~Capítulo 2: Reunión~

17 2 1
                                    

Pasaron varios minutos en que no contestaban, mis ojos ya estaban cristalizados, hasta que:
M: mañana estarás libre?
-tengo que hacer compras...
C: pues nosotros te acompañamos, ahora necesito verte.
N: lo siento tanto, no debimos insistir.
J: dime donde vives, iré ya mismo.
-no ahora Joaquín, quiero estar sola.
M: mañana a donde irás?
-iré a comprar muebles, mi departamento necesita algo de vida.
J: genial, entonces pasaré por ti te parece?.
-tienes vehículo o me llevarás en tu espalda?
C: Joaquín tiene un auto que hará que tus ojos brillen, Valentina.
- eso quiero verlo :)
*hablamos hasta tarde, me despedí de ellos y dejé mi celular a un costado ya para dormir*

**Llamada entrante**
Tome el celular y respondí sin fijarme quien era.
-¿Hola?
J: Hola preciosa, quería escuchar tu voz por eso te llamé.
- ey... Creo que es un mal momento, estoy casi dormida, joaco.
J: ¿ya tienes sueño? Yo estoy completamente despierto.
- no te creo... Cada vez que hablábamos eras el primero en quedar dormido...-. Pasan varios segundos en silencio.- ¿es en serio?
J: estaba jugando contigo pudin, como crees que me perdería de escuchar tu voz... Te extrañe tanto...
-yo igual, digo, los extrañe a todos, nada fue igual desde que me fui, de verdad los necesitaba pero en ese tiempo no tenía celular... Tu sabes.
J: lo importante es que volviste, y no veo la hora de verte de nuevo.
-Emm... Creo que es tarde... Debo ir a dormir te pasaré mi dirección en un mensaje si? Buenas noches.
J: Valentina esper...- colgué el teléfono.

Yo tuve una historia con el de joven, pero no quiero pensar en eso, mi corazón no está listo y creo que nunca más lo estará, no después de lo que pasé.

Al día siguiente me levanto sin problemas, una ducha rápida y me puse unos jeans, una remera con los hombros descubiertos y unas sandalias chatas. Mi teléfono vibra y veo el mensaje de Joaquín:
"Su carruaje está esperando por la princesa".
Recojo mi cabello en un moño, tomo mi bolso y salgo de allí.
Cuando llego a la puerta del edificio veo un audi estacionado fuera con un elegante chico con camisa desabotonada mirándome.
J: muy buenas, señorita, estaba esperando a una vieja amiga ¿la ah visto?
- Mmm creo que no vi a nadie,- le seguí su juego-.
J: es una morena muy muy pero muy... Feita y chaparra.

Fue ahí cuando lo fulminé con la mirada y el comenzó a reír.

-eres peor de lo que recordaba, eh.
J: ven aquí.-y procedió a abrazarme-.
-creo que deberíamos irnos ya, los demás deben estar esperando.

El sólo se alejó de mi y miró sus pies algo avergonzado.

J: no cambiaste nada, sigues rechazando mis abrazos.- yo sólo di una leve sonrisa y me escogí de hombros.
Pronto el abrió la puerta del copiloto e hizo una reverencia como si fuera de la realeza, su actitud no tiene límites. Nos adentramos en el carro y lo primero que pude sentir era un perfume embrigador por todo el interior de el coche, me recordaba tantas cosas ese perfume y hacía que mi corazón se estremeciera, durante todo el trayecto sólo hubo silencio pero yo sabía que el me estaba mirando y yo sólo sonreía y le daba pequeños codazos para que no lo hiciera.
Cuando llegamos y por fin salí de esa cabina lo primero que escuché fueron gritos, efectivamente Carla había llegado.
C: valentinaa, por Dios que cambiada estas!.
Acto seguido, si, ya se lo imaginarán, otro abrazo. Atrás de este venía Martín quien también me abrazó.
-Dios.. Tanto cariño.-dije haciendo una mueca- yo también los extrañe, pero creo que mis pulmones ya no existen.
Cuando me soltaron apareció Nicolás quien sólo me dio un beso en la frente, el no era muy demostrativo pero sabía escucharme cuando tenía problemas.
N: creo que si seguimos aquí fuera no compraremos nada.- me tomó por detrás de los hombros empujandome hacia el recinto.

Toda la tarde fueron largas charlas y recuerdos de infancia acompañados de un Martín sentado en retretes y un Joaquín acostado en las camas haciendo señas hacia Carla, luego nos fuimos a almorzar a un bar muy cercano, me sentí tan bien por qué no mencionaron nada de lo que dije la noche anterior.
Cuando todos se fueron Joaquín accedió a ayudarme con los muebles a cambio de una cena, yo no podía sola así que acepté.

Cuando llegamos a mi edificio nos bajamos y nos sentamos a esperar el camión con los muebles, bajamos algunas cosas, otras las llevaron los trabajadores y lo más pequeño me lo dejaban a mi. Todo el resto de la tarde fue yo poniendo clavos y colgando cuadros, acompañado de un Joaquín quejándose de lo mayor que estaba para esas cosas, yo sólo me reía de el.
Varias veces recibió llamadas extrañas, digo extrañas porque cada vez que las recibía se alejaba de mi, Yo decidi ignorar aquéllo y me centre en cosinar algo, ya que fuimos a comprar provisiones luego de acomodar todo.
- la cena está lista, espero compensar algo con esto.
J: ya con verte cocinar es un milagro.- yo clave mis ojos en el y eso bastó para que empezará a soltar carcajadas.
Comimos en silencio y luego de eso nos dirigimos hacia la sala de estar, yo me senté en el suelo dandole la espalda al sillón y en se sentó a un lado mío, puso su brazo alrededor de mis hombros y yo apoyé mi cabeza en su pecho.
-cuéntame que fue de tu vida, ahora quiero saber yo.- dije y sentí que una sonrisa se dibujó en sus labios.
J: pues no mucho, trabajo en la empresa de mamá y tengo un auto.
-debe haber algo más que eso...
J: no mucho, sólo...
- sólo...?
J: me voy a casar.

Terminó esta frase y yo me separé de el y lo miré y el se sorprendió por mi reacción...

El Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora