Dead Lives /// BTS

☣ Capitulo 8 ☣

La salida del primer piso. Los cuatro caminaban temblorosos, mirándose los unos a los otros, como previniendo que ninguno se quede en el camino. Estaban asustados. Quién no lo estaría? El ruido de la cerradura de Isabella provocó opresión en el pecho de los chicos. No sabían a ciencia cierta si podrían regresar por ella. Pero qué más podían decirle? Hoseok abre la puerta, que rechinó de manera escalofriante, evidenciando que se le daba muy poco uso. Suspiraron.

Nadie soltaba una palabra. Frente a ellos otra escalera, recubierta de un alfombrado antiguo. Cada paso levantaba polvo. El ascenso era muy lento. La luz tenue les daba inseguridad y no querían tropezar, sufrir un accidente innecesario.

Un par de ventanas sobre los escalones los hicieron testigos de la nevada que había comenzado a caer. El lugar estaba frío como una tumba.

- Me siento muy mal chicos... - Jimin habló agitado, como si emitir palabras le costara demasiado.

- Todos nos sentimos mal, amigo. – respondió Suga.

- No en ese sentido, tonto. Bueno, sí... pero además, me siento muy débil. Me pesan las piernas... estoy mareado. –

- Mierda! Estás empapado en sudor. Déjame ayudarte, ya casi llegamos. – Una sucesión de ruidos provenientes de las habitaciones pasadas llegó a oídos de todos. – Puta madre! Eso sonó muy cerca... o muy fuerte. O ambas!! – Cargó a Jimin con las dos manos y aceleró el paso. – Me debes una, viejo. Te estoy cargando como a una maldita novia. Sabes cuantas mujeres darían su brazo bueno por estar en tu lugar!?– Ironizó.

Final del ascenso. Un portal doble de madera pesada se erguía ante ellos. Argollas metálicas en lugar del pomo. Jungkook empujó con fuerza; las puertas se habían hinchado con la humedad, haciéndolas chocar con el piso, raspándolo, lo que le hacía redoblar el esfuerzo.

- Vamos, vamos!! Estoy cagado en mis piernas del miedo, y este sujeto pesa demasiado. – Yoongi se abrió paso entre todos. – Estás bien? – puso a su amigo de pie. – Carajo... el frío aquí es tremendo. Y no se ve nada. – Hoseok activó el interruptor de la luz en ese instante. – Gracias. Retiro lo dicho. – Levantó su pulgar.

El segundo piso estaba ocupado, al fin. Se mostraba muy amplio, demasiado. Las paredes eran rústicas, con luces que emulaban antiguos faroles, pero sólo eso, las imitaban, ya que todo funcionaba con energía eléctrica. A la derecha se alzaba una pared de barriles, colocados como en las bodegas. Dejaban un pequeño trecho para pasar, como una abertura sin puerta. Antes de avanzar, Cookie divisó una tabla junto a la entrada, que precisamente tenía soportes de hierro a cada lado; no dudó un segundo en trabar el paso. Sea lo que fuera lo que estaba produciendo los ruidos, estaría un buen rato tratando de vencer el robusto madero.

El siguiente espacio al que llegaron tenía una mesa de trabajo. Había numerosas herramientas esparcidas ordenadamente en el lugar. Dos puertas más, sólo que esta vez, sin sorpresas: en una había un cartel encima que rezaba ''exit'', la restante estaba abierta, dejando ver que se trataba de un viejo estudio.

Hoseok tomó un trapo de un estante y se acercó a una pequeña ventana. Limpió el cristal. – Chicos, está nevando muy fuerte. Jimin tiene muy mal aspecto. Deberíamos descansar un momento en ese despacho. Tal vez hasta que todos estemos en condiciones, pero salir así, no es muy aconsejable... - Movió la cabeza de lado a lado, en señal negativa. Todos aceptaron con un gesto.

- Qué tenemos aquí? – Yoongi vio varias cajas de alimentos apiladas en una estantería. – Chicos, ganamos la puta lotería: galletitas, bebidas, snacks, chocolates... rayos, lo demás son puras conservas; si las llevamos, moriremos de una hernia antes de que nos devoren los zombies. – separó un par de cajas, mientras que los demás ingresaban a la habitación. – Veamos por aquí... eso es!– Apretó su puño eufórico. En un armario encontró bolsos y morrales, a primera vista, muy resistentes. – Los bolsos serán muy tediosos... Jeon! Ayúdame con esto, rápido! – Su amigo acató al instante y entre los dos llenaron cuatro mochilas con todo lo que podían.