Capítulo 18↩

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Capítulo XVIII-.

Laura y mi madre aparecieron para ayudarme en el traslado del hospital al departamento.

Ellas insistían en ayudarnos en cualquier cosa. Lo primero que hicieron fue ayudarme a vestirme, porque sentía tanto dolor que no creo que lo hubiera podido hacer sola.

Una enfermera apareció y me enseñó como amamantar a Jon de manera tradicional. Lo intente y fue raro al principio y un poco doloroso, pero luego de hacerlo una vez más, lo sentí más natural.

Jonathan tenía una ropa de color verde que nos costo ponerle. Cuando ya estábamos listos, salimos hacía el auto, claro que casi no podía caminar, así que fui en silla de ruedas hasta la salida del hospital. Sergio había instalado una silla de bebé en la parte de atrás de la camioneta. Laura llevo a Jon y ayudo a Ser a acomodarlo de forma correcta en la sillita. Luego me ayudaron a levantarme y me subí a la camioneta a lado de mi bebe. Nos despidieron con la mano y nos fuimos a nuestro departamento.

Jonathan lloro en todo el trayecto y no podía calmarlo. Al fin llegamos al departamento y fui a su habitación, en la que había una bella cuna de madera, una caja con juguetes, una mesa en donde estaban los pañales y lo necesario para cambiarlo y una cómoda en donde estaba sus ropas y un sillón.

Me senté en el sillón, me baje la tira de la remera, la de el corpiño también, y lo alimenté.

Me seguía doliendo un poco, empecé a adorar esta forma de alimentarlo, porque podría admirar la perfección de su rostro y la de su pequeño cuerpo.

-Flor, voy a empezar a hacer la cena- me dijo Sergio asomándose a la habitación.

Asentí sin dejar de mirar a Jonathan. El empezó a cerrar los ojos despacio, aunque seguía prendido de mi pezón. Cuando dejo de hacerlo, lo deje en su cuna de madera, lo arrope y le di un dulce beso. Me fui al comedor y me senté en la mesa, mientra Sergio terminaba de hacer ravioles con salsa.

-¿Se durmió?- preguntó.

-Si, duerme como un ángel- respondí con tono cansado.

Me sirvió la comida y empezamos a comer.

-Florencia, creo que es el momento de contarte lo que paso con Giannina - dijo él  serio.

De repente, se me fue el hambre y trague saliva.

Sergio suspiro.

-Conocía de vista a tu hermana, la veía en el colegio, pensaba que era bastante linda, pero no me interesaba lo suficiente. Tenía trece años y mis padres tenía problemas entre ellos, vivían discutiendo y un día antes de ir a la escuela pude observar a mi padre con otra mujer- su voz se torno triste.

-Lo siento- dije

-Descuida, ya no me importa- luego de una pausa, retomó la historia- Todo el día en la escuela, pensé en lo que había visto y me sentí bastante mal, y nadie se dio cuenta, cuando salí de la escuela, me despedí de mis amigos y me fui. Camine un largo rato hasta que me detuve en una plaza en frente de una heladería, me senté en un banco y empecé a llorar, entonces Giannina me encontró- dijo con un tono de cariño.

Sentí una punzada de celos ya que Giannina había visto facetas de Sergio, que tal vez, nunca veré.

Creo que él se dio cuenta de que me había quedado pensando.

-Sigue, por favor- le dije tratando de eliminar los celos.

-"¿Te pasa algo?- preguntó Giannina que tenía su cabello largo rubio recogido en una coleta alta y sus ojos tenía una calidez que había disminuido con el tiempo.

-No te importa- dije malhumorado limpiándome las lágrimas.

Giannina blanqueó sus ojos y entró en la heladería Trate de no seguir llorando, pero me fue imposible. Entonces, ella vino con dos helados de chocolate y se sentó a lado mí, me puso un helado en la mano, mientras la miraba asombrado. Ella comía su helado con naturalidad.

-Cuando estoy triste, a veces el helado me hace sentir mejor- dijo sonriendo.

Comí el helado sin darme cuenta a lo que ella respondió con una sonrisa espontanea y verdadera y desde ese momento me enamoré de ella."

Me sentía un poco confundida, no sabía exactamente que sentir.

-Desde ese momento, Giannina y yo fuimos inseparables, no nos hablábamos en el colegio, porque creíamos que lo nuestro era tan especial que debía mantenerse en secreto. Cada vez que salíamos de la escuela y no teníamos nada más que hacer íbamos a mi casa, y estábamos en mi jardín en donde nadie nos molestaba- dijo

El jardín de la mansión Celli, era enorme, había flores por todos lados, árboles, arbustos, uno se podía perder si no sabía como era, había mucho escondites y lugares para jugar.

Había veces, cuando tenía trece, no sabía donde estaba Giannina, porque desaparecía cuando salía de la escuela, una vez trate de seguirla, pero la perdí. Claro, que ella, luego llamaba a mi madre y le decía que estaba en la casa de una amiga.

Ahora veo que eso era mentira. Y continuó esa misma historia hasta los quince.

-Todo comenzó como una simple amistad, pero luego de darnos nuestro primer beso, todo cambió. Los sentimientos hicieron que la relación fuera rápida. Comenzamos siendo novios a los trece años. Cuando los dos estábamos a punto de cumplir quince, Giannina y yo nos juntamos en uno de los muchos escondites nuestros, y todo sucedió muy rápido, ahí fue nuestra primera vez. Mi primera vez. Ella nunca fue parte de la apuesta, ella fue real.

Mire a un punto fijo en la mesa, no quería que se de cuenta que me estaba doliendo escucharlo.

El tomo mi mano.

-¿Quieres que siga?- me preguntó.

Asentí con la cabeza sin mirarlo.

- Pero con ella tampoco tuvimos precauciones, decidimos estar juntos para siempre hicimos una promesa, como parte de ella, nos entregamos nuestros objetos más valiosos. Le di el libro escrito por mi abuelo y ella me dio la muñeca que fue el último regalo que su padre le dio.

Al fin sabía la historia del por que Sergio tenía la muñeca de Giannina.

-¿Por que se separaron?- pregunté para ir al grano.

-Por muchas cosas, pero la principal era que me gustabas- contestó.

Lo mire confundida.

-Flor, cuando empezamos a ser amigos, no me fue difícil comprender que eras muy diferente, eras única entre Giannina y las otras chicas que he conocido. Ella se dio cuenta, pero en realidad, ese fue el inicio de nuestros problemas. Se puso más celosa y la relación empezó a sofocarme, le di un ultimátum y nos tomamos un tiempo, íbamos a volver pero había quedado dolido entonces, acepté la apuesta- dijo finalmente.

Al fin ya sabía la historia, me alegraba saber que nunca le fui indiferente antes de quedar embarazada.

-Flor, ven- dijo Sergio abriendo sus brazos.

Me senté en sus piernas y el rodeo mi cuerpo, abrazándome.

-Quiero que sepas que esa historia esta en el pasado y ya no hay nada que ocultar- me beso en el hombro- Ahora hay que mirar al futuro.

Lo bese, ya sin poder detenerme. Tenía razón, si quería que funcionará debía miar para adelante.

Nuestro beso fue interrumpido por el llanto de Jonathan. Me levanté y me separé de sus grandes brazos y le dediqué una última sonrisa. Pero antes de ir a alimentar a Jon, pude ver una mirada misteriosa que parecía a una de culpabilidad en la cara de Sergio.

Acá la, tan ansiada, Historia entre Giannina y Sergio.

¿Que les parece? Muy Cursi ¿no?

En fin, nos vos en la próxima actualización.

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