiero ver feliz a mi mamá.

Yo sólo solté un suspiro y mire el reloj de la pared.

- creo que es muy tarde. Será mejor que te vayas, seguro paola te estará buscando.- en ese momento su celular comienza a vibrar de nuevo y el contesta-.
J: Hola pao... Si ya estoy llendo. Adiós.
- creo que tengo razón- dije y le mostré una media sonrisa- debes irte.
J: hablamos mañana, nos vemos, linda.- se acercó y depositó un dulce beso en mi mejilla luego se fue.

Es un chico inteligente, pero siempre cae cuando alguien lo engatusa... Y más con su madre.
Nunca le caí bien pero no pensé que usaría a su hijo de esa forma, todo a su beneficio.

Al siguiente día recibí la vicita de Carla, quien me trajo un regalo de bienvenida.
Era una foto enmarcada de todos nosotros cuando apenas teníamos 10 años.
La puse en la sala de estar junto con mis libros en la mesa de cristal, Era donde más tiempo pasaba y donde seguro la vería siempre.
Preparé café y nos sentamos a charlar en el sofá.
C: ahora sólo le hace falta un poco de color a tu casa.- sonrió y yo asentí mirando las paredes.
- eso lo dejaré para más adelante. Dime, ¿que te trae a mi humilde morada?
C: pues quería saber dónde vivias, y quería charlar contigo sobre lo de la otra noche.

En ese momento mi sonrisa se fue desvaneciendo.

C: se que debe ser duro, pero sólo quiero saber que es lo que te tiene así.
- si, lo sé, te voy a pedir que por favor no lo hables con los demás, mientras menos pregunten ellos será mejor para mi.
C: soy una tumba.
Di un largo suspiro dejamos las tazas de café a un lado y ella tomó mis manos.
- su nombre era Facundo, lo conocí en la escuela de San francisco, fue la única persona que se acercó a mí cuando era la nueva allí, Era delgado y con lentes era un nerd pero nos hicimos muy cercanos ya que el también se sentía sólo en el colegio, fuimos novios sólo por 3 años, el había cumplido 20 años y le regalaron un coche, yo quería aprender a manejar, y el accedió a enseñarme. A veces pienso que fue mi culpa ese accidente, el sólo quería hacerme feliz, fui muy imprudente y terminó costandole la vida, trato de alejarme de los volantes de autos desde ese momento. Todo fue mi culpa... Estuve 2 años bajo tratamiento porque sufrí de depresión. Me recomendaron mudarme y seguir mi vida, es por eso que volví aquí. Sólo quiero olvidar esos años de mi vida.

No pude más y comencé a llorar y Carla no podía consolarme. Creo que lloré tanto hasta que no pude más ella no me soltó en ningún momento.
C: sólo fue un accidente cariño... No te culpes por eso. Tu estas aquí ahora y nosotros estamos para ti ahora y siempre.
- te quiero Carla.- ella sonrió y contestó- claro que si... Tu sabes que siempre te apoyaré en todo corazón y estaré siempre a tu lado aunque nos separen grandes distancias.
Me alegra saber que tengo amigos como ella.
Más tarde me llevo a almorzar fuera y en la tarde fuimos al café donde trabaja Martín para despejar mi mente y pasear.

M: pero mira nada más lo que trajo el viento, mis 2 grandes mujercitas juntas otra vez.

Nostras sonreimos y fuimos a sentarnos en una mesa a tomar algo y esperar a que Martín terminará su turno.
Al salir nos tomamos de los brazos los 3 y fuimos a un parque a seguir charlando.

Era otoño, el paisaje era naranja con el cielo cubierto de nubes y algunos rayos de sol alumbraban el atardecer. Nos sentamos en una banca a hablar temas al azar, hasta que quise preguntarles algo.
- oigan, que piensan de el futuro matrimonio de Joaquín?
Ellos me miraron y en sus rostros se podía leer "¿cómo te enteraste de eso?"
- vamos, hablen... Ayer el me lo confesó antes de irse.
C: pues... yo estoy en contra de todo lo que tenga que ver con esa perra maldita.
M: una perra maldita con mucho dinero.- dijo Martín levantando su dedo índice-.
Yo sólo me reí por ese gesto.
-¿porque dicen eso?
C: tu no la viste por eso no lo sabes. ¿Pero te digo la verdad? Esa chica es muy parecida a ti por fuera, es por eso que a Joaquín le llamo la atención esa chica, luego que te fuiste el sólo pensaba en ti.
M: eso es cierto, una vez me pidió dinero para ir a San Francisco.
- ¿en serio?
M: si, tu siempre estuviste en su corazón, nenita.- dijo alborotando mi cabello-.
C: creo que el sólo quería olvidarte pero no lo consiguió, estaba por dejarla hasta que su mamá le lavó el cerebro...

Martín asentía con la cabeza mientras miraba al suelo.

- creo que eso ya no está más... El ya está con otra, espero que sea feliz.

En eso veo llegar a Joaquín con una chica a su costado, Dios... Creo que es ella...

El Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora