Capítulo 1↩

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Capitulo I:




Deje los cinco test de embarazo, cerca de la jarra de agua, sobre mi escritorio. Me senté en el piso tratando de asimilar la noticia. Me toque mi vientre, y sentía como algunas lágrimas bajaban por mis mejillas. Tenía ganas de gritar y de tirar todo a la mierda.

Los cinco tests dieron positivos.

Todo era culpa mía. Mía y de el. El.

¿Qué carajo voy a hacer ahora?

Salí de mi habitación y tuve mucho cuidado de no despertar a nadie. Todos dormían ya que era de noche. Agarré una bolsa de residuos y regrese a mi habitación. Puse todas las pruebas de embarazo en la bolsa. Salí afuera y tire la bolsa en el tacho de la basura de afuera.

Me acosté y trate de dormir. No había otra cosa más que hacer. Tal vez dormir, me haga sentir mejor.

"Nos miramos de una manera tan especial. Sabíamos lo que iba a pasar. El me miro con pasión y yo me sentía ansiosa por saber lo que iba a pasar. El me tomo de la cintura, como si yo fuera suya y de alguna manera era cierto, nos besamos con pasión.

Los roces y las caricias, nos hicieron dejarnos llevar, nuestra amistad jamás iba a hacer la misma, después de esto."

El despertador hizo detener mis recuerdos, lo apagué. Me estire en mi cama. Mi almohada estaba húmeda, había estado llorando. Recordar esos momentos me dolía mucho y ahora era peor.

Me senté en mi cama, en estos momentos ir al colegio era la peor idea. Pero, por ahora, no quería que nadie se entere de mi situación, así que tenía que actuar de manera normal.

Me puse mi uniforme que era de color azul.  Deje mi cabello suelto. Baje al comedor. Mi mamá había preparado el desayuno.

Me senté a lado de mi hermana gemela Giannina y a lado de mi hermanito Benjamin,  al frente de mi abuelo.

-Florencia, ¿estuviste llorando?- me pregunto Giannina.

Sus ojos chocolates me examinaban de pies a cabeza. Ella me conoce como la palma de su mano, es una conexión de gemelas, siempre creí que era cierta. Las dos estábamos conectadas de una manera mágica.

-No, es solo que me dormí muy tarde- dije tomando un sorbo de chocolatada.

Ella, no muy convencida, siguió con lo suyo. Comí como unas 10 tostadas, me termine todo lo que dejaron los demás. Benjamin me decía que iba a quedar como una vaca. El no sabía que dentro de unos meses eso iba a pasar.

Giannina se dejo su cabello largo y rubio, suelto. Envidiaba su cabello, era precioso a diferencia del mío que era bastante rebelde y ondulado. Nos despedimos de mamá y nos fuimos a la escuela.

[...]


Al llegar al establecimiento cada una fue por su lado. Me fui hacía mi casillero, rogando no encontrarme con el. En mis 16 años de vida, jamás había sentido tanto dolor. Estaba segura de eso.
Llegó Paula con su sonrisa habitual, sin preocupaciones. Su cabello castaño y largo atado en una coleta alta, y sus ojos chocolates, de igual color que los míos, estaban alegres.

-Hola Flor- me saludo.

Le sonreí.

-Flor, no termine la actividad 5, ¿me la prestas?- me preguntó en forma de puchero.

Le di mi carpeta para que copiara. Nos sentamos en la mesa del bar de la escuela. Ella copiaba de forma rápida y prolija. Yo estaba sumida en mis pensamientos. Toco el timbre y nos fuimos al curso. Nos sentamos en nuestro banco. Entonces apareció el. Sentía como el corazón me dolía. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

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