Sal para las heridas

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Volví e.e Esta vez os juro que es un Snarry de verdad XD Se acabaron los manifiestos y los experimentos. 

Muchísimas gracias a todas esas personas que leísteis Manifiesto y entendisteis mi punto de vista sobre el tema. No fue algo fácil de escribir... (no sólo el primer capítulo XD) De hecho necesité mentalizarme mucho antes de hacerlo, y conté con muchísima ayuda para ello.

No hace falta que os nombre, ya sabéis que esto va para vosotros: Os quiero <3



Cuando abrió los ojos pesadamente aún sumido en la somnolencia y el dolor que ardiente y estrangulador sentía palpitar en las venas y músculos de su garganta, ni siquiera supo dónde se encontraba o cuánto tiempo había pasado desde la batalla.

Ya era de noche, la poca luz que se filtraba a través de las ajadas cortinas era perlaza y acompañaba a los gimoteos de otros heridos, que era el único sonido en la estancia.

Severus intentó enfocar la vista, una tarea muy difícil dadas las malas condiciones en que se encontraba y el malestar que sentía en cada músculo. Pero se obligó a girar la cabeza hasta donde el dolor que sentía en el cuello le permitió.

Había una pequeña perturbación en el aire, por lo que Severus levantó la vista; los rayos de luna que entraban por la ventana que tenía justo encima chocaban contra un campo de fuerza que lo rodeaba. Alguien había hecho un encantamiento escudo a su alrededor.

- ¡Nadie se lo va a llevar de aquí!

Escuchó que mascullaba una voz inconfundible.

- Señor Potter, por favor...

- ¡No! – dijo más alto – ¡No es un mortífago! ¿Cuántas veces voy a tener que repetirlo? – cuestionó el muchacho perdiendo la calma. Severus intentó girar la cabeza hasta el tope, tragándose un quejido cuando la carne herida, abierta y sangrante de su cuello cedió, pero aún así, solo veía tres formas borrosas al final del pasillo entre las camas – ¡Severus Snape trabajó para Dumbledore todo el tiempo! ¡Severus Snape no asesinó a Dumbledore, le quitó la vida en un acto de misericordia por expresa orden suya! ¡Severus Snape luchó contra Voldemort y nos ayudó a ganar esta guerra!

- Sólo estamos haciendo nuestro trabajo – respondió otro hombre diferente al que estaba hablando primero con Potter.

- ¡Cuando Fudge era ministro también hacíais vuestro trabajo al ignorar los avisos de que Voldemort había regresado! – rebatió encolerizado – ¡Cuando Scrimgeour lo sustituyó hace un año seguíais haciendo vuestro trabajo, pero esta vez apresando a inocentes! ¡Los aurores fieles al ministerio de magia hacéis un trabajo impecable! – se quejó a voz en grito – ¡Y cuando Voldemort puso a uno de sus subordinados como ministro... os escondisteis como ratas! – concluyó con la voz temblorosa por la ira.

- Señor, – pronunció con cautela el hombre primer hombre al que había escuchado hablar con Potter – por favor; déjenos hacer nuestro trabajo.

- ¡¿Vuestro trabajo consiste en llevaros a un hombre que casi pierde la vida luchando contra Voldemort, para encerrarlo en Azkaban a la espera de un juicio "justo"?! – bramó ironizando en la última palabra, como si la justicia careciera de sentido aunque Voldemort hubiera muerto, y a todas luces, si Potter seguía vivo y los aurores habían regresado, eso era precisamente lo que había pasado.

- ¡Quite el maldito encantamiento escudo de una puta vez! – le ordenó el otro hombre en un gruñido.

- ¡Me he pasado luchando los últimos dos días! ¡He matado a Voldemort! ¿Cree usted que tendré reparos en librarme de dos aurores mediocres? – cuestionó. A continuación, el muchacho suspiró – Severus Snape no se va a mover de aquí – dijo más calmado – No se lo van a llevar a ninguna parte, no va a ir a juicio porque no ha hecho nada malo. Si la mayoría de nosotros estamos vivos es, precisamente, porque él fingió ser un mortífago fiel y nos ayudó a sobrevivir a Ron, Hermione y a mí. Díganle eso al nuevo ministro en funciones y también, que puede ahorrarse la orden de Merlín, porque no la quiero. Si tiene algún problema... que venga a hablar conmigo. Ahora, si me disculpan, me gustaría dormir un rato porque llevo tres días sin dormir.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora