Capítulo 10↩

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Capítulo X-.

Me desperté segura y muy feliz. En estos últimos meses, la única vez que me había despertado así, fue la mañana en la que desperté con Sergio. Sin ninguna razón apareció la imagen de Bianca en mi cabeza y el nivel de felicidad bajo un poco. Sentía mucha pena, ahora ella debía estar levantándose para trabajar.

Me vestí y luego desayuné. Me fui a la escuela nerviosa pensando en como le plantearía a Sergio sobre lo que sentía por el. Llegué a la escuela un poco más tarde que otras veces porque mis pies pesaban demasiado. Abrí mi casillero y me encontré con una rosa y una frase: "Camina con la certeza de sentirte única en el mundo solo por amar a alguien" La frase se adecua con mi situación, es como si el lo supiera.

Fui a mi curso y estaban hablando en mi banco Pau, Paio y Sergio. Camine hacía ellos.

-Hola chicos- salude.

-Hola Flor- respondieron los tres al mismo tiempo lo cual nos hizo reír.

-¿Qué tal el grupo de ayuda?- me pregunto Paula.

-Muy bien, me hizo sentir mucho mejor- le dije sonriendo.

Luego les conté la historia de Bianca.

-Vaya, a veces uno se queja pero...- Pau no pudo terminar la frase.

-Pobre chica, creo que conozco a ese Gonzalo- dijo Paio.

-¿En serio?- pregunto Sergio.

-Si, el va a la academia de genios y de gente adinerada. Lo conocí en una fiesta- dijo Paio.

-Bueno, resulto ser un gran idiota- dijo Sergio.

La profesora entro y antes de ir a su banco, Sergio me tomo de la mano.

-Mi madre no va a estar en casa ¿Te gustaría venir?- me dijo.

Asentí sonriendo. Definitivamente era el destino.

Las clases pasaron volando y los dos fuimos a su casa. Le mande un mensaje a mi madre diciéndole que iba a la casa de Sergio. Lo mejor fue que a mitad de camino me di cuenta de que teníamos las manos entrelazadas. Me sonroje, parecíamos novios.

Supongo que tendremos sexo, yo se que el lo desea y para que mentir yo también lo deseo.

Llegamos a su casa y ni siquiera almorzamos. Sergio me beso y nos dirigimos a su habitación a toda velocidad.

No se cuanto tiempo estuve dormida, supongo que mucho porque no alumbraba demasiado el sol por la ventana. Mi plan se estaba retrasando un poquito. Gire mi cabeza y me di cuenta que Sergio estaba observándome. ¿Cuánto tiempo lo habrá estado haciendo? De cualquier manera eso no era lo único, sus brazos estaban alrededor mío. Me sentía maravillosa.

-¿Qué hora es?- le pregunte estirándome y acercándome más a el.

-Deben ser las cinco y media de la tarde- me respondió sonriendo.

-Tan temprano, que raro, pensé que era más tarde- le dije.

-Dormiste mucho, para ser sincero, yo me desperté hace mucho- dijo.

-Deberías despertarme-

-No, me daba pena, estabas muy tranquila-

Me mordí el labio, había estado soñando con el. Pero estaba un poco frustrada por el hecho de estar con el en su cama y todavía no saber que es lo que el sentía por mi. Me lleve las manos a la cara y lance un suspiro.

-¿Qué pasa?- me pregunto Sergio tratando de sacarme las manos del rostro

-Es que me confundes- le dije tratando de no mirarlo.

¿Por Qué A Mí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora